Los ejercicios indicados por los profesores en cada asignatura, en un mural a la entrada de la escuela, son anotados por los padres para llevarlos a sus hijos.La madre Karelia Alfonso Robles, de 37 años, va de nuevo regularmente a la Secundaria Básica Urbana Hermanos Tudela García, donde estudió esa enseñanza. Ahora su objetivo es fotografiar con el móvil los ejercicios de las diferentes materias, escritos en hojas y fijados en un mural a la entrada del centro, para llevarlos a su hija, que este periodo lectivo empezó allí el séptimo grado.
Aunque el curso escolar está presencialmente suspendido, casi desde su inicio a fines del año anterior, el interés por este apoyo a la programación educativa televisiva, recientemente renovada para la segunda etapa, centraliza la dedicación de los trabajadores docentes y no docentes de las escuelas, así como de las familias.
Con sus 532 estudiantes desde séptimo a noveno grados y en vínculo con las familias, los 95 trabajadores de esta institución educativa del Consejo Popular Caribe, de la ciudad de Guantánamo, 71 de ellos docentes, desarrollan un sistema de acciones en correspondencia con lo establecido en la fase de transmisión autóctona limitada.
“Trabajamos a distancia con ellos, pero unidos a las familias y a la sociedad”, dice Nemesio Mentol Pérez, director de ese centro, y quien considera lo hecho como cumplimiento con el deber de educadores en estos tiempos de pandemia.
“Nos organizamos cumpliendo las medidas higiénico-sanitarias para mantener una asistencia laboral, incluidos casos de trabajo a distancia, superior al 98 por ciento. Los docentes también visualizan las teleclases, que los muchachos deben ver desde sus casas”, destaca el Licenciado en Matemáticas.
Planificar es decisivo
La profesora de Historia y Educación Cívica, Mirurgia Téllez Milá, jefa del noveno grado, se muestra conscientemente preparada para los requerimientos de ese grado terminal. “Los docentes observan las teleclases para poder planificar y elaborar los ejercicios generales y particular para los estudiantes con mayores dificultades”, expone.
Así lo han dispuesto para que cada pedagogo atienda a distancia pequeños grupos de alumnos, considerando el diagnóstico de cada uno, advierte el experimentado director. Para eso, también ellos reciben preparación sistemática en grupos reducidos, según especialidad, aspectos metodológicos, debate de los ejercicios planificados, orientaciones de control y fiscalización…
El “mural de aprendizaje” inicialmente mencionado permite que los padres puedan venir a la escuela y escoger los ejercicios con que los profesores resumen objetivos de la primera etapa del curso y puntualizan aspectos de las teleclases, por asignaturas y grados, y se indican lecturas temáticas de la bibliografía.
Asegurar la vitalidad de la educación
También hay un tratamiento diferenciado para los 153 alumnos de noveno, en particular para los 26 que, siendo matrícula del centro, lo concluyen preparándose para el preuniversitario vocacional en el Complejo educacional José Maceo Grajales, particulariza la profesora Mirurgia, Máster en Ciencias.
“En todos los casos, los profesores hacen visitas o se comunican por teléfono, por WhatsApp y otras redes sociales con los educandos y familias para mantener un conocimiento actualizado de la situación de cada caso”, resume el director.
Al respecto, controlan las personas aisladas por contacto con contagiados, tanto trabajadores como alumnos, cuidan de la pesquisa diaria, y otras medidas de guardia y protección de la instalación, los medios y el personal, por ellos mismos durante el día y con el servicio de custodio nocturno.
Igualmente, en la prevención e inclusión disponen acciones puntuales de atención prioritaria a 16 alumnos de todos los grados con requerimientos educativos especiales por conducta, que forman parte de la matrícula desde el curso 2019-2020.
La escuela conserva las grabaciones de todas las teleclases a disposición de docentes, alumnos y familiares. En un aula de televisión cuentan con las condiciones tecnológicas para la preparación de los profesores, desde la visualización de las teleclases y demás necesidades con ese fin.
“Como nuestra misión es mantener la vitalidad de la escuela, tampoco descuidamos el huerto escolar, un organopónico concebido también como tributo al programa de seguridad alimentaria”, expone Mentol. Cultivado por los propios trabajadores, aporta hortalizas al vecino círculo infantil Meñique.
Como en muchos otros centros de la educación en Guantánamo, pese a la suspensión del curso escolar de manera presencial en sus aulas, en esta secundaria básica tales comportamientos convierten el cumplimiento del deber en viral.