Sangra el Toa por su herida. A la extracción indiscriminada de arena del tibaracón del río más caudaloso de la Isla, que desemboca en el municipio de Baracoa, no se le pone freno, y el peligro de destrucción de esa barrera que la naturaleza impuso entre el mar y la tierra es consecuencia de una práctica ilegal y nefasta.
El hecho se expone, otra vez, con evidencias en redes sociales:
"Hieren los ojos el vandalismo y la falta de conciencia medioambiental de individuos que, en función de intereses empresariales, fundamentalmente, depredan las costas baracoenses y van dejando a su paso un paisaje lunar con peligro para el presente y el futuro.
“Duele ver la facilidad con que lo hacen, sin que nadie, absolutamente nadie, ponga coto a semejante agresión. Pareciera que no acabamos de entender el desafío que el cambio climático nos impone y los reiterados llamados del país a proteger lo que aún nos queda de playas", expone en su perfil en Facebook el profesor universitario José Ángel Turro Gomero, residente en esa localidad.
Tal vez algunos pudieran preguntarse si no existe nada que pueda contener el daño a ese accidente geográfico de origen fluvial.
Claro que sí: Respetar y hacer cumplir la legislación ambiental vigente en Cuba, como el Decreto-Ley 200, que desde 1999 en su artículo 9 lo considera una contravención cuando no se cuenta con la autorización correspondiente, y el Decreto-Ley 212, que también lo prohíbe.
Igualmente, los cuatro artículos (el 11,13, 75 y 90) de la Constitución de la República que refrendan lo violatorio del hecho, y el Plan de Estado conocido por Tarea Vida (cuyo principal escenario es la zona costera), del cual Baracoa es municipio de referencia. Lo que ocurre desde hace tiempo allí pone en tela de juicio la credibilidad de una voluntad estatal y gubernamental en función de mitigar los efectos del cambio climático, tan real, tan amenazante.
Las extracciones desmedidas en el tibaracón del río Toa provocan el debilitamiento de esa barrera protectora en diferentes sectores.
Precisamente al irrespeto de otro cuerpo legal vigente, Ley No. 81, que establece los principios que rigen la política ambiental, las normas regulatorias básicas y las acciones de los ciudadanos y la sociedad en general en función de proteger el medio ambiente, se refirió Jesús Martín Pérez, delegado territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en intercambio con esta reportera.
"Contrario a lo que sucede -dice el máximo representante del Citma aquí- la mencionada ley plantea que los recursos naturales deben aprovecharse de manera racional, previniendo la generación de impactos negativos sobre el medio ambiente, y ello es responsabilidad y obligación de todos los órganos y organismos estatales, en particular, de los que tienen a su cargo la rectoría, control, uso y administración de los mismos, que deben, además de hacer cumplir las disposiciones establecidas, adoptar medidas de conservación y transformación planificada en la utilización de los bienes que provee la naturaleza, desarrollando los sistemas de vigilancia y control requeridos".
Para especificar las acciones de su organismo al respecto, Martín Pérez enumera las múltiples inspecciones realizadas de 2012 a la actualidad, en las que se comprobó el impacto negativo de la extracción ilegal de arena en el tibaracón del Toa, tanto por personas naturales como jurídicas y las incumplidas recomendaciones hechas a los organismos correspondientes.
Hace tan solo cinco meses, refiere el delegado del Citma en el territorio, se realizó un control integral al municipio de Baracoa, como parte del sistema de trabajo para controlar la implementación de la Tarea Vida por parte de diferentes entidades del territorio y, entre otras cuestiones, se evaluó con los compañeros de Industria de Materiales de la Construcción municipal y su director provincial, el incumplimiento de lo orientado en las inspecciones anteriores, pues se les demostró el vencimiento de las licencias ambientales tanto del Tibaracón del Toa como del yacimiento de arena Miel II.
Según la información aportada por el directivo, se indicó realizar la nueva solicitud de licencia y los estudios de dinámica de ese accidente geográfico, de manera que se pueda definir el volumen de arena a extraer y las acciones para la recuperación del área dañada.
En este mismo control, agregó, se efectuó un recorrido por el tibaracón, tomando evidencias del incumplimiento de medidas por parte de la Empresa de Materiales de la Construcción que debería mantener un custodio en el área.
Personas naturales y jurídicas se juntan en esa agresión medioambiental.
Un mes después, el 4 de abril último para ser más específico, en la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental del Citma se sostuvo un encuentro con el director de la Empresa Provincial de Materiales de la Construcción, la representante en la provincia de la Oficina Nacional de Recursos Minerales y la Subdelegación de Medio Ambiente, donde se analizó nuevamente el estado de las licencias ambientales para la explotación y extracción de áridos en Baracoa, por mantener la misma situación.
Unos días después, a partir de una solicitud de las autoridades del Gobierno municipal de Baracoa y del Coordinador del Gobierno Provincial que atiende la actividad de construcción, se desarrolló una reunión en la Delegación Territorial del Citma, con el objetivo de evaluar la difícil situación constructiva por déficit de áridos en Baracoa y una propuesta de solución temporal hasta tanto se ejecute la solución definitiva.
Indagando al respecto, Venceremos conoció que dicha solución temporal se refiere en específico a solicitar la renovación de la licencia otorgada hace 12 años para extraer 3 mil metros cúbicos de arena del tibaracón de la corriente de agua dulce de mayor caudal en Cuba. Al evaluar esa petición con la Dirección Nacional de Regulación y Seguridad Ambiental, la respuesta de ese organismo fue contundente:
"Para esto se requiere que se presenten a nuestra Oficina (sede central) los estudios actualizados sobre el estado actual del tibaracón y la forma adecuada de explotación, para prevenir cualquier impacto de significación al mismo. La cantidad a extraer no pienso que sea posible incrementarla, porque en su momento se definió por expertos, a partir de los aportes anuales del río.
“De igual forma, se requiere que el Gobierno, la Empresa de Materiales de la Construcción y las autoridades que tenemos que ver con esto, contribuyan al orden en la extracción de arena de la zona costera de Baracoa, eso no se respetó ni en el área de extracción aprobada en 2010 en el tibaracón del Toa.
"El Gobierno del municipio -señala la carta firmada por el director general de Regulación y Seguridad Ambiental- debe controlar el mantenimiento del orden. Para la Empresa de Materiales de la Construcción debe quedar claro la responsabilidad con la custodia permanente del yacimiento, aspecto que en el pasado tampoco se cumplió. También resulta imprescindible implementar la solución definitiva para la disponibilidad de áridos en dicha localidad, aspecto que se discute desde hace más de 15 años y en el que no se avanza".
Evidentemente, esa extracción descontrolada que realizan tanto personas naturales como jurídicas, por años y de manera creciente, no responde a que sea la única y menos costosa alternativa para obtener áridos destinados a la construcción, pues además del llevado y traído yacimiento de Miel II, con un potencial estimado para la extracción ordenada durante 25 años, la propia naturaleza dotó a Baracoa de una red hidrográfica con más de 36 ríos de corriente superficial permanente, de lo cual se infiere el volumen de suelos arenosos y rocosos con que cuenta esa región.
Nunca será más costosa la explotación organizada de las venas arenosas existentes, que la devastación de una barrera natural que actúa como protección a las poblaciones cercanas al litoral de la primera Villa fundada en Cuba.
Al intervenir sobre ese asunto, el geógrafo Ricardo Suárez Bustamante, quien por más de 20 años se desempeñó como especialista municipal del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medioambiente e inspector ambiental de 2000 a 2016, asegura que la única e ineludible respuesta es la solución, que no es otra cosa que poner orden.
“Ya es un hecho la acelerada disminución del bosque protector del litoral debido al desenfrenado proceso erosivo que ahora, y en el futuro, más, provocará mayores penetraciones del mar, con todo lo que implica en el orden económico y social. Carísimo es el costo de la desalinización del suelo y de las aguas superficiales y subterráneas y, mucho más, lo que habrá que acometer, si es posible, para que la biodiversidad se adapte a las nuevas condiciones, lo cual, además, demoraría años”, asegura Suárez Bustamante.
El destacado ambientalista baracoense, actualmente jefe del Departamento de investigaciones aplicadas en la Oficina del conservador de la ciudad de Baracoa, apunta:
"El macroproyecto de enfrentamiento al cambio climático señala que el ascenso del nivel medio del mar, para el año 2050 debe ser 29 centímetros y 95 para el 2100. Los cálculos se hicieron considerando una progresiva conservación de la zona costera, pero está ocurriendo lo contrario, de manera que los referidos ascensos se darían antes de las fechas previstas. Por lo tanto, frenar esa práctica es una necesidad urgente".
Ante tantas advertencias, uno creería que todo está claro, que es cuestión esencial salvaguardar de todo peligro los famosos tibaracones… sin embargo, ahí siguen, impunemente, las evidencias del daño y, por lo visto, seguirá así mientras no exista una respuesta contundente que permita sellar la herida por la que sangra el Toa.