Las autoridades accionan para que las personas que acuden a los comercios no sean víctima de la conspiración de coleros, acaparadores y revendedores, asunto que persiste.Ahí está la cola, aquí, allá, multiplicada por toda la ciudad de Guantánamo, con decenas de personas, devorando la paciencia mientras las dudas se pasean por la mente con temor al “se acabó”. Igual hay que esperar, las necesidades cotidianas obligan a adquirir productos de primera necesidad, lanzándonos contra ese reto.
El panorama es hijo de diversos factores: bajos niveles de oferta por las limitaciones económicas del país agravadas frente al actual contexto pandémico, también, en ocasiones, mala planificación en la distribución de las mercancías, desafíos pendientes para garantizar agilidad y eficiencia en la comercialización.
La situación se vuelve más compleja, porque el oportunismo deviene negocio para coleros, acaparadores y revendedores, personajes que generan preocupaciones en la sociedad.
En el enfrentamiento a estas ilegalidades participan mil 074 personas en la provincia, representantes de organismos y organizaciones políticas y de masas. Están presentes en 217 establecimientos comerciales, junto a oficiales de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y el Ministerio del Interior (Minit).
Dentro del conflicto
En el punto Micro Caribe, en 18 Norte esquina a 4 Oeste, la multitud delata la venta de algún producto de alta demanda.En el punto Micro Caribe, perteneciente a Cimex, ubicado en 18 Norte esquina a 4 Oeste, la multitud delata la venta de algún producto de alta demanda. Los paquetes de pollo entero desfilan en algunas manos, la organización es visible con el apoyo de oficiales del Minint, la PNR y trabajadores de Cultura Física, aunque la realidad carga enigmas e inquietudes.
Denis Galano Furones es del personal que apoya el control de la comercialización, asegura que en ese lugar de la zona norte han accionado contra coleros e individuos, por intentar repetir la compra un mismo día o durante la semana con una frecuencia atípica, destaca también la colaboración del pueblo en la denuncia a esas figuras delictivas y la ayuda para identificar a revendedores.
Yorvanis Guerra Ramírez, suboficial de la PNR, señala la prohibición de marcar para varias personas, como vía de contrarrestar las pretensiones de quienes aprovechan para vender los turnos; añade que la distribución en las diferentes unidades de las mercancías más demandadas se coordina según el personal disponible para apoyar el control de la venta.
Dagne García Guilarte, vecina del reparto Caribe, espera el momento de comprar su paquete de pollo; para ella el negocio de los coleros todavía continúa, lo afirma con certeza, dice que muchos de los que se dedican a eso por los alrededores de la mencionada tienda del 18 Norte son casualmente habitantes de esa zona, quienes duermen en las afueras de la unidad… los ha visto.
Ciertamente, algo sucede, lo confirma María Cristina Bornot, quien llegó a las 5:00 am y, cuando marcó, no había ni 20 mujeres en el lugar, sin embargo, pasado el mediodía todavía no ha comprado y tiene más de una decena de féminas por delante.
Otra señora cercana prefirió no dar su nombre, decidió que le descontaran el día en su trabajo para adquirir el producto. Con su madre enferma y un hijo estudiando, queda sin opción; el horario de venta no es compatible con el de labor, y ahora llevar un plato de comida a la mesa también se traduce en esos sacrificios para algunos.
Más de una persona habla sobre esa disyuntiva, pues ante la suspensión de la venta de módulos en los centros de trabajo -alternativa de gran aceptación- el trabajador queda desprotegido: maestros, médicos, personal vinculado a la producción, por citar ejemplos de los tantos imposibilitados de dedicarle tiempo a las colas en los horarios en que expenden los productos.
Arnaldo Osoria Labañino, coordinador de programas y objetivos del Gobierno, no ignora que hay personas durmiendo en las afueras de varias unidades, hechoLa baja percepción de riesgo de contagio con la COVID-19 aumenta las preocupaciones de las autoridades sanitarias. comprobado, sobre todo, en el municipio cabecera, pero aclara que lo penalizado es hacer de las colas un negocio, y el pueblo no debe aceptar que alguien dé último y diga que detrás van varios ciudadanos, porque generalmente eso favorece las ilegalidades.
La situación demanda en las noches y madrugadas patrujalle sistemático y efectivo por parte de la PNR en las zonas correspondientes a las tiendas, para evitar la conspiración de quienes venden los turnos, el pueblo insiste en eso, pero la colaboración de los Comités de Defensa de la Revolución durante ese horario en la vigilancia contra los oportunistas también es necesaria.
En medio del accionar popular, algunos han sido testigos de episodios lamentables, como la guantanamera Dagne García Guilarte, quien vio a una colera agredir a una doctora en la unidad Micro Caribe cuando esta última le reclamó por esa conducta, tales hechos violentos merecen el reproche de la sociedad y las penalidades de la Ley.
Osmerelvis Ruiz Reyes, primera suboficial de la PNR, quien apoya la estrategia de enfrentamiento del Gobierno en El Orbe, explica que en una semana ha detectado allí más de 20 coleros.
La ciudadana Nellys Caballero Martínez, mientras espera para comprar un pomo de aceite en dicho establecimiento, asegura que este mes, cuando estaba en la unidad de Cimex ubicada en La Avenida entre 1 y 2 Oeste, fue testigo de propuestas de ventas de turno.
Turbias operaciones realizan algunos al amparo de ser impedidos físicos, por lo que los casos que se prioricen en las colas deben evaluarse con el estricto chequeo del carné que valida la limitación, así como el documento de identidad. Para quienes compren por estas personas, lo establecido es demostrar ser padre o hijo con dichos carnés, o trabajador social.
En el enfrentamiento a las ilegalidades en las colas participan mil 074 personas en la provincia.En el actual contexto se impone, además, la sensibilidad, por eso la frustración dolió a quienes llevaban horas esperando en las afueras de El Orbe para comprar pollo el pasado viernes 11, cuando alrededor de las 3:00 de la tarde se acabó la mercancía sin que previamente los trabajadores avisaran que se agotaba, tan siquiera para evitar que muchos invirtieran tiempo por gusto.
Tales situaciones, por insensibilidad de algunos, agravan el panorama, más cuando de este derivan otras cuestiones preocupantes, pues las colas generan, en ocasiones, casos de personas con hipoglicemia, crisis de hipertensión y desmayos por estrés, según reconoce el personal de Salud.
Las aglomeraciones, debido a la demanda de productos de primera necesidad, son algo difícil de evitar y ello es inquietante, pero ameritan incrementar el rigor en el cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias, sobre todo, el uso obligatorio del nasobuco, que muchas veces no se cumple debidamente y es esencial para evitar un rebrote de la COVID-19 en el territorio.
Debe primar la ética en la actitud de los involucrados en las estrategias de control en los diferentes establecimientos comerciales, pues la población también se queja de conductas oportunistas, por parte de inspectores y otras figuras del Orden público que, en ocasiones, se aprovechan para obtener excesivas ventajas o favorecer a otros impunemente a la vista de todos.
La provincia acumula más de 150 procesos penales ejecutados como parte del enfrentamiento a coleros, revendedores y acaparadores, las cifras expresan resultados, aunque la reventa de artículos aún pulula en arterias de la ciudad como las calles Los Maceo, y en 7 Oeste, ello, por no hablar de los elevados precios de los alimentos que todavía no se controlan, y los lamentos parecen eternizarse.
Las personas entran, salen, los rostros delatan la ansiedad, las colas tienen la capacidad de aplazar planes y rutinas personales, incluso desde lejos convierten a cualquiera en hijo de la curiosidad, reclaman atención, invocan la pregunta: ¿qué sacaron? Pides el último y la espera te abraza.
En las colas debe ser norma permanente comprobar la identificación de quienes se dicen impedidos.