Vilma dialoga con Elisa.Cuando el 26 de julio de 1995 los guantanameros junto a Fidel Castro en la Plaza de la Revolución Mariana Grajales celebraban con alegría el acto central por el aniversario 42 del ataque al cuartel Moncada, otras emociones aguardaban a Elisa Ayala Rubio.
Ese día, con nueve meses de gestación, la joven “sufría” las primeras contracciones que anunciaban el término de su sexto embarazo.
“Mis partos anteriores habían sido sin complicaciones, por eso tenía la certeza de que ese sería igual. Llegué junto a mi esposo a las 11 de la noche al Hospital Agostinho Neto, y ya a las 12:00 am tenía en brazos a mi pequeña”, rememora.
Cuenta Elisa Ayala que durante el trabajo de parto los médicos la animaban diciéndole que se ganaría la canastilla donada para la primera guantanamera que diera a luz el 26 de Julio, pero la sorpresa fue mayor: alumbré y conocí a Vilma Espín Guillois.
“Estaba acostada con dolores fortísimos y al escuchar su nombre olvidé por segundos las contracciones, imagínese el honor de tener como visita a la Heroína de la Sierra, una mujer tan especial como Vilma”, confiesa emocionada.
Y así fue. En la madrugada del 26 de julio, la presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas le regaló un hermoso ramo de flores a Elisa, mientras dialogaba con ella y su esposo, interesándose además por los otros hijos, el trabajo, la superación y proyectos futuros de la pareja.
“Fue un privilegio tenerla tan cerca, tan familiar, en un momento especial para cualquier mujer, como lo es ser madres. Conservo con tremendo orgullo los recuerdos de aquella visita. Su carisma, humildad y calidez han quedado impregnada en mi memoria, y por eso nombré a la recién nacida Vilma”, dice y muestra la foto que captó el momento de aquel intercambio.
Elisa es una de las tantas cubanas que agradecen cada día el privilegio de contar con una mujer de la talla y estirpe de Vilma Espín, quien hizo de la Revolución, un monumento a la defensa de los derechos de las féminas, como protagonistas junto a los hombres, de los cambios iniciados a partir de 1959.
A 14 años de la desaparición física de la Heroína de la Sierra y el Llano, este 18 de junio, el pueblo recuerda a su guerrillera, la eterna compañera del General de Ejército Raúl Castro; una mujer en Revolución, atemperada a su tiempo y de quien debe hablarse siempre en presente.
Porque, adelantándose a su época, Vilma abogó con vehemencia por la necesidad de convertirnos en una sociedad inclusiva. A ella le debemos la creación de los círculos infantiles, las casas de orientación a la mujer y la familia, y otros tantos logros que hoy tributan al empoderamiento de las cubanas en la vida económica y social del país.
Inteligente, creativa, audaz, culta. Vilma cautivó a todos con su verbo, dulce y atinado, y al igual que el Comandante en Jefe Fidel Castro, forjó su humanismo, bajo la estela del pensamiento y la obra del Héroe Nacional de Cuba, José Martí. Así lo expresó cuando recibió el Premio a la Utilidad de la Virtud.
“Si algún mérito personal me corresponde, es haber sido fiel a esos ideales, de ser martiana de raíz, de sentir en mi mejilla la injusticia, de amar, como amo desde que nací, a mi pueblo...”.