La relativa disminución a 932 del total de personas confirmadas con COVID-19 durante los últimos 15 días en la provincia de Guantánamo es signo alentador para sus pobladores. Pero, a su vez, señal de peligro, pues denota persistencia de transmisibilidad activa y, por tanto, deviene clara advertencia: NO PUEDE BAJARSE LA GUARDIA.
Las autoridades de Salud insisten en el cumplimiento constante de las medidas higiénicas y de desinfección. La vacuna protege, pero es posible contagiarse, y existe un importante segmento poblacional sin completar el esquema de vacunación. Es conocida la peligrosidad de la enfermedad, que mantiene en Terapia intensiva a cinco guantanameros.
Son hoy siete las gestantes infectadas, con lo cual se acumulan 471 enfermas desde el inicio de la epidemia. Constituyen un grupo de alto riesgo, por el peligro que supone para la madre y el niño ese padecimiento.
Por otra parte, se vigilan 28 casos pediátricos y cuatro menores con síntomas sospechosos, lo cual llama a tomar con toda la seriedad la protección de los infantes, quienes representan alrededor de 30 por ciento de todos los confirmados por día.
Actualmente no hay eventos activos de transmisión local del nuevo coronavirus, y se mantienen hospitalizados 197 guantanameros, entre quienes siete tienen fuente de infección desconocida.
Todos los municipios tienen presencia de la COVID-19, pero Imías, Baracoa, San Antonio del Sur y Yateras muestran tasas elevadas por encima del indicador provincial y concentran la mayoría de los 108 controles de focos presentes aquí.
Se encuentran en vigilancia activa 76 viajeros internacionales y 94 nacionales procedentes de nueve provincias, sobre todo, de La Habana.
Desde el inicio de la pandemia se han procesado 239 mil 865 muestras de Guantánamo, que confirmaron 40 mil 130 casos.
Del total de contagiados, 39 mil 774 son autóctonos, para una tasa de incidencia de 7 mil 866.2 por 100 mil habitantes; e importados 356. Suman 450 fallecidos, para una letalidad de 1.1 por ciento.