“El pago electrónico es bueno para todos, a los clientes les disminuye la necesidad de andar con grandes cantidades de efectivo, y reduce vulnerabilidades para los proveedores”, apunta Gell Pelegrín. Mi Transfer es, simplemente, una alternativa más para el pago de servicios y productos por medio del Transfermóvil, “una, además, bastante atractiva, tanto para usuarios como para proveedores”, me dice a la primera Eber Gell Pelegrín, jefe del Departamento Comercial de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) en Guantánamo.
Las razones, además de las ya conocidas del comercio electrónico, “son ventajas innegables comparadas con el ya tradicional pago por Enzona: la posibilidad de realizar operaciones sin necesidad de datos móviles y los más de tres millones de usuarios”, explica el ingeniero.
Y no son las únicas...
Con todas estas posibilidades, ¿cómo avanza la implementación de esta modalidad de pago en la provincia?
Actualmente, hay poco más de 40 entidades que se benefician con Mi transfer o, para decirlo de una manera más práctica, con la posibilidad de aplicar el pago por medio de Transfermóvil.
Etecsa, que además desarrolló la aplicación, comenzó por casa y la emplea en sus 17 oficinas comerciales con énfasis en aquellas que no tienen terminales de posventa o POS, como se le conoce.
Además de nuestra empresa, se aplica en todos los puntos de la Comercializadora Cupet, la sucursal Palmares, incluso un trabajador por cuenta propia.
Hay otras entidades que ahora mismo están en proceso de implementación, como las empresas de Servicios Técnicos, Alojamiento, y las municipales de Comercio y Gastronomía, que son de la mayor cantidad de unidades: la de Guantánamo tiene, por ejemplo, 321.
Cuando terminemos de implementar esos servicios, debemos llegar a más de 400 entidades que utilicen Mi transfer, en una primera etapa.
¿Cómo se realiza el proceso de contratación e implementación?
Una de las particularidades es que las entidades, TCP, nuevas formas de gestión..., pueden contratar el servicio de manera digital, por medio del sitio www.transfermovil.etecsa.cu.
El cliente puede acceder desde el Nauta Hogar, el teléfono..., y el sistema, en varios pasos, va solicitando una serie de datos como la cantidad de negocios que va a declarar, el número de la cuenta bancaria.
La implementación, por el momento, corre a cargo del Grupo de Electrónica del Turismo, que visita la entidad, ingresa al sistema lo declarado en el proceso de contratación, configura la herramienta y define, junto al proveedor, si el código QR que usarán será estático o dinámico.
El estático es un código único que la unidad tiene en un sitio visible, en el mostrador..., y el cliente lo escanea. El dinámico se genera en el momento de la operación.
Una vez operativo el servicio ¿Cómo se usa?
Para pagar, las personas solo tienen que acceder a su Transfermóvil en el celular, ir a la opción de Pago en Línea, escanear el código QR, del tipo que sea, y efectuar el desembolso.
En el caso de quien oferta el servicio o vende el producto, si el QR es dinámico se genera un registro con todos los datos; y si es estático, entonces esa persona deberá registrar el número de la operación para dejar constancia.
¿Han encontrado resistencia? ¿Siguen, los que brindan servicios directamente a la población, limitando el uso de estas alternativas de pago como ocurre también con Enzona?
Este proceso de implementación es una prioridad nacional, pero hemos encontrado directores, empresarios..., que todavía no entienden la importancia de esta forma de pago, y a veces retrasan el proceso, o lo tienen, pero no crean las condiciones para que la gente lo use.
La principal barrera es justamente esa persona que tiene el trato directo con el cliente, y que prefiere que le pagues en efectivo a tener que copiar las características de la operación.
Hay muchas malas prácticas del comercio, y vulnerabilidades que se acaban con el pago electrónico, pues ese dinero va, sin intermediarios, directo a la cuenta bancaria de la entidad.
¿Estas modalidades de pago generan algún descuento para los clientes?
No necesariamente. Eso lo decide el proveedor del servicio.
¿Se han trazado estrategias para que estas formas de pago sean más estables, seguras? La verdad es que todavía uno no se siente confiado de salir solo con ese dinero “electrónico” pues, a veces, fallan.
Desde el punto de vista tecnológico, la plataforma evoluciona y mejora su infraestructura, se desarrolla la red que soporta la conectividad, incluida la de fibra óptica. Pero ciertamente, hay varios eslabones que pueden fallar y, de hecho, lo hacen, especialmente la conectividad.
¿Cuáles son las perspectivas?
En estos momentos, estamos trabajando con varias entidades para que contraten el servicio o lo recontraten -pues algunos lo tienen, pero de manera poco funcional.
Trabajamos con Artex, Ómnibus Nacionales, Farmacias y Ópticas, por ejemplo, y tenemos la proyección de llegarle a las Mipymes, las cooperativas no agropecuarias, pues todos los actores de la economía pueden beneficiarse con esta alternativa, sin distinciones.