Imprimir


foto 1Una brigada de la empresa de Aprovechamiento Hidráulico en la provincia de Guantánamo trabaja en el mantenimiento del canal de trasvase de agua de la derivadora del río Bano a la presa Jaibo.

El embalse fue construido, con capacidad para acumular 120 millones de metros cúbicos, en el curso de la homónima corriente de agua dulce. Como sucede ahora mismo, ella sola es incapaz de mantener el llenado de ese embalse y precisa de un apoyo.

El propósito de los trabajos que se acometen en el trasvase del Bano es concluirlo este mes, luego de haberlos iniciado en abril del corriente año, y cumplir diversas labores de mantenimiento capital, valoradas en cerca de 2 millones de pesos, para lograr la certificación de esta obra hidráulica.

Los operadores de equipos, albañiles, especialistas, operadores del canal y fuerza contratada trabajaron en diversas tareas para devolverle sus parámetros técnicos de explotación y operación a los 1,8 kilómetros de longitud del canal, que cruza de norte a sur próximo a la localidad de Sempré, en el municipio de El Salvador.

"Hace mas de diez años el trasvase, construido en 1987, no tenía mantenimiento y nunca fue certificado por nuestro organismo", explica Francisco Osmali Cuscó Matos, director de la unidad empresarial de base de Mantenimiento de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico, responsable de los trabajos en ejecución.

Bano, es una corriente más fértil que el Jaibo, y contribuye a través del trasvase al llenado de la presa.

Nunca se seca

Desde la altura del puente de la carretera que pasa sobre el canal no revestido, es decir, en tierra, se aprecia el trasiego del agua continúa rumbo a la presa, donde trabajadores se empeñan en rectificar las distorsiones en la gran zanja.

Los equipos y los hombres debieron trabajar para restituir las condiciones del trasvase, de una altura variable entre seis y siete metros y ancho del plato (fondo) entre cinco y seis, que en su ruta es aprovechado para el riego de cultivos por productores de la zona, pues nunca se seca.

Fueron rectificados los taludes afectados por la erosión pluvial, por lo que implicó rellenar, compactar y conformar las vermas del canal y construir registros de drenaje pluvial en cuatro puntos, que conduzcan parte del drenaje del agua de lluvia. Igualmente se realizó una chapea intensiva de la vegetación indeseable que prolifera en los taludes y el fondo.

Muchos de estos trabajos se realizaron y realizan de forma manual, porque el agua limita el uso de equipamiento, aunque se emplearon retroexcavadora, camiones de volteo, buldócer y motoniveladora, para conformar badenes y compactar las vermas. "Hubo interrupciones por medidas de enfrentamiento a la COVID-19 y falta de combustible", aclara el ingeniero hidráulico Cuscó Matos.

Certificar es el objetivo

Por tratarse de un canal magistral, el cumplimiento de los parámetros técnicos con los que fue diseñado y construido es una exigencia del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos. La certificación debe ser conferida tras un control y revisión por una comisión.

"Hasta el momento han sido satisfactorias las revisiones parciales y se han rectificado los aspectos señalados, y confiamos en la certificación para la que trabajamos", advierte el director de Mantenimiento.

Con anterioridad en la provincia fue certificado el trasvase Sabanalamar-Pozo Azul, construido para trasegar aguas del primer río al embalse referido, para el riego agrícola en el Valle de Caujerí.