“Podremos duplicar las recogidas antes del 2025, e iremos creciendo anualmente porque las plantaciones renovadas en 33 hectáreas que plantamos van incorporándose hacia la plena producción”, asegura este presidente de la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) Iraelda Marzo García, enclavada en Casimba de Maisí.
La infrecuente morosidad acaecida en la maduración en esta ocasión es uno de los avatares climáticos que enfrentan los cafetaleros del extremo oriental de Cuba, pero el dislate natural los encuentra con las manos ocupadas en reordenar sus plantaciones para ganar un mayor beneficio productivo y humano, y demás iniciativas que incentiven a los trabajadores.
Fernández Marzo ejemplifica con que, debido a que la unidad se ocupa de fomentar junto al café otros cultivos varios y crianzas, pudo darle a los recogedores la oferta de venta de una libra de carne de cerdo por cada lata aportada durante los días finales del año, cuando peligraba la caída de granos maduros.
Al explicar que la presente cosecha será “similar en cantidad a la anterior, pero el grano es ya de mejor calidad”, los productores de esta UBPC también confirman el criterio de las principales autoridades del rubro en el municipio, acerca de la cosecha actual y las halagüeñas perspectivas de este rubro exportable en una localidad cafetalera por antonomasia.
Para duplicarse mañana
El director técnico-productivo de la Empresa Agroforestal Maisí Danny Matos Bravet informa que esta localidad, tradicional mayor productora del grano en la provincia, ya escala las 170 mil latas de café recogidas en la presente contienda.
Conduciendo –antes del regreso del nasobuco obligatorio- los sacos repletos del grano maduro desde los cafetales hacia las despulpadoras.
“Ya la estamos terminando, y es más o menos similar a la pasada, pero extendida en el tiempo, por afectaciones de la sequía al rendimiento porque, además, nuestras plantaciones, totalmente de la variedad Arábigo, no reciben fertilizantes industriales. Sin embargo, los productores entregan un 96 por ciento de cerezas de primera calidad para las más 250 toneladas ya logradas en esta cosecha (fueron 276 en el 2020)”, detalla el directivo.
De este modo se ha podido despulpar casi la totalidad del café recibido, motivado por los atrayentes precios actuales (los recolectores ganan entre 50 y 60 pesos por lata), sumado a la cultura de los productores en el manejo de los frutos parasitados por la broca, la práctica de la trilla, la exigencia por la calidad, y demás aspectos técnicos para mejorar el producto que va a las siete despulpadoras, todas ecológicas, existentes en la localidad.
La otra parte objetivamente optimista para crecer en un futuro inmediato a la vista, se asienta en las más de 2 mil hectáreas de nuevas plantaciones fomentadas en la continuidad del programa de reordenamiento cafetalero, desde el desbarajuste provocado en los cafetales maisisienses por el tristemente recordado huracán de 2016.
“Por eso podemos proyectar duplicar zafras como las actuales dentro de cinco años, es decir unas 520 toneladas de café oro”, asegura el director técnico-productivo de la entidad maisiense. Ilustra el empeño recuperativo del reordenamiento aportando el dato de que en el 2019 fueron sembradas 229 hectáreas, de 183 que se habían planificado.
Pensar como país es lo que hacen los maisienses con estas acciones, cuando uno de los principales objetivos del momento en la cosecha cafetalera 2020-2021 y tareas de cultivo de ese renglón en Maisí es la búsqueda de creciente calidad para la exportación, en correspondencia con las necesidades e intereses de la nación cubana.
Las nuevas plantaciones se realizan introduciendo tecnologías novedosas para lograr mejores cafetales. El injerto en tubetes es una de ellas, que ha permitido producir más de 200 mil posturas en el vivero tecnificado con que cuenta la empresa en la localidad, con la variedad Lanfernal. “Todo ello redundará en que cada vez Maisí recupere y fortalezca su irrenunciable puesto de producir no sólo más café sino de la mejor calidad”, concluye Matos Bravet.