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abasto de aguaA pesar de que los niveles de la presa Faustino Pérez están muy cerca de su volumen muerto (inutilizable) y a la baja, se mantienen los ciclos de abasto de agua cada seis días, en la mayor parte de la ciudad de Guantánamo que depende del Acueducto Guaso, y cada tres, con dos días con el líquido, en San Justo.

Agustín Iríbar Díaz, jefe de distribución de la Empresa municipal de Acueducto y Alcantarillado, explicó a Venceremos que en estos momentos la urbe solo recibe 500 litros por segundo (l/s) desde el bombeo Bano y el Canal Camarones, más los 270 l/s que aporta el citado embalse para San Justo.

Los bajos niveles de entrega de la Faustino Pérez, también conocida como La Esperanza, responden a la necesidad de reservar en lo posible el patrimonio acuífero disponible en su vaso, en caso de que se paralicen los bombeos emergentes, ante alta turbiedad, por ejemplo.

Las afectaciones a la distribución, aseguró el funcionario, son mínimas incluso con los cortes de electricidad de los últimos días, gracias a la estrategia de mantener el agua por 24 horas, una medida que inicialmente se adoptó para favorecer a las zonas más altas de la urbe.

Cuando existen fallos, precisó, se gestiona el envío de alguno de los tres carros cisternas disponibles en el territorio, sobre todo las comunidades de Jazmín y Los Mangos, que se abastecen del deprimido pozo de Palma San Juan; Santa Rosa, Maquey, Cecilia y Paraguay, aunque no descarta insatisfacciones.

También, apuntó, entre los siete y ocho viajes que puede dar cada pipa por día, se priorizan los círculos infantiles y otras instituciones esenciales cuya capacidad de almacenamiento no es suficiente para sustentar la actividad que realizan durante los seis días de espera.

Al unísono, apuntó por su parte Donel Batista, jefe de Operaciones, se trabaja en la solución de algunos de los 200 salideros identificados en el municipio, fundamentalmente en zonas no asfaltadas, mientras llegan los recursos y las autorizaciones para emprender arreglos de mayor envergadura.

También, enfatizó, se movilizan los cuerpos de inspección en zonas donde, más allá de los salideros, el agua se derrama por negligencia o se usa irracionalmente, en medio de la actual sequía, una de las más duras que se han visto en el territorio.