La Campaña nacional de protección contra incendios forestales comenzó con 2023 y concluirá en mayo próximo, al iniciarse del período lluvioso, anunció el Cuerpo de Guardabosques de Cuba (CGC).
El coronel Manuel Lama Gómez, jefe del CGC, impartió instrucciones sobre la necesidad de tener en cuenta el impacto que pueden provocar en el país los fenómenos del cambio climático, advirtió detalles acerca de la nueva cruzada, en particular, en torno a sus peligros y principales riesgos identificados.
Hizo hincapié en los aseguramientos logísticos del combate contra las llamas, incluido el asesoramiento del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, el empleo de equipos existentes en los Centros de Gestión de Riesgo y los Puntos de Alerta Temprana del Gobierno.
Mencionó el mantenimiento a las herramientas manuales y dispositivos, la defectación de la técnica especial, la preparación de la Guardia Operativa, y el establecimiento de coordinaciones con la Cruz Roja, para la preparación de las brigadas profesionales en primeros auxilios de su personal.
Citó también la cooperación con los administradores y tenentes del patrimonio forestal, al igual que otros colindantes para el uso de fuerzas y medios en las acciones de prevención antisiniestros.
Reiteró que el persistente y dañino bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de Estados Unidos limita el enfrentamiento a tales fenómenos, por carencia de recursos y equipos, aunque destacó el rol de sus fuerzas y de las empresas agroforestales.
Sin embargo, llamó la atención de que es imprescindible incrementar la percepción del peligro de incendios forestales por los diversos públicos y la población en general, a fin de que no ocasionen negligencias, principalmente, la práctica de quemas sin adoptar las medidas de seguridad correspondientes.
Según estimados oficiales y por índices de frecuencia, se prevé que estallen de 320 a 445 incendios forestales, que pudieran dañar de 4 mil 300 a 6 mil hectáreas en el período de enero a mayo entrante.
En campañas anteriores, la inmensa mayoría de ellos ocurrieron por negligencias, sobre todo, por cazadores y pescadores furtivos, y en cuanto a la última, las pérdidas económicas sobrepasaron los 22 millones de pesos, aunque sus efectivos mantuvieron un control mínimo de las afectaciones en comparación con su antecesora.