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2 HarinaLa investigadora Yanixi Acosta Acosta logró similares resultados alimentando conejos de ceba con hasta un 40 por ciento de harina de coco, en lugar de la tradicional de soya-alfalfa-maíz.Yanixi Acosta Acosta siente la satisfacción de que cinco productores de conejos en Baracoa y cuatro en Guantánamo, afiliados a la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), ya implementaron el uso de la harina de coco en la alimentación de sus animales de ceba.

“Es que reduce el 30 por ciento del costo para lograr un kilogramo de carne, al variar el sistema de alimentación y sustituir con harina de coco, que es un producto local, hasta el 40 por ciento de la que se emplea tradicionalmente, una mezcla importada de soya, alfalfa y maíz”, sostiene la investigadora.

Asegura que desde el 2018 se está explorando el tema, al establecer relaciones de trabajo con la empresa Agroforestal y Coco de Baracoa, y miembros de la ACPA en esa localidad, destacada en el cultivo del llamado árbol de los 100 usos.

“Allí es tradicional usar la copra para alimentar animales. No se trata de eso, sino de obtener mayor beneficio. La harina de coco es un residuo de la extracción del aceite en la fábrica de la empresa, y se destina eventualmente en bruto a los cerdos”, señala la doctora en Medicina Veterinaria (Universidad de Granma, 1993).

Comerse el coco con ciencia

Actual vicedecana de Investigación y Posgrado de la Facultad Agroforestal de la Universidad de Guantánamo (UG), Acosta Acosta, de 48 años, conoce, por supuesto, prácticas similares anteriores de investigadores y productores locales, nacionales y extranjeros usando el coco en la nutrición de conejos.

Pero aspira a que esta vez el conocimiento y uso de un pienso cunícola alternativo, no convencional, venza y contribuya concretamente a la necesidad de sustituir importaciones y producir alimentos para el pueblo. Solo es posible si la ciencia se hace conciencia más extendida.

“Para eso estamos en gestión con agricultores del resto de los municipios guantanameros, para generalizar la práctica entre cunicultores, en las que haya cultivos de esa palmácea y factibilidad de obtener y emplear la fécula de la nuez del cocotero en la comida de sus crías.

“Debemos demostrarles en talleres prácticos que van a mejorar sus ingresos”, dice animada quien también es profesora de Morfofisiología animal, relacionada con la nutrición, en el Departamento de Agronomía, y prevé introducir esa experiencia en el plan de estudios del tercer año de la carrera.

Admite que una resistencia a vencer en la economía real es que muchos productores, en particular estatales, eluden arriesgar la prioridad del cumplimiento de sus1 HaribnaLos ejemplares alcanzan el peso establecido en el ciclo de ceba con el alimento sucedáneo. planes de producción, para el que cuentan con insumos tradicionales, y desconfían de introducir alternativas como la de su propuesta.

Su estudio de sustitución de la harina de soya-alfalfa-maíz por harina de coco ganó recientemente el Premio provincial de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores al trabajo de mayor impacto económico-social en el año, tras similar reconocimiento en los fórums de la organización en su Facultad y la UG, donde labora desde el 2003.

Con anterioridad, desde su graduación, la Doctora trabajó durante una década como investigadora en el Centro de Desarrollo de la Montaña, situado en las serranías del municipio de El Salvador. “Allí aprendí cómo se obtienen muchos resultados de gran valía para diferentes cultivos económicos vegetales y animales, en las condiciones de nuestro lomerío”, atestigua.

Ampliando la ruta

La existencia de una unidad cunícola, cuyo fin no es económico, en el Centro de Estudios de Tecnologías Agropecuarias y Forestales (Cetaf) adscrita a la mencionada Facultad de la UG, situado en el municipio de El Salvador, favoreció poder seguir una secuencia experimental de la nutrición y fisiología del conejo y evaluar su efecto.

“A partir del conocimiento de la composición nutricional de la harina de coco, consideramos que podía ser utilizada en la alimentación de los animales, sin afectar el rendimiento productivo en su ceba en un ciclo de 78 días”, explica la estudiosa.

Se conoce que el conejo es una especie fitófaga, es decir, que come vegetales: forrajes, cereales, verduras y frutas, y especialmente hierba, leguminosas y gramíneas, aunque en la actividad pecuaria para su ceba los criadores les suministran aquellos que conviertan en más carne, como es el pienso industrial.

Así la práctica de la especialista probó diferentes fórmulas combinatorias comparativas con el pienso habitual empleado, hasta encontrar que podían sustituir hasta el 40 por ciento de esta con el complemento de la harina de coco, y lograr los dos kilogramos de peso promedio por animal en el ciclo, asegura el seguimiento.

Actualmente, el Cetaf mantiene, entre sus diversas unidades agropecuarias incluidas en el polígono de estudios 20 reproductoras y tres sementales cunícolas, que cuando llegan a los 78 días de su ciclo vital son reemplazados. “Hemos logrado mantener este ciclo con buen peso con el alimento sustituto”, dice la veterinaria.

Finalmente, añade que dados los valores nutricionales de la copra, el experimento quiere ampliar la medición de las pruebas en la alimentación con el subproducto en aves, así como evaluar resultados en la cría porcina.