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Ocaña horizontal Ocaña, cuando diseñar era puro cálculo matemático, antes de llegar la era digital.

A José Antonio Ocaña Suárez, el Maestro, los años de jubilación no le quitan la condición de imprescindible. Cada pasillo o cubículo de la editora Venceremos evocan su presencia, especialmente estos días que el rotativo está de celebración, pues el 25 de julio festejó su onomástico 60. 

 

Se le recuerda siempre, impasible, inmutable ante los regaños por llegar tarde, “indisciplina” que nadie osaba “castigar”, porque era un hombre sin tiempo para el trabajo. Recorría a pie la distancia entre su casa (Paseo entre Máximo Gómez y Martí) y el periódico, en el lejano kilómetro 2 de la avenida Che Guevara. Pero cuando llegaba se olvidaba de la hora del regreso, eso compensaba en mucho, y hasta se agradecía la relativa tardanza en la llegada.

Hablamos del diseñador más experimentado de la prensa guantanamera, etapa de su vida que recuerda gratamente y lo reafirmara en entrevista para el mismo semanario al que dedicó más de 40 años de trabajo: "El periodismo para mí es pasión, necesidad, no puedo vivir sin ello".

El aroma de un buen café cubano inunda la sala de la casa del Maestro, escenario del enriquecedor diálogo, sobre todo para sus imberbes entrevistadores, dos alumnos de primer año de la carrera de Periodismo, quienes en busca de historias tocaron la puerta de esta leyenda del Venceremos.

 

¿Dónde estudió? –le preguntan e inician el periplo por la vida laboral del veterano venceremista.

 

“Mi formación es empírica, solo recibí un curso de formato en el periódico Granma, en 1968, tras lo cual volví a Guantánamo y comencé a laborar en Venceremos. Ello incluía diseñar el suplemento cultural Debate y como acción colateral contribuía con otras publicaciones como la revista El Managüi, de la Unión de Historiadores de Cuba y los tabloides del Consejo de Defensa en ejercicios para tiempo de guerra”.

 

-Qué significa Venceremos para usted?

 

“Ese periódico es mi vida, imposible olvidar los bellos recuerdos que tengo de él. Para mí va a ser siempre un lugar especial, lleno de personas maravillosas y talentosas que conocí y las que todavía laboran día a día. Era solo llegar y mis ideas salían solas a imprimirse en el papel. Fueron los mejores momentos de mi vida los que consagré a ese medio”.

 

¿Cómo era trabajar en aquel entonces con linotipos?

 

“Era difícil, pero todo tiene su encanto. El taller era más que un linotipo, esencial máquina para parar los textos y fundirlos en líneas de plomo que luego conformaban las páginas en la mesa de emplane.

 

Allí se materializaba el boceto indicado por el formatista o diseñador. En un marco de acero llamado rama se configuraba cada página con sus galeras (textos en plomo), títulos conformados letra a letra, grabados (fotografías)… laborioso, pero bello, amado… pues nacía de las manos”.

¿Cómo fue su experiencia cuando se cambió de lo impreso a lo digital?

 

“La era digital revolucionó el proceso. Complejizó y simplificó el hacer, obligó a conocer programas computacionales y trabajar con ellos. Todo ello, a la postre, facilitó las cosas, bajó costos por procesos que requerían materias primas como plomo, madera y pegamentos (para los grabados), quimicales para los laboratorios fotográficos, alto consumo eléctrico… y ahorró tiempo al hacerse todo o casi todo en la pantalla de un ordenador”.

Qué retos aprecias para el periódico

 

“Desde mi punto de vista, como especialista de un área del trabajo, uno de los retos es consolidar la impresión a color y que surja un Venceremos más moderno, más llamativo, más interactivo, que atrape al público joven”.

 

Consejos…

 

“A los jóvenes periodistas en particular, pero para todos los trabajadores del rotativo en general, estudiar mucho y de todo; investigar, ser receptivos y tener buena actitud ante la vida y la carrera escogida. Poner todo el empeño en cada trabajo para cada día experimentar saltos cualitativos que te prestigien como profesional y por ende al colectivo”.

 

¿Qué considera que falta?

 

Venceremos, cuando sea posible, debe retornar al diarismo.

 

¿Cómo recibió el Premio provincial de Periodismo José Vázquez Savón por la obra de la vida?

 

“No me lo esperaba, pero me alagó el reconocimiento por mi esfuerzo y sacrificios durante tantos años de trabajo. Soy dichoso de merecer un galardón tan importante y siento satisfacción por el mérito a la obra de la vida como también por atesorar las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gómez García y un reconocimiento del General de Ejército Raúl Castro por la calidad de los boletines emitidos durante el Bastión de 2004”.