
Es habitual que salga a la luz su nombre en un turno de clase de la Academia, para reconocer su trabajo en un conversatorio o presentar algún libro de su autoría. Reinaldo Cedeño Pineda, periodista santiaguero, es imprescindible también en la historia de Venceremos.
Para hablar sobre la profesión que ejerce con orgullo y recordar vivencias en el periódico al que un día llegó imberbe a hacer el Servicio Social accedió en entrevista con Venceremos:
“Ya conocía a Guantánamo, un poquito, tengo allá a mi hermana, mis sobrinos y vi ese momento como la posibilidad de estar cerca de ellos, fue una gran alegría para mí.
“La experiencia te cambia la vida personalmente, es la diferencia de los sueños de estudiante a la realidad del periodismo en una provincia a donde llegué y me acogieron muy bien”, con cariño. Así fueron sus primeros pasos en el medio de prensa.
“Guantánamo tiene muchas y muy buenas historias puertas adentro, solo hay que abrirlas para encontrarlas. Fue un consejo que recibí de Jorge Núñez, actual Presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en la más oriental de las provincias.
“Venceremos me enseñó a ir a las esencias, (…) aportó mucho a mi preparación, puedo decir que vine formado para Santiago de Cuba”, comenta Cedeño Pineda.
“Atendí los sectores de Gastronomía, Cultura, Servicios Comunales, excepto la Zafra, y en todos encontré algo bonito: la pasión de las personas por su trabajo”, afirma Reinaldo y no oculta su emoción al recordar los primeros trabajos publicados.
“En Guantánamo tuve mis primeros disgustos y también mis primeros triunfos. Recuerdo que tuve el privilegio de entrevistar a Florentina Regis Boti León, y cuando salió publicada, alguien voceaba el periódico: “Oye, oye, lean lo que dice la hija de (Regino Eladio) Boti”, fue una de las cosas más bellas que me han pasado.
“Fue fácil adaptarme al trabajo con las fuentes guantanameras, allá todo es más cerca. Me adapté a Guantánamo, lo conozco como la palma de mi mano, mejor que a Santiago, realicé trabajos que permitieron indagar en diferentes lugares y así los fui conociendo.
“Es una casa -refiriéndose al medio guantanamero-, hice verdaderos amigos que siempre estaban ahí para corregirme. Mi primer salario lo obtuve allí, el premio al esfuerzo realizado, fue mi primer centro de trabajo, en él encontré un ambiente de creación, el apoyo de las directoras, en aquel entonces Marta Cabrales y Haydée León Moya, además del cariño que recibí de ellas”.
Con tres décadas de trabajo consolidado en el periodismo cultural confiesa que es algo que lleva desde hace mucho: “Mi madre era maestra, de pequeño estuve rodeado de libros, pero cuando llegué al Periódico, empecé a contar historias, porque cualquier persona puede darte un buen relato, aprendí que no hay lugares pequeños si tu alma es grande”.
No lleva tanto tiempo lejos del Guaso, donde hace pocos meses presentó algunos libros, “en 30 años la óptica es diferente, algunos de ellos (sus libros) revivieron esos momentos, lo sentí como la primera vez, cada una de esas emociones cuando le traía a mi madre los trabajos que publiqué para que me leyera. Tengo esa deuda de cariño con el Venceremos”.