La posibilidad de adquirir un tanque “por el Estado” alivia la situación del agua, aseguran Marciano y su hija Consuelo.
Cualquier cosa servía. El tanque pequeño, aunque se “desangrara” por el fondo de tantísimos años, la olla grande, los cubos, los pomos, los pepinos: “Lo que fuera capaz de contener agua, se llenaba… Ahora estamos mejor, después que resolvimos un tanque”.
Quienes hablan son el matrimonio de nonagenarios Marciano Fernández Durand y Clara Aurora Vázquez Rojas, quienes conforman uno de los seis hogares que, en la circunscripción 21 del Consejo Popular Norte-Los Cocos, se beneficiaron con la venta de un tanque artesanal.
Ha pasado casi una semana desde que un camión de la Empresa provincial de Materiales de la Construcción (Epmalco) descargara la mole de cemento en el frente de su vivienda -la número 98 de la calle E final-, y todo funciona como esperaban.
“Hace ya tres días que llegó el agua y todavía anda por la mitad, dice Consuelo -la hija que los cuida durante estas semanas-, en parte porque no lo usamos para beber, hasta que no nos traigan la tapa y logremos protegerlo un poco, puesto que está muy cerca del camino. Pero es un gran alivio”.
El bolsillo que pagó es colectivo. “Las seis hijas colectamos los 2 mil 936 pesos que costó, pues la chequera de mi papá no alcanza, pero es una buena opción, ya que al precio que están en la calle, no hay quien los compre. Nosotros, por lo menos, no podemos”, aduce.
Los otros “casos” que recibieron el reservorio, como parte de un compromiso del Gobierno con Epmalco, “son también personas vulnerables, identificados en un levantamiento que reveló una demanda de 700 tanques, solo en mi circunscripción”, precisa Migdalia González Luis, delegada de la 21 hace un lustro.
Este año, asegura la representante del Poder Popular, “se comprometieron a entregarnos 100 tanques, y creo que es una meta cumplible si siguen con el ritmo con que empezaron. Ahora mismo, estamos esperando otros seis. Además, se prevé la venta de módulos de cisternas, aunque no se precisan cuántas”.
De ellos, augura, una parte deberá hacerse en las casas, “pues algunos de los necesitados viven en pasillos por donde no entran estos reservorios. Me han dicho que es más complejo, por el acarreo de los materiales, donde preservarlos…, pero creo que con la colaboración popular es posible”.
No es todo, pero es algo para atenuar el problema del agua: el más histórico de todos los planteamientos de su mandato y todos los que la antecedieron al frente de una circunscripción con una larga lista de dificultades -zanjas, viales, mal estado constructivo, personas vulnerables, gran cantidad de corrales…-, no por gusto señalada como vulnerable.
“Ahora mismo, señala González Luis, pertenecemos a un circuito especial, con cuatro días de agua y cinco días sin servicio. Esto, que puede parecer bueno, plantea un problema si no hay suficiente capacidad de almacenamiento, como es el caso de este barrio”.
Donde estamos, ahí donde Marciano y Clara Aurora disfrutan de la seguridad del agua “en mano”, es uno de los sitios más complicados, de la calle 1 a la línea, y desde los límites con la Empresa de Camiones, Emcarga, hasta la calle D, “no solo por los problemas en los ciclos, sino por la falta de redes”, detalla.
“Tenemos un compromiso con Los Cocos, y estamos trabajando para entregar tanques con calidad”, asegura El Chino.
En la producción
El Chino -como conocen a Beidy Columbié Leyva, al frente de la minindustria de Cecilia- abre los ojos cuando le menciono el plan de 2 mil 300 tanques que, asegura Epmalco, se deben producir este año en la provincia a raíz de los acuerdos del grupo temporal de enfrentamiento a la sequía, liderado por el Gobierno.
En sus predios, en el poblado de Cecilia donde labora con otros cuatro hombres, “podemos hacer uno al día, de 720 litros, pues ahora tengo un solo molde y además produzco bloques para Comercio y acondiciono las áreas para recibir nuevos equipos como parte de un proyecto de colaboración”.
Si de materiales se habla, el mayor problema para este productor son los áridos, ante la parada de la principal industria del territorio. “Hace unos días, me llegaron unas piedras de Costa Rica, y con eso produje bloques y los cuatro tanques que tengo en el patio”.
El proceso, para un tanque, lleva tiempo y cuidados. “Son artesanales y de hormigón puro. En un día armo los moldes y echo la mezcla, a las dos horas quito la horma interior y le doy un estuque de cemento. Al otro día, los lleno de agua para fraguarlo y chequear que no tenga salideros. En cuatro días ya está listo”.
Otro reto, empero, será “meterse” en Los Cocos -el poblado para donde irán dirigidas las producciones por el momento- a hacer tanques en casas con difícil acceso, “en esos casos, también será uno al día, pero las personas podrán empezar a usarlo a las 24 horas. Ya veremos”, alega.
Ahora mismo, solo dos minindustrias producen los tanques para reducir el impacto de la sequía en la ciudad, especialmente en Los Cocos. “Además de Cecilia, tenemos otro cuentapropista en Sempré, El Salvador”, precisa Iraelio Martínez Ramírez, director de producción de Epmalco.
La capacidad para fabricarlos, empero, “está en todos los municipios y esa, continúa el directivo, es una de las fortalezas que tenemos”, a sabiendas de que su talón de Aquiles -el suyo y el de cualquier empresa dedicada a la construcción- serán los materiales.
Por ahora, explica, van cumpliendo, a pesar de que la disponibilidad de cemento no es suficiente. De más de 500 toneladas al mes, explica, solo reciben un promedio de 150.
“No tenemos una asignación específica para hacer tanques. Es la misma cantidad de materiales, que ahora debemos mover para priorizar la producción de esos reservorios, a petición del Gobierno”, aclara.
Justo el déficit de ese componente ha frenado la producción en Manuel Tames, el municipio más afectado por la sequía en la provincia, así informó a Venceremos Pedro Gustavo Favier Romero, director del combinado productivo de Empalco en Héctor Infante.
“Tenemos el resto de los materiales, incluso el acero para hacer una estructura más fuerte, y el molde, pero a mediados de febrero no había entrado cemento. También tenemos prevista la venta de módulos de cisterna, incluso con la posibilidad de créditos bancarios, pero también dependerá de esa mezcla”.
A pesar de todo, el jefe productivo de Epmalco cree que el plan de tanques artesanales es una meta realizable. Tiene, por un lado, lo básico para fabricarlos y, por el otro, una demanda organizada y creciente. Si eso es suficiente, el tiempo y el agua lo dirán.
Según el plan, Epmalco planea producir 2 mil 300 tanques para la venta a la población, precisa Martínez Ramírez.