1 leoncitosKing, soberano de la selva y del zoológico de Baracoa. El zoológico de Baracoa Anfiloquio Suárez tiene un nuevo rey. Bautizado como King (rey en inglés) por los trabajadores del parque, cría de león africano nacida en los predios de esa instalación, hijo de Habanera y Pepe, dos ejemplares que acumulan ya seis descendientes.

Llegó en la madrugada del 22 de septiembre, a solas con su madre y su hermana, pero no faltó mucho para que disfrutara su Corte. “Me avisó el custodio al amanecer y llegué corriendo, y detrás vino el veterinario y otros trabajadores. Actualmente tiene a todos pendientes de él”, cuenta el experimentado cuidador Alexander Rustán Matos.

La cría, detalla, nació sana y vital, con la autonomía que se espera de estos grandes felinos. A los 10 días abrió los ojos por primera vez y a poco más de un mes es capaz de saborear los primeros trozos de carne bajo la supervisión de su madre y su hermana, la leona Margarita.

“Estos animales son los únicos felinos que viven en manada, así que las hembras están acostumbradas a estar juntas y cuidar a las crías como si fueran suyas. Si Margarita estuviera parida también, incluso le daría leche”, explica a su vez Roberto Martín Pérez, administrador del zoológico y promotor principal de la buena nueva.

Era, asegura, uno de sus sueños desde que lidera la entidad, en febrero de este año. “Tener un cachorro de león que pudiéramos pasear, para que los niños, toda la población pueda verlo de cerca..., y por supuesto hacerse fotos. Será el principal atractivo, sin duda, aunque siempre con medida para no dañar al cachorro y darle tiempo con su madre”.

Ya es, de hecho, toda una sensación entre los trabajadores del centro y la población de Baracoa que, desde las redes, celebra la buena noticia con deseos de salud para el pequeño soberano y promesas de visitas, cuando por fin se abran las puertas del parque zoológico tras meses de cierre debido a la COVID-19.

Algunos hablan de milagro, aunque se sabe de los partos anteriores de Habanera mientras estaba en el minizoológico de Guantánamo y la gran capacidad de apareamiento de esa especie, pero para el cuidador es una cuestión de naturaleza, y de trabajo.

“Teníamos la intención de reproducirlos, así que cuando noté que Habanera estaba en celo -juguetona, se tiraba bocarriba y ronroneaba como hacen los gatos..., la pusimos con Pepe durante una semana, y aquí está el resultado”, dice mientras acaricia a King, que ensaya un rugido agudo y breve.

Después vendrían los cuidados que no cesan, hasta hoy. “Evaluamos a la madre, y todo estaba bien. Luego, desparasitamos al cachorro y le aplicamos algunas vitaminas -de momento, no hay vacunas-, y hemos logrado que crezca y suba de peso”, continúa el guardián.

Un esfuerzo que, además de beneficiar al zoológico de Baracoa, se atempera a la necesidad de conservar al león africano, conocido científicamente como Panthera leo, una especia considerada vulnerable debido al notable declive de sus poblaciones a lo largo de las dos últimas décadas.

El nacimiento del nuevo rey, empero, promete ser de los muchos sucesos que promete el zoológico baracoano. “En cuanto a los leones, queremos abrir un área, anexa a las jaulas, para que puedan moverse con más libertad, por supuesto con toda la seguridad”, augura el administrador.

2 leoncitosHabanera es una celosa guardiana de su cría, ahora tierno bebé que llegará a pesar hasta 190 kilogramos y poseerá potentes extremidades, fuertes mandíbulas y colmillos de ocho centímetros.

Martín Pérez tiene, ciertamente, una idea clara de cómo debe ser el parque del futuro, y el presente, porque pensar, soñar, proyectar y comenzar a hacer, son la misma cosa para este baracoeso, plantado en La Habana por casi cuatro décadas, que regresó a su tierra por cuestiones familiares.

Aspira, por ejemplo, a “canjear” con el Zoológico Nacional tres leones por un leopardo y un tigre, hacer una pradera africana, recuperar el rodeo con una pista de equitación para carreras deportivas, armar un jardín botánico para el que, de entrada, tiene unas 147 plantas: angolanas, etíopes, venezolana, nicaragüense y, por supuesto, nacionales.

Sueña con un canopy o tirolesa, y una “montaña rusa baracoesa” con elementos rústicos para aprovechar las potencialidades del sitio, ubicado entre la loma de Santa Teresa y Las Tetas de Santa Teresa -un accidente geográfico muy popular entre los locales-, y con potenciar además el autoabastecimiento.

De momento, “se me están cumpliendo los sueños”, advierte el carismático directivo mientras toma entre sus manos a King y, especialmente para la foto, lo levanta con ambas manos como al Simba de la célebre película de Disney, y el pequeño monarca contempla, quizás por primera vez, su reino.

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