Los pobladores del CDR Ángel Mendol han aprovechado las bondades de la naturaleza y se abastecen de este manantial.El agua es el tema del momento en el poblado de Manuel Tames. Lo ha sido, regularmente cada año, en los últimos tiempos, pero ahora, y es un sentir general, lo que iba a secarse se secó y lo que iba a salir mal no tuvo salvación. No queda otro remedio que esperar soluciones, no importa si llegan del cielo o la tierra.
Cuando reportamos para este trabajo, se habían redoblado las dificultades. A las fuentes agotadas se sumaron un par de semanas sin distribuir agua en pipas, debido al déficit de combustible en la provincia.
Con esa falta, no hacen diferencia los carros cisterna que fueron asignados como apoyo al municipio desde la propia Empresa provincial de Acueductos y Alcantarillados, y las llamadas pipas de la economía, provenientes de formas productivas cooperativas y estatales.
Las cifras dan un acercamiento bastante certero. Hoy, más de 9 mil personas dependen de las pipas para disponer de agua, ya que las fuentes de abasto están secas por el déficit de precipitaciones que “arrastra” el municipio.
Por los 20 días andan los ciclos de distribución oficiales, asegura Abelardo Durán Almeida, director de Acueducto y Alcantarillados en el municipio, pero ahora mismo el abasto lleva cinco días de atraso en 25 de las 36 comunidades que dependen de los carros cisterna, y no es la primera vez.
Entre las malas nuevas, que se concentran, sobre todo, en el poblado de Manuel Tames, Las Delicias y Honduras, las lluvias de los últimos días le han dado un respiro al acueducto de Caña Victoria, una de las principales fuentes de suministro del primero, pero nada que llene tanques o dé tiempo a cantar victoria.
Dice la gente...
Como casi todos los tamenses, ante la orfandad en las tuberías, Caridad Rojas García depende del Pocito, un chorro casi siempre vivo que mana en el mismo corazón del poblado, y que, al decir de las autoridades de Acueducto, no es potable, aunque ahí sigue, salvador y oportuno.
“El problema es cargar los envases hasta mi casa de la calle Camilo Cienfuegos, dice la septuagenaria, porque somos ancianos o niños, y no tenemos dinero para pagarle a alguien. Hace una semana vino una pipa, pero llegó incompleta y algunos tanques se quedaron vacíos”.
La última vez que Yonjer Cala González, también residente de la Camilo Cienfuegos, pudo coger agua de un carro cisterna fue a inicios de abril, y antes de eso demoraron más de 45 días. “Qué hemos hecho, asegura, pues reutilizarla y ahorrar al máximo, mientras vemos cómo se bota durante cuatro y cinco días en los barrios donde llega”.
Esa situación. Ese “no hay, no llueve”, pero al mismo tiempo “la que tenemos se desperdicia, mana de los salideros”, es un dilema enorme y doloroso para los queA sus 72 años, a Caridad Rojas García se le hace muy difícil cargar agua desde “El Pocito”. hoy padecen la sequía en carne y bolsillo.
Otra preocupación es la calidad del agua del tanque conocido como Caña Victoria. Humberto Sánchez Derivet, residente en la calle 18, se pone de pie, coloca la mano en visera a la altura de los ojos, y dice que más o menos esa altura tiene la capa de fango, limo, renacuajos y podredumbre en ese reservorio.
“Yo he ido allí y me preocupa que nos enfermemos. Lo he planteado en varios lugares y asambleas, pero no veo que se haga nada para solucionarlo. La otra cuestión es la poca agua que hay. Este lunes, por ejemplo, llegó, pero sin fuerza y el martes, no vino”, insiste.
En Loma Blanca, la solución para muchos vecinos como Mariluz Michel Ortiz es ir hasta el llenadero de Caña Victoria y desde allí acarrear el vital líquido en cualquier medio, y usarlo para lo esencial. Para ella y su familia no hay otra manera que cargarla en hombros.
“Yo misma, explica la tamense, vivo con mi hija y su bebé, y se nos hace muy difícil hacer cualquier cosa básica en el hogar como limpiar, lavar. Hoy, hace casi dos meses que no traen agua. Sinceramente, a veces no tengo ni ganas de llegar a la casa”.
En el barrio Ángel Mendol, que las personas bautizaron simplemente como El Mendol, la necesidad parió un pequeño pozo -abierto a fuerza de brazos- al lado de lo que, en días más húmedos, fue un hilo de agua.
Agua de vistas largas
No es la primera vez que Manuel Tames sufre de sequía y se trabaja en buscar soluciones. El año pasado, el presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos insistía en medidas de mitigación para aprovechar el caudal existente, hasta que no hubo más.
Además, se distribuyeron a la población 30 tanques de 200 litros -casi nada con respecto a la demanda- y cuatro depósitos de 7 mil litros cada uno para que funcionen como puntos de fácil acceso, de los cuales dos ya están ubicados en el barrio conocido como El Mendol.
Así es como entra en esta historia el río Yateras, en la zona que el lugareño conoce como El Corojo. “Esa, precisa Alexey Aranda Bonne, director de Inversiones de la Delegación de Recursos Hidráulicos, es la solución inmediata para Manuel Tames y Romelié”.
La razón es conocida por todos: el caudal, que más abajo corre como el río de Acueducto, no se ha secado ni siquiera en las sequías más insistentes, de ahí que ya se ejecuten proyectos para aprovechar sus aguas a una mayor escala, por medio de una presa como parte de la obra mayor del trasvase norte-sur.
A inicios de mayo comenzó la inversión en bien de Manuel Tames. “Se trata de una conductora de 9,5 kilómetros de polietileno de alta densidad, PEAD, de 315 milímetros de diámetro, que saldrá del río hasta el tanque de Caña Victoria, con un bombeo cercano al cauce y un rebombeo en la zona conocida como Berné”.
En estos momentos, precisa el ingeniero, “Se ejecuta la parte civil del bombeo, por la Unidad de Construcción Militar. Esa edificación se hará con materiales ligeros, porque cuando se termine la presa Yateras, la zona quedará en el vaso, y por tanto hay que moverla a otra parte. Además, ante eventos meteorológicos, podríamos preservarla”.
La colocación de las tuberías, explicó, estará a cargo de la Empresa de Mantenimiento y Reparación de Obras Hidráulicas, EMROH, “una vez concluida la ejecución de la conductora Jaibo-Bano, con un atraso ligero debido a la situación del combustible”.
Abelardo Durán Almeida: “A mediados de la pasada semana, la mayoría de los barrios que se abastecen por pipas en Manuel Tames no habían recibido el servicio por más de 25 días”.En la inversión de Tames, afirma, entrarán dos brigadas de la EMROH, lo que debe agilizar su ejecución, prevista preliminarmente para dos meses. En general, la capacidad de la empresa para trabajar con el diámetro de las tuberías, y el hecho de que el trazado es a campo traviesa, facilita el trabajo”, detalla.
De momento, la provincia ya dispone de los primeros cuatro kilómetros de tuberías, de 315 necesarias para la obra. Ello debe garantizar continuidad constructiva, si no falla el combustible para los equipos especializados: la principal preocupación del inversionista.
Las bombas, por su parte, serán instaladas por Acueductos y Acantarillados, lo que completará el montaje de esa obra que, adelanta Aranda Bonne, trasegará a Manuel Tames unos 250 litros por segundo del vital líquido durante todo el año, “mucho más de lo que necesita el poblado”.
Solucionado ese pendiente, será mucho más evidente otro no menos importante: la deplorable situación de las redes internas, por donde, cuando haya agua suficiente, el poblador verá desangrarse, por pequeñas, pero siempre abiertas heridas, al caudaloso Yateras.
“Las redes de Manuel Tames, así como las de Romelié y Jamaica deben rehabilitarse, y de hecho, ya se están haciendo los proyectos de la inversión”, agrega el directivo.
Honduras, que también sufre de un abasto deficitario, debe aliviar la sed “gracias a una obra para aprovechar el río Cadena, donde se trabaja en un cierre, una especie de cortina que no detendrá el avance de la corriente, pero aumentará el tirante de agua”, detalla Aranda Bonne.
Mientras las soluciones llegan, el agua sigue siendo el tema del día, de los meses, del año en Manuel Tames. No hay familia que se salve de la sequía y hay pocas conversaciones que no se “salpiquen” con lo que no hay.
Tal y como están las cosas, no se sorprenda, amigo lector, si mañana llega al municipio que antes era sede del otrora central conocido como “el reloj guantanamero” y le respondan a un “¿cómo estás?”, con un “aquí, sin agua...”.