Yoanni no entiende de limitaciones físicas.Nada, ni siquiera la pérdida del brazo derecho, detiene al joven Yoanni Cantillo Rojas, vecino de la calle San Gregorio entre 16 y 17 Norte, en la ciudad de Guantánamo. Su meta permanente: el progreso, ser útil a la sociedad y defender a la tierra que ama.
A los 18 años de edad, tras terminar la Escuela Militar Camilo Cienfuegos en Guantánamo e ingresar a la de Cadetes José Maceo, de Santiago de Cuba, tuvo que abandonar la carrera por causa de la amputación del miembro a causa de un tumor en el húmero.
“Parecía que el mundo se desmoronaba ante mis ojos. Lloré mucho porque me había enamorado de la vida militar y lo único que sabía era marchar y cumplir con el orden reglamentario".
Se sobrepuso a la limitación, aunque desde entonces muchas cosas cambiaron en su vida. "Tuve que aprender a desenvolverme para sentirme no menos que los demás y seguir adelante".
Y es que la persistencia pudo más que el impedimento de quien, tras recuperarse de la operación quirúrgica, se presentó a los exámenes de ingreso en la Universidad de Guantánamo y los aprobó en un segundo intento.
"Fueron dos años de mucho sacrificio y dedicación. Solo los más cercanos a mí conocen del desvelo para aprender a escribir con la mano izquierda y estudiar para esas pruebas".
Pero esforzarse valió la pena. Ingresó a la Universidad en el curso 2014-2015 y cinco años más tarde se graduó como Ingeniero Informático.
"Aunque no faltó la ayuda de profesores y compañeros de aula, estuve sometido al mismo rigor que el resto de los estudiantes, lo que implicó para mí un esfuerzo adicional, pues no podía desenvolverme al mismo ritmo que ellos".
La pandemia: otro desafío
El joven, de 26 años de edad, inició su vida laboral en la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) en septiembre de 2019, pocos meses después de aparecer los primeros casos de COVID-19 en Guantánamo, y ha tenido que ejercer su profesión en medio de las medidas restrictivas establecidas para enfrentar la letal enfermedad.
"Al principio trabajaba desde la casa para evitar el contagio, pero luego tuve que asistir al centro en días alternos y asumir durante semanas completas las tareas de compañeros ausentes o aislados por enfermedad, lo que ha representado otro desafío en mi vida.
El agencioso informático integra el grupo de desarrollo de programación de la entidad encargado de atender el taller, la base de datos y el servidor de la ONAT. También se dedica al diseño de aplicaciones web para uso dentro de la entidad, actualiza sistemas y diariamente debe acceder a los servidores de las oficinas municipales a tomar información para enviar a la dirección nacional, tareas de mucha responsabilidad.
Los días que no debe asistir al trabajo, los aprovecha para ayudar al hermano mayor en su finca, ubicada en Los Cocos, donde contribuye al acopio de guayaba y calabaza, manipula el sistema de riego...
Pocas cosas no puedo hacer
En la casa cocino, limpio y ayudo en múltiples tareas, aunque para realizarlas tenga que valerme de los pies, la cabeza, la boca...
“Cuando vivíamos solos mi padre y yo nos encargábamos de los quehaceres hogareños. Luego se mudaron a casa mi hermano y su esposa, quienes ayudan a vestirme, ponerme la prótesis, aunque también puedo hacerlo sin ellos".
Contra la voluntad de su padre, quien se preocupa cuando sale en bicicleta, Papo, como cariñosamente lo llama la familia, la monta con la misma destreza que cuando aprendió en la niñez para ir al trabajo y visitar a la novia en el extremo sur de la ciudad, principalmente.
Su desenvolvimiento no es el mismo de cuando tenía dos brazos, sin embargo, cumple sus deberes dentro y fuera del hogar con entusiasmo y responsabilidad, aunque hacerlo les tome más tiempo del habitual.
Ser útil: lo más importante
Mientras muchos jóvenes buscan las perspectivas de vida en otras partes del mundo, él tiene entre sus proyectos trabajar y esforzarse cada vez más para fundar su propia familia al lado de Maryanis Maturel Ortiz, la novia que lo apoya y estimula a seguir luchando.
“Juntos pretendemos alcanzar esa meta y educar a nuestros hijos en principios basados en la dignidad, el trabajo, la solidaridad, la defensa de la vida humana, el bien común y la lucha por la justicia.
Comentó que aún en las peores circunstancias se mantendrá viviendo en la tierra que lo vio nacer. La situación es difícil en el mundo entero y resulta más grave para los cubanos por los problemas externos e internos que limitan el desarrollo del país", apuntó.
“Sin embargo, pese a las restricciones materiales impuestas por el enemigo y acentuadas con la pandemia, aquí me siento seguro, tranquilo, libre y confiado de que más temprano que tarde vamos a salir del mal momento”.