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Doctor en Ciencias Víctor Manuel Álvarez VillarEl Doctor en Ciencias Víctor Manuel Álvarez Villar considera que merece más atención el empleo de los microorganismos eficientes, por su valor ecológico y para la alimentación humana, en la producción agropecuaria.

El uso de microorganismos eficientes, como suplementos alimenticios en gallinas ponedoras, ceba de cerdos y tratamiento de cultivos reportó incrementos productivos en huevos, carne, hortalizas y otros renglones, en granjas agropecuarias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), desde hace más de dos años. 

 

Sin embargo, esa solución tecnológica de moderna ciencia y técnica con valor ecológico, aún carece de la extensión recomendable entre el resto de los productores pecuarios y de cultivos varios de la provincia. Así lo considera el Doctor en Ciencias Víctor Manuel Álvarez Villar, al hablar sobre el tema con Venceremos.

“Conversé sobre nuestros resultados con el Presidente de la República en su reciente intercambio en la Universidad de Guantánamo (UG), durante la visita gubernamental a la provincia; mostró interés y nos alentó en nuestro trabajo -dice Álvarez Villar, quien coordina desde esa Casa de Ciencia y Progreso la extensión del empleo de una fermentación que, mediante operaciones controladas en instalaciones sencillas, obtiene microorganismos favorables para su uso agropecuario.

Expone que durante 2019 ascendió a 25 el promedio de huevos mensuales por gallina ponedora, que llegaron a 27 en algunos casos, empleando los microorganismos eficientes en la alimentación en granjas avícolas de la Empresa Agropecuaria de las FAR coronel Arturo Lince, al igual que se incrementó el peso promedio en las distintas fases de ceba de cerdos.

El ingeniero pecuario (Instituto Superior de Ciencias Agrícolas de Bayamo, 1980) y actual profesor titular de la UG, explica a Venceremos su consideración de que la prueba de los resultados es que estos se obtuvieron en condiciones de producción, no de forma experimental. Que sirve –agrega con convicción- lo demostró desde el origen su propio descubridor, el horticultor japonés Terugo Higa, en plantas en los años 80 del siglo pasado, y a mediados de esa década se reconoció igualmente en otros usos agropecuarios.

Un pool con historia

Este investigador afirma sentirse cercanamente comprometido con la producción. Refiere aspectos de la historia de la obtención y uso de este conglomerado o grupo (pool, en inglés) de unos 80 microorganismos, obtenidos a partir de la hojarasca fermentada bajo control con otros añadidos, como bacterias fotosintéticas, lácticas, octinomicetos, levaduras y hongos fermentadores, mezcla que resulta eficiente en las prácticas del sector agropecuario en el mundo, el país y la provincia.

“En Cuba, la tecnología se introdujo desde Costa Rica en 2005, a través de investigadores de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, en Matanzas, quienes comenzaron a probarla y proponerla. En Guantánamo, el Centro de Desarrollo de la Montaña (CDM), institución adscrita al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, fue el promotor, fomentándola de manera experimental.

“De esta institución científica, la UG la tomó para extender su empleo, desde 2016, en cultivos de plantas y alimentación de animales en la Arturo Lince, perteneciente al sistema empresarial de la Unión Agropecuaria Militar.

“Los inicios con ponedoras y cerdos mostraron mejorías productivas y de salud en la masa animal. Ello provocó montar la primera planta de producción de microorganismos eficientes agropecuarios, que nombramos MEAG, para la empresa, inaugurada el 12 de octubre de 2018, ya independiente del CDM. La UG provee el conocimiento, implementa los procederes, controla los procesos y las dosis correspondientes según la especie y la fase de su cultivo o nutrición.

Al presente, producimos MEAG en pequeñas plantas –que son tanques de fermentación- en el Batallón del Este de la Brigada de la Frontera, en Romelié con Azumat; en Flora y Fauna, en la CCS Luis Rustán y próximamente incorporaremos otra en la Agropecuaria Militar de Santiago de Cuba.

“La inocuidad del producto es certificada por el Laboratorio provincial de Medicina Veterinaria. Lo empleamos extendido, incluso, para los cultivos de semilla de papa que se fomentan en la provincia y esquejes de guayaba enana y otros cultivos, sin abandonar lo probado en ponedoras y cerdos”.

Impulsar un proyecto

¿Cómo puede impulsarse la producción y utilización del MEAG, a favor de la dinamización de la producción agropecuaria en Cuba y, en particular, en Guantánamo?, es una pregunta que el Doctor en Ciencias Álvarez Villar responde enfático:

“Que se incorporen todas las empresas agropecuarias, productores avícolas, porcinos, de hortalizas y cultivos varios a su producción y uso.

“Las acciones que ahora desarrollamos se inscriben en el proyecto internacional francés Agroecocaribe, que es el nombre con que se presenta el Fondo de Solidaridad y Proyectos Innovadores (Investigación Verde). En él participamos las Universidades de Guantánamo, Ciego de Ávila y Artemisa, así como centros de investigación: Estación Indio Hatuey, Instituto de Investigaciones Hortícolas Liliana Dimitrova, Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (Censa) y Centro de Bioplantas de Ciego de Ávila.

“Nuestro grupo coordinador local está integrado por otros dos investigadores y profesores de la UG: el veterinario Alex Valdés Suárez y la bióloga Yaimé Leyva Ros. Ya graduamos los primeros 21 especialistas en producción y conservación de alimento animal, que son profesionales del sistema agropecuario guantanamero. La garantía de la alimentación es la base de cualquier propósito de producción pecuaria. En todos los escenarios explicamos cómo los microorganismos eficientes ayudan a esto.

“Creo que en la provincia falta asumir de forma más inmediata y enérgica los microorganismos eficientes, por parte del sistema empresarial estatal de la Agricultura y demás formas productivas agropecuarias”.