vinos reportajeEn el IV Festival de Vinicultores se exhibió una veintena de vinos tradicionales.

Entre los aromas y exquisitos sabores añejados en las bodegas del Guaso se distinguen los vinos de guayaba, marañón y piña, junto a los tradicionales de uva y cereza; también hay de jengibre y maíz, con increíble atractivo visual que realza la elegancia aun cuando se trata de productos hechos artesanalmente.

 

Guantánamo tiene poderosa tradición en la elaboración de ese tipo de delicias, como parte de una cultura que se trasmite de generación en generación.

 

El Club Villa Guaso es de los grupos más jóvenes que en el archipiélago contribuye al fomento de la manufactura de las bebidas que evocan al dios Baco, introducidas en Cuba en el periodo de la colonización, y que los criollos conocieron y desarrollaron hasta dominar todos los secretos de la antiquísima bebida, apreciada en la mesa de reyes y de hombres humildes por el bello, transparente y fragante extracto.

 

Marcas como Saltadero, el Chivo, Riquenes, el Tavo, Don Castillo, Larral, entre otros, han buscado posicionar el nombre y el refinado bouquet de los vinos guantanameros que van ganando en solidez de las producciones, y reconocimiento en escenarios nacionales e internacionales.

 

El devenir de un oficio

 

En Guantánamo, como en otras partes del mundo, los vinos se caracterizan por el uso de elementos típicos de la región.

Tomás Pala García, presidente del Club Villa Guaso, explica a Venceremos que en la provincia hay vinicultores en los 10 municipios, quienes de forma individual realizan el oficio, aunque los más conocidos son de la urbe cabecera.

 

“Solo existe un club (el nuestro) con 15 miembros, de ellos, tres mujeres, y tenemos además dos productores de Caimanera y El Salvador. Recientemente convocamos a nuevos interesados para ampliar la familia, y pretendemos realizar un taller que permita potenciar catadores jóvenes.

 

“En nuestro territorio hacemos vino de marañón, de piña, guayaba, arroz, con muy buena calidad y múltiples propiedades medicinales, que recomendamos a los clientes: ayudan a la circulación de la sangre, evitan los dolores articulares, previenen el daño arterial debido a altos niveles de colesterol; o sea que, más allá del beneficio monetario que nos reporta, hacer vino contribuye a transformar la sociedad”, afirma Pala García.

vinos reportaje2Tomás Pala, presidente del Club Villa Guaso.

Como el resto de las labores, la vinicultura también sufre los efectos de la escasez de materias primas. Según él los elaboradores se han visto obligados a aumentar los precios hasta 350 pesos la botella, “pero tenemos buena aceptación, públicos fieles y así lo comprobamos en las ferias que hacemos donde asisten clientes asiduos al sabor guantanamero.

 

“En esos espacios aprovechamos para explicar cómo deben tomarse ciertas bebidas, por ejemplo, al consumir carne blanca (como el pollo y el pescado) se debe tomar vino blanco; si se come carne roja, el tinto es el acompañante recomendable. Indiscutiblemente eso amplía la cultura de las personas y aumenta el interés por este producto tradicional”, apunta.

 

Alternativas para mantener la tradición

 

La necesidad de ganar en calidad y competitividad ha motivado entre los amantes del vino a crear espacios para la socialización e intercambio de experiencias. Así surgió el Festival del Vino Artesanal, evento que anualmente acontece en el mes de diciembre, como parte de la Fiesta a la Guantanamera.

 

Se trata de una plataforma surgida en 2018, de gran utilidad para la promoción del licor. Con el tiempo, ha dejado de ser un espacio cerrado solo para vinicultores y catadores, ahora más instituciones se han sumado, junto a otros actores sociales y económicos. Así lo evidenció la edición del 2022, donde participaron el Grupo Empresarial Palmares, el Proyecto de Innovación Agropecuaria Local y la Unidad Empresarial de Base Apícola Guantánamo.

 

“La cita permite elevar los conocimientos y acercarnos a investigaciones que apuestan por la búsqueda del vino ideal”, así lo significa Oscar Chibás Favier, participante asiduo al encuentro, con cuatro ediciones.

 

Chibás Favier detalla que empezó a hacer vino a partir de su entrada al club, tras participar en el evento y, en estos momentos, lidera al personal responsable de evaluar las propiedades físicas y organolépticas de los vinos, al catar.

 

“El año pasado, por primera vez, hicimos una competencia con catadores guantanameros, porque antes debíamos acudir a profesionales de otras provincias, por eso estamos creando nuestro propio grupo de especialistas, incluso, pensamos evaluarlos a nivel provincial, nacional e internacional”, adelanta el consagrado vinicultor.

 

Claro que para mantener vivas las costumbres vinícolas han sido vitales la alianza con la Casa de Cultura, la participación en diferentes proyectos y ferias del municipio y la provincia, el intercambio con vinicultores de prestigio nacional, así como la búsqueda de alternativas ante la carencia de insumos como el azúcar.

vinos3Saltadero es de las marcas mejor posicionadas en el mercado guantanamero.

“Este año trabajamos con los apicultores en un encadenamiento para elaborar vino con miel, y hace alrededor de tres o cuatro meses hacemos una variante llamada hidromiel, que resulta más atractivo al paladar”, señala Yusbelis Martí, vicepresidenta del Club Villa Guaso.

 

“Por otra parte, el Centro de Superación para la Cultura acoge a los vinicultores y los estimula a crear vínculos con organizaciones como la Unión de Escritores de Artistas de Cuba, la Empresa de Café Alto Serra, y sirve de espacio para la cata profesional en el festival, un evento que sería imposible sin el apoyo de las instituciones del territorio, así como de profesionales y amigos de Santa Clara, Sancti Spíritus, Santiago de Cuba y Holguín, que han acompañado a Guantánamo en el fomento de la vinicultura”, agrega la entrevistada.

 

Para Gilberto Castillo Susía, el más joven catador del Club, los vinos del Guaso deben seguir ganando en posicionamiento, porque variedad tienen: vino seco, semidulce, dulce, rosado, blanco, tinto…y de los más diversos frutos, de hecho, se han catado más de 50 muestras distintas y eso es una fortaleza a destacar.

 

“La vinicultura es una práctica movida por el amor, que gana cada vez mayor profesionalismo, al familiarizarse con procesos como la fermentación, la higiene, la organización de las bodegas, la catación… el primer cliente que da fe de la calidad del producto es el propio elaborador; luego viene la promoción y comercialización. Hoy día, la demanda del producto sigue, en especial para momentos festivos, pero en la cotidianidad el vino está y es necesario como un bien que mucho puede aportar al desarrollo local”, asevera Castillo Susía.

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