Algunos de los organizadores en Guantánamo de las acciones del 30 de noviembre: de izquierda a derecha, Ñico Torres, Julio Camacho, (su esposa Gina), Octavio Louit, Samuel Rodiles, Amancio Florean Galano (enlace), Enrique Soto y Demetrio Montseny Villa.
Hablemos hoy de los sucesos del 30 de noviembre de 1956 y sus vínculos con la expedición del Granma guiada por Fidel Castro Ruz. Esa fecha está inscripta en la historiografía cubana al protagonizarse acciones para brindar cobertura al desembarco, con epicentro en la heroica ciudad de Santiago de Cuba, tomada durante algunas horas por intrépidos jóvenes vestidos de verdeolivo con brazaletes del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) apoyados por la población.
En esa épica jornada de lucha brilló la extraordinaria capacidad organizativa de Frank País García, un jovencito (21 años) profundamente martiano, de pensamiento adelantado, quien fusionó sus radicales ideas revolucionarias con su fe cristiana bautista, y lideró el alzamiento durante el cual cayeron en combate José Tey Saind Blancard, Pepito, así como Otto Parellada Echeverría y Tony Alomá Serrano.
Frank había viajado a México en octubre de 1956 para entrevistarse con Fidel, exiliado en esa nación tras la amnistía que el pueblo obligó a decretar al régimen de Batista, quien lo encarceló en Isla de Pinos (hoy Isla de la Juventud) junto a sus compañeros de la Generación del Centenario por los sucesos del 26 de julio de 1953, cuando asaltaron los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo.
A su retorno, tras el encuentro azteca con Fidel, Frank desplegó febril actividad preparatoria de las acciones para apoyar el desembarco del yate Granma, que incluyó frecuentes visitas a Guantánamo, orientó la reestructuración de la dirección del M-26-7, cuyos miembros se preparaban militarmente. Entonces existían estructuras secretas del Movimiento operando en la ilegal Base naval yanqui, para adquirir armas, parte de las cuales serían enviadas a Santiago, escenario principal de las acciones.
Como parte de los preparativos eran frecuentes los contactos operativos de Frank con Julio Camacho Aguilera y Demetrio Montseny Villa, entonces jefe y segundo jefe de acción del Movimiento en la localidad. Este último viajó a Santiago el 26 de noviembre para llevar cascos de granadas y, dos días después, era convocado por Frank para imponerlo de la gran noticia: el Granma navegaba hacia Cuba.
Acusados por los sucesos del 30 de noviembre de 1956. Al centro Frank País García, quien mira fijamente a la cámara.
Las fuerzas revolucionarias en Guantánamo tenían que impedir, con los medios disponibles, el envío de soldados del Escuadrón 16 de la tiranía, como refuerzo al regimiento del Moncada.
En horas de la noche del propio 28, Villa se reunió con la Dirección Municipal en San Lino No. 803, domicilio del coordinador Enrique Soto Gómez, donde se trazó el plan de ataque. Montseny asaltaría el cuartel de Jamaica; Soto junto a Luis Lara Espinosa (Toto) el de Caimanera; Camacho accionaría en Ermita (hoy Costa Rica) y como acción diversionista Octavio Louit Venzant y Samuel Rodiles Planas dispararían contra la jefatura de la Policía Nacional en la ciudad de Guantánamo.
Participarían miembros de las células de Guantánamo, La Isabel (hoy Honduras), Ermita y Caimanera. Gustavo Fraga Jacomino y Antonio Torres Chedebeau (Ñico), del Frente Obrero, plantearon la pertinencia de una huelga político-revolucionaria complementaria. Proposición aceptada.
Durante la noche del 29 y madrugada del 30 de noviembre, los conspiradores, acuartelados en viviendas previstas, esperaban la señal emitida por la emisora santiaguera CMKC para iniciar las operaciones.
Errores no faltaron en la concepción de la estrategia: mala apreciación del armamento necesario; humedecimiento de los cartuchos de escopetas calibre 12 y 16 milímetros por haber sido enterrados cerca de una letrina; no llegó la señal radial, todo lo cual indujo la desmovilización de la mayoría de los acuartelados.
El 30 de noviembre en Guantánamo solo logró la toma del batey del central Ermita, donde fue desarmado de su fusil Springfi eld el soldado Roberto de Arma, destacado en el apostadero existente en la fecha, y algunos vecinos entregaron algunas escopetas. Se sabotearon líneas férreas, eléctricas y telefónicas, mientras en Guantánamo se produjeron tiroteos en la ciudad y se quemó un ómnibus. Días después (4 de diciembre) se enfrentan en La Tesalia, Sierra Canasta, soldados y un pequeño grupo de revolucionarios dirigidos por Miguel Bertrán Bertrán.
La huelga político-revolucionaria, del primero al 6 de diciembre fue exitosa. Frank calificó de formidable lo hecho en Guantánamo en escrito dirigido a todos los jefes nacionales del Movimiento, el 17 de mayo 1957. La tiranía, en venganza, a partir del 6 de diciembre detuvo y procesó a unos 40 sospechosos de haber intervenido en las acciones del 30 de noviembre, y asesinó a los jóvenes Luis Raposo Rodríguez y Arnoldo García González.
El 30 de noviembre no se cumplió el objetivo básico de lograr la dispersión de las fuerzas batistianas, no obstante constituyó una jornada heroica durante la cual la soldadesca quedó prácticamente inmovilizada.
El 30 de noviembre de 1956 quedó como lección histórica y ejemplo de la cultura de lucha y resistencia que profesamos los cubanos para todos los tiempos y circunstancias.
*El autor es miembro de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y de la Unión de Historiadores de Cuba.
Fuentes:
- Figueras Pérez Luis y Salles Fonseca Marisel. La lucha clandestina en Guantánamo1952-1958. Apuntes e interpretaciones. Ed. El Mar y la Montaña, Guantánamo, 2011.
- Gálvez Rodríguez William. Frank entre el sol y la montaña. 2T Ediciones Unión, 1991.
- Leyva Pagán Georgina. Historia de una gesta libertadora 1952-1958. Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2009.
- Entrevistas y testimonios escritos de Antonio Torres Chedebeau, Demetrio Montseny Villa, Ovidio Almendral Prieto, Juan Béquer González, Luis Gonzalo Vizcay López y Luis Felipe Guerra Muñoz. Archivo personal del autor.