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base naval guantanamoLa ocupación ilegal por el gobierno de los Estados Unidos de la base naval de Guantánamo, desde hace 121 años, ha sido un tema recurrente de denuncia y condena por Cuba en cuantas tribunas nacionales e internacionales resulta menester. En esos foros se dejan escuchar las voces de nuestros diplomáticos, juristas y de los movimientos revolucionarios del mundo, exigiendo su devolución a la Mayor de las Antillas.

 

La presencia de la base naval en la bahía de Guantánamo, considerada la tercera en importancia en Cuba y una de las más profundas del mundo, posibilitó a la armada estadounidense controlar las rutas marítimas próximas y mantener el dominio del Mar Caribe, particularmente el tráfico de buques desde y hacia el canal de Panamá.

 

La intervención norteamericana en la Guerra Necesaria dejó expedita la vía para convertir a la otrora colonia de España en una neocolonia de los Estados Unidos. Para enmascarar esos propósitos anexionistas accedieron al establecimiento de la república.

 

Así las cosas, en 1901 se eligen delegados para la conformación de la Asamblea Constituyente, encargada de elaborar una Constitución para el pueblo de Cuba, que debía definir cómo quedarían las relaciones de Cuba y Estados Unidos, tema que no fue del agrado de los asambleístas.

 

El secretario de guerra norteamericano de entonces, consciente de ese disgusto, elaboró un documento con las exigencias que debía cumplir Cuba para la obtención de su independencia. Ese texto fue utilizado por el senador norteamericano Orville Hitchcock Platt como fundamento para elaborar un proyecto de enmienda a la ley de presupuesto del ejército norteamericano.

 

Dicha enmienda mutiló la república, al agregarse como apéndice a la Constitución de 1901, previamente aprobada, primero por el senado norteamericano y después por la Cámara de Representantes. El 3 de marzo se convierte en ley al ser firmada por el presidente William McKinley. La misma otorgaba al vecino del norte la potestad de intervenir en los asuntos internos de la isla cuando lo estimasen pertinente.

 

Así quedaron postergados los sueños de independencia de Martí, Maceo y de los mambises del Ejército Libertador.

 

Los 8 artículos de la enmienda convertían a Cuba en un protectorado norteamericano. En el artículo 7 se estableció la cesión de porciones de suelo cubano para la ubicación de estaciones navales o carboneras, lo que contradijo la letra de la Constitución de 1901, cuyo artículo lll prescribía que…“la república no concederá ni ratificará pactos o tratados que en forma alguna limiten o menoscaben la soberanía nacional o la integridad del territorio”.

 

Se sucedieron manifestaciones en La Habana de rechazo a la imposición de tal engendro, una comisión de miembros de la Convención Constituyente visita los Estados Unidos para entrevistarse con el presidente de ese país, sin lograr sus objetivos.

 

Ante la amenaza de que no se retirarían las tropas de ocupación la Convención Constituyente aceptó el 28 de mayo de 1901 la Enmienda Platt y el 12 de junio de ese propio año se agrega oficialmente a la Constitución el texto de la enmienda.

 

Ante la disyuntiva de tener república con soberanía limitada o continuar siendo un país ocupado militarmente por fuerzas extranjeras, finalmente se impuso la infamia por la fuerza.

 

El 10 de diciembre de 1901 se produjo la entrega del territorio de la bahía de Guantánamo a los Estados Unidos, tomando así posesión de los terrenos para establecer allí una estación naval. De esta forma quedaba consumado el despojo de 117,6 km cuadrados de suelo cubano.

 

Con el triunfo de la Revolución, ese enclave militar se ha utilizado por sucesivas administraciones del gobierno de los Estados Unidos como foco permanente de conflictos y una punta de lanza en su guerra contra Cuba. Son incontables las provocaciones aéreas, navales y terrestres, lanzamientos de objetos, disparos de arma de fuego contra postas cubanas, incluidos los asesinatos de los combatientes de la Brigada de la Frontera, Ramón López Peña y Luis Ramírez López.

 

En el “tratado” de establecimiento de la base naval, siempre se planteó el término arrendamiento, jamás se invocaron vocablos como perpetuidad, cesión o venta de ese espacio, su imposición bajo coacción, por la fuerza, sin el consentimiento de la parte cubana desnaturalizó la esencia misma del contrato al existir un vicio en su otorgamiento, quebrantándose el principio de la voluntad de las partes, que lo convierten en un acto nulo para el derecho.

 

Desde el marco del derecho internacional la Convención de Viena de 1969 en su artículo L ll expresa que… “se declara abolido un tratado si se concluye que se ha usado presión, ya sea militar, política o económica por un estado a fin de coaccionar a otro para que firme un pacto o convenio con merma de los principios de igualdad soberana”. Más clara no puede ser la letra de este instrumento internacional, pero lamentablemente es letra muerta en el caso que nos ocupa.

 

De base militar a centro de reclusión.

 

En franca violación de lo pactado para su uso como carbonera o estación naval únicamente y nunca para otros propósitos o fines, el 11 de enero de 2001, hace 21 años, un establecimiento penitenciario abrió sus puertas en la ilegítima base naval: la tristemente célebre prisión de Guantánamo, la cual sigue siendo utilizada como centro de quienes presuntamente están vinculados al terrorismo, sin las mínimas garantías procesales.

 

Sobran razones y argumentos para no descansar en la batalla por la devolución incondicional del espacio, que en contra de la voluntad del gobierno y el pueblo cubano, ocupa la base naval yanqui en Guantánamo.