Como indeseable compañera de viaje, cuya constancia ha preparado a los guantanameros para afrontarla y avanzar, calificó a la sequía el Máster en Ciencias Técnicas y reconocido ambientalista Mario Montero Campello, y subrayó que 37 años después de que Fidel calificara al flagelo entre los principales retos de Guantánamo, la advertencia mantiene dramática actualidad.
El profesor consultante de la Universidad de Ciencias Médicas ejemplificó que después de la segunda decena de septiembre, uno de los meses más lluviosos del año, la sequía prevaleció en más del 90 por ciento del territorio, desde Niceto Pérez hasta Punta de Maisí.
Reconoció como heroicidad el desempeño de la agricultura guantanamera, que avanza, aunque no todo lo necesario, a pesar de la escasez de agua y el exceso de sales nocivas en sus suelos.
No hay que ser experto en la materia, aclaró, para deducir el esfuerzo que depara materializar cosechas en un territorio en que la sequía solo hace mutis en coincidencia con fenómenos hidrometeorológicos extremos.
El también miembro fundador de la Red Internacional de Organizaciones contra la Desertificación subrayó que los daños del huracán Matthew a Baracoa y Maisí, y los del Irma a Manuel Tames y Yateras, son fieles reflejos de la persistencia de esa actitud cambiante del clima.
Durante 2022, las acciones de la Tarea Vida, plan del Estado para la adaptación al cambio climático en el archipiélago cubano, se centraron en disminuir las pérdidas de agua, proteger su calidad y elevar su disponibilidad, tanto para el consumo humano, y de la agricultura e industrias.
En el año se priorizaron estudios de áreas para la reubicación y acomodo de asentamientos e impedirlos en zonas costeras; se reforestaron bosques y fajas hidrorreguladoras, y conservaron y mejoraron suelos, mediante la introducción de variedades que beneficiaron su fertilidad y productividad.