El día que Edel Aldana Villar, director técnico de la Empresa Eléctrica Guantánamo, me recibió, la provincia amaneció con una disponibilidad de solo 37 MW, de los 90 que tiene instalados en las centrales diésel y los emplazamientos fuel oil.
Venzant de los Ángeles, operario de la batería Guantánamo, sabe que la llamada puede entrar en cualquier momento, y se mantiene alerta. Son las 11:00 de la mañana, justo la hora en la que, en el país, empiezan a registrarse los consumos más altos del día y los grupos electrógenos deben apoyar la generación base.
Ahora “todo está tranquilo, así que debemos entrar solo en los horarios pico… La hora buena es cuando hay alguna avería o salen, por mantenimientos o roturas, algunas de las termoeléctricas de la generación base”, asegura sin más referencias, porque no es necesario.
Habla de mediados del año pasado. De las horas de apagones por falta de capacidad de generación de algunas centrales termogeneradoras, incluso de averías que causaron un apagón casi general en septiembre.
“Un momento muy tenso, porque los grupos diésel se mantenían trabajando por más de 20 horas, y cuando paraban había que correr a cambiar el aceite, revisarlos y alistarlos, porque en unas horas había que echarlos a andar nuevamente, con tal de afectar a la población lo menos posible”, rememora.
“De horas duras estamos sobrados, claro, la mayoría de las veces la población no se entera. Si hay que generar más electricidad, generamos; si hay que operar los motores durante más horas que las regulares, lo hacemos, sea el momento que sea. Es la idea, ser un apoyo, un respaldo”, precisa el experimentado operador.
Lo dejamos hacer. Es cuestión de tiempo para que, al silencio casi absoluto que reina en el emplazamiento lo sustituya el sonido inconfundible de los motores, mientras ocurre la combustión.
Responde Geysel
A finales de 2021 fue noticia la entrada de dos motores a Geysel, luego de su remanufacturación -mantenimiento capital- en Alemania. “Fueron los primeros de todo el año, a pesar de que muchos más esperan por ese proceso”, aclara Lázaro Nairobis Lescaille Jarrosay, director de Geysel.
La situación en la Unidad Empresarial de Base que dirige -una de las tres mejores del país- puede resumirse en números: de una potencia instalada de 52,4 megawatts (MW) distribuidos en cinco centrales (Guantánamo, La Yaya, en Niceto Pérez, Sabana de Maisí, Yateras y Baracoa) solo están disponibles 29, para un 69 por ciento.
Contrario a lo que podría pensarse, no son las averías el talón de Aquiles de la generación distribuida con diésel en la provincia, sino el paso del 70 por ciento de sus motores a un régimen especial de generación, luego de que rebasaran las 9 mil horas de explotación que prevé el fabricante.
“En este punto, lo pactado es que los motores se sometan a remanufacturación, pero ante la falta de financiamiento, negociamos con el fabricante alemán MTU Aero Engine alargar ese ciclo a 11 mil horas, y los usamos dos horas al día”, explica Carlos Manuel Domínguez Azahares, jefe de Mantenimiento de la empresa.
También, es una cuestión estratégica. “La idea es que los motores sigan en el sistema, así sea poco tiempo, mientras el financiamiento llega… Lo que queremos evitar es que todos los generadores alcancen el punto de generación máxima y tengamos que pararlos al mismo tiempo”, continúa.
“Un número cambiante que, asegura, ahora mismo pone al sistema en un estado crítico, si fuera necesario poner a funcionar las islas o microsistemas de generación, tanto de Guantánamo -que incluye además del territorio capital otros siete municipios- como Baracoa, que agrupa a Maisí”.
El arribo de varios motores a su límite de generación, y eventual parada, se adelantó a raíz de los déficits de generación de 2021, que a mitad de año trajo de vuelta los molestos apagones, pero fue difícil de punta a cabo, salvando, si acaso, a los últimos meses, a juicio de Lescaille Jarrosay.
De nuevo los números dan la pista para entender la sobrexplotación de la generación distribuida con motores diésel en Guantánamo, al cierre de diciembre fue de 52,3 MW, para lo cual se consumieron 14,7 millones de litros del carburante, a un costo de 170 millones de dólares.
“Astronómicas”, acuña el director de Geysel refiriéndose a las cifras. En los emplazamientos eso significó que las horas de generación se triplicaron. René Iríbar, jefe de la central Guantánamo, asegura que en algún momento los motores llegaron a generar 21 de las 24 horas de un día.
“La proyección de mejoría más cercana, asevera Lescaille Jarrosay, es un motor en proceso de remanufacturación, y la intención del país de fortalecer nuestras capacidades reales de generación”.
EMGEF se las ingenia
Del otro lado, incluso de la ciudad, está la Empresa de generación grupos electrógenos Fuel oil (EMGEF), la otra pieza de la generación distribuida de la provincia, con dos emplazamientos (Guantánamo 1 y Guantánamo 2), capacidad instalada de 47,4 MW, y disponibilidad al 34 por ciento.
Las principales causas de que solo aporten 13 de los 28 motores de la empresa, afirma su director, Miguel González Hernández, “están declaradas y se relacionan con la falta de piezas para realizar los mantenimientos y arreglar los equipos averiados”.
Aunque sus motores, fabricados por Hyundai, se reparan en la propia empresa y en estos momentos se identifican posibles proveedores nacionales de algunos insumos, al menos el 90 por ciento de las piezas y partes que demandan estos equipos se importan.
La principal consecuencia de la baja disponibilidad de los generadores es que aún con las urgencias del pasado año, no cumplieron con el plan. A ello se sumó en algunos momentos la falta de combustible, declara Yosdeivis Calzado Rodríguez, jefe de Operaciones.
La voluntad política de recuperar la generación distribuida, en EMGEF se traduce en asignaciones de piezas que, este año, deben permitirles recuperar, al menos, tres motores y “el sistema de generación con fuel oil, que es nuestra esencia”, tercia por su parte González Hernández.
“El año pasado, abunda, la generación con diésel fue significativa, y esa no es la idea. Nuestro trabajo es generar con fuel oil (combustible mucho más barato) en equipos que pueden trabajar de forma continua y que mientras más generen reducen el costo del kilowatt, además con menos contaminación al medio ambiente”.
La rotura de las depuradoras de fuel oil, que se encargan de separar el lodo y el agua mediante centrifugado e impide que esas impurezas se incorporen al sistema de combustión del motor, ha sido el principal escollo en ese sentido.
Así que se pusieron manos a la obra, y con algunas piezas y a golpe de ingenio -gracias al movimiento anirista y a los fórums de ciencia y técnica- al cierre de enero se habían recuperado dos de las tres depuradoras fuera de servicio de Guantánamo 1, y en Guantánamo 2 todas funcionaban.
Y esa es solo parte de la historia. Es en los talleres donde se hace la magia, cuando los recursos no alcanzan: “Aquí regresamos a la vida válvulas, inyectores, bombas de agua…, todo lo posible”, reconoce el mecánico del taller, Antonio Huguet Bertrán, él mismo artífice de una innovación para los compresores, ya generalizada en el país.
Maikel Cuenca Matos, especialista A en Mecánica Automotriz también participó en la recuperación de válvulas para las depuradoras, y hace tres años, en el área de los compresores, aportó una válvula que reduce la presión para proteger el motor y maximizar el uso del aire comprimido.
Fuerzas distribuidas
El día que Edel Aldana Villar, director técnico de la Empresa Eléctrica Guantánamo, me recibió, la provincia amaneció con una disponibilidad de solo 37 MW, de los 90 que tiene instalados en las centrales diésel y los emplazamientos fuel oil.
“Un número cambiante que, asegura, ahora mismo pone al sistema en un estado crítico, si fuera necesario poner a funcionar las islas o microsistemas de generación, tanto de Guantánamo -que incluye además del territorio capital otros siete municipios- como Baracoa, que agrupa a Maisí”.
Hoy, en definitiva, si por cualquier razón no pudiéramos servirnos del Sistema Eléctrico Nacional, la generación distribuida local solo podría cubrir un tercio de la demanda máxima del territorio, que es de unos 100 mw.
“Eso, continúa, explica la prioridad de la Unión Eléctrica a esta forma de generación, que ya recibe financiamiento a través de contratos para piezas de repuesto, con la idea de incrementar la disponibilidad y acercarla, lo más posible, a la demanda.
“¿Por qué seguir apostando por ella, si es tan cara, porque incluso los grupos de fuel oil arrancan con diésel? Porque es un respaldo necesario y eficiente, que responde en muy poco tiempo. Mientras una termoeléctrica requiere de mediodía para empezar a funcionar, EMGEF puede arrancar en 30 minutos, y Geysel en cinco puede estar en línea”, concluye.
Hoy, en definitiva, si por cualquier razón no pudiéramos servirnos del Sistema Eléctrico Nacional, la generación distribuida local solo podría cubrir un tercio de la demanda máxima del territorio, que es de unos 100 mw.