Rolando Quintero MenaRolando Quintero Mena y Alfonso Sánchez Leyva son imprescindibles nombres de la sexagenaria memoria periodística venceremista. Ambos dirigieron al colectivo sucesivamente en momentos de cambios de sede y tecnológicos, en los años 70 del pasado siglo.
Del primero (1924-1997), una anécdota personal. Este redactor lo conoció años después de su etapa como periodista. Aunque ya jubilado, mostró su interés apasionado por el periódico, al criticar con suficiencia y mesura una errata cometida por el bisoño redactor en una nota. Magisterio inolvidable.
A Quintero “le tocó” dirigir aquí la instalación de la primera rotativa ( “el taller de la calle Ahogados”) que sacaba el periódico de una vez con el rojo y el negro, y consolidar la unidad entre redacción y taller, entre 1969 y 1976, rememora Misael Preval López, jefe de taller tipográfico durante muchos años, y, desde el 2000, feliz jubilado, hoy con 84. “Quintero, con su carácter severo, exigente, quería que todo saliera bien, seguro, y lo logramos”, dice.
Vale recordar que en aquellos años, la redacción radicaba en la calle Cuartel, a unas dos cuadras de los talleres tipográficos, entonces recién instalados en Ahogados entre Narciso López y Paseo.
Alfonso Sánchez Leyva
El veterano periodista Pablo Soroa Fernández, desde su etapa de estudiante, reconoce a Quintero “alegre, bonachón, diligente, riguroso, exigente, conversador de amplia cultura y profundo conocedor de la historia de la localidad”. Y afirma: “Me apoyó mucho en mi trabajo”.
El Historiador de la Ciudad José Sánchez Guerra atestigua la contribución de Quintero en la indagación y los relatos de los hechos de la otroriedad, con investigaciones publicadas y la promoción valorativa del acontecer pasado, estimada por la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC), que le dio su nombre al Reconocimiento provincial que otorga a quienes se destacan en estas lides.
Continuar la obra de unidad laboral y escuela formativa, que siempre le adjudican al periódico en sus diferentes etapas quienes han formado parte de su colectivo, correspondió a Alfonso Sánchez Leyva. Se recuerda que antes de asumir la dirección en 1976, se desempeñó como joven jefe de redacción, bajo las enseñanzas de Quintero.
En ese sentido, sus compañeros rememoran que su etapa directiva también fue de aprendizaje para el propio Alfonso. “Leía y corregía cuidadosamente todos los materiales periodísticos que se iban a publicar, tarea que, al llegar al taller, debíamos realizar cuidadosamente los tipógrafos, antes de que él les diera su aprobación”, explica Preval López.
Por su afán de superación, Sánchez se formó como abogado. Al mismo tiempo, por sus cualidades de organizador y conductor de equipos de trabajo desarrolladas en Venceremos en esa etapa, después de concluir esta etapa desempeñó responsabilidades relacionadas con la rama del derecho en organismos provinciales, hasta su jubilación. Aunque desapareció en 2013, sigue formando parte indisoluble de la historia de los venceremistas.