El inesperado sueño materializado de Neftalí. Tiene muñecas y muchos juguetes más frutos del amor y la solidaridad.
Ya era bastante dicha para Neftalí poder pintar y colorear sobre un papel su juguete preferido: una muñeca, o que su prima le prestara la suya. Tiene cinco años y vive en un hermoso paraje del extremo oriental de la geografía cubana, donde nunca tuvo una de verdad ni propia, cuando me hizo estas confesiones.
De su sueño de niña me habló con la misma humildad en la que vive allá en su Sabana de Maisí. "Un día mis papás me van a comprar una que sea mía, para llevarla a pasear por los caminos en un cochecito", dijo entonces.
Esa declaración fue como un flechazo en el alma de María Gloria Gámez, una maestra jubilada, de 68 años de edad, que en el barrio Norte de la ciudad de Guantánamo leía en estas mismas páginas un relato que reveló Toda la belleza de Neftalí, la pequeña que no tenía muñecas.
María Gloria tenía entonces las horas contadas para entrar al quirófano. Pero "de que se la hago, se la hago, aunque me acabe de quedar ciega", se planteó. Al rato, casi de noche, bajo una luz brillante para compensar su poca visión y ante la mirada y los tiernos regaños de su hija por forzar los ojos ya cansados de lidiar con sus opacos cristalinos, cortó las primeras telas para dar forma al cuerpo de tres muñecas.
Puntadas por aquí, puntadas por allá, y listo. Ahora a rellenar, y lo hizo con lana de algodón. Esa noche alguien en la casa durmió con la cabeza más pegada al colchón por falta de relleno en su almohada, pero ella se fue a la cama satisfecha, con su obra a medio hacer.
Sus hermanas, que sabían en lo que andaba, la apoyaron más de lo común en el cuidado de su madre enferma. Ya era un proyecto de familia que para ser cumplido solo faltaban las estructuras faciales, pelos, ropas, zapatos... y listo. Nada de eso lo supe antes de aquella llamada de quien hasta entonces era una desconocida para mí.
María Gloria, una mujer de gran corazón. Gracias desde las páginas de Venceremos.
Un saludo cordial y un "qué pena por el atrevimiento de llamar a esa hora" (10 y 30 de la noche): -Es que leí su crónica Toda la belleza de Nefatlì, publicada en Venceremos y me conmovió la nobleza de esa niña tan linda y aquí le tengo unas muñecas ¿usted se las pudiera hacer llegar?, porque mañana me harán una cirugía de catarata...
-Deje eso en mis manos -respondí.
Días después, con el hermoso regalo en casa, comenzaron a atarse eslabones de una cadena solidaria que se alargó poco a poco mientras contactaba con una persona dispuesta a llevar la caja de juguetes hasta Sabana.
Fue el primer secretario del Partido en Maisí, quien gustosamente se encargó del sui géneris e importante traslado. Lo recibieron allí mis colegas Chely Tamayo, camarógrafo de la televisión, y Lorenis Pérez, directora de la emisora de radio La voz del Sol, quienes entre montañas, "a bordo" de un transporte dispuesto por el Gobierno local, llevaron hasta Neftalí el encargo, que no era solo las muñecas de trapo confeccionadas, con amor, por María Gloria.
Sucedió que en los días en que anduve "cazando" un emisario, se sumaron otras muñecas, muñecos de goma, de peluche; también lápices y libros para colorear, juego de cocina y de sala; un atari de mano; un ejemplar de lujo de La Edad de Oro...
Una amorosa contribución de la también maestra Rita María Herrera y varios de sus alumnos del aula 6to A del seminternado 2 de Diciembre, ubicado en el barrio residencial Caribe, donde vivo.
Fue en pleno parque de Sabana donde la niña y sus padres quisieron recibir esa carga movida por el amor y el único interés de ver rostros y corazones felices.
Fue un lunes reciente, con sus hermanos y compañeros de aula, que Neftalì volvió a mostrar su belleza: "Todo es bien bellísimo, gracias, y que Dios los bendiga a todos". Dicen los que la vieron que andaba corriendo de un lado a otro, loca de la felicidad.