En la planta de procesamiento se siente el éxodo de trabajadores en busca de mejores salarios.
No hay lógica simple que explique cómo una Empresa como la Procesadora de Café Asdrúbal López pasó de ser de las más eficientes y prósperas de la provincia de Guantánamo -con utilidades anuales de hasta 20 millones por precios previos a la Tarea Ordenamiento- a reportar pérdidas superiores a los 300 millones de pesos en los dos últimos años.
Osmel de la Cruz Cala, director general de la empresa desde hace dos décadas, lo pone sencillo. “Simplemente, se estableció un precio de compra a los productores que es muy superior al precio de venta al consumo nacional, nuestro principal destino”.
El resultado es que hoy la Procesadora es la única empresa en la provincia -de la veintena que se repiten con más gastos que ingresos en dos años- que tiene pérdidas aprobadas, o lo que es lo mismo, de diseño.
Pero pérdida, me dice Osmel, es pérdida. Y ahí, la matemática sí no falla.
De precios atados
El peor año, sin duda, fue el 2021: la tonelada de café robusta, que representa más de la mitad de la producción de la empresa y se destina principalmente a las torrefactoras para la producción del Hola o cafetín se compraba a un máximo de 96 mil pesos a la forma productiva, y se vendía a 46 mil pesos. La diferencia, sin sumar los gastos de procesamiento, era de 50 mil pesos.
Para el año próximo, hubo algunos cambios. Se incrementó el precio de venta a las torrefactoras a 70 mil pesos, pero también crecieron las erogaciones a los productores en agosto, hasta un máximo de 102 mil por tonelada del grano de primera calidad.
La pérdida, entonces, solo por precio fue de 32 mil pesos. “Pero el café no sale de Yateras mojado y va directo a una torrefactora de La Habana, así que a todo ese diseño, hay que sumarle otros 20 mil pesos por gastos de procesamiento, transportación, salario…”, apunta el directivo. La suma, en definitiva, da 52 mil pesos.
Con el café destinado a la exportación -bajo la marca propia Alto Serra y otra media docena de nombres nacionales como Serrano y Caracolillo- pasa otro tanto, aunque la fama del grano de la Asdrúbal López, proveniente del macizo Nipe-Sagua-Baracoa que abarca, además, a los productores de Sagua de Tánamo, en Holguín, y procesado bajo un estricto sistema integrado de gestión de la calidad, les garantice buenos puertos, literalmente.
En la última cosecha, de las 2 mil 300 toneladas procesadas por la empresa, 497 fueron a la exportación a un precio promedio superior a lo planificado, y el país ganó, pero las pérdidas superaron los 30 millones de pesos.
“El precio al productor de una tonelada de café arábigo, de primera calidad, es de 228 mil pesos, y logramos vender en el mercado internacional a unos 5 mil USD, de modo que cumplimos el plan de exportación en valores, y hasta ahí todo bien.
“Donde se pone malo es en el cambio, continúa el empresario, cuando multiplicas ese dinero en USD al cambio de 1 por 24, y te da 96 mil pesos por tonelada de café exportado”.
A finales del año pasado, en el último trimestre, llegó una tabla salvadora cuando se permitió la venta en frontera -a la Zona de Desarrollo de Mariel y al Ministerio de la Industria Alimentaria destinado al mercado en MLC-, a precio diferenciado por acuerdo.
“Gracias a esa nueva política, negociamos la tonelada de café a 250 mil pesos, para no perder por primera vez desde el inicio de la Tarea Ordenamiento y ganar 4 millones de pesos, que no fueron suficientes, pero igual lograron reducir las pérdidas a 118 millones de pesos”, detalla Osmel.
“Si no desarrollamos la ciencia, si no invertimos, si no pensamos en desarrollo entonces dejaremos de ser una empresa procesadora y nos convertiremos en un almacén”, recalca Osmel.
Paradojas
La oportunidad viene con peros. Por un lado, el peso del encargo estatal para garantizar la mezcla a la población -un mercado cautivo con precios (y pérdidas) definidos desde arriba-, y por el otro, las urgencias del país para incrementar las exportaciones, que también aporta números rojos para la empresa local.
Son fuertes las presiones, y vienen de todos lados. “Pero si queremos operar sin pérdidas como debería hacerlo una empresa, debemos equiparar lo que dedicamos al consumo nacional con lo que vendemos en frontera”.
La idea, es simple. Ganar con la venta por acuerdo lo suficiente como para compensar las pérdidas que genera la venta para consumo nacional, y que dé suficiente para repartir utilidades: una ecuación que necesariamente impactará en las exportaciones. Malo para el país. Bueno para la empresa.
Un punto medio de ganancias compartidas sería incrementar el tipo de cambio, del uno por 24 oficial para empresas al uno por 120 que funciona para personas naturales y el sector no estatal. “Esa es la solución que yo veo para, al menos, no perder con las exportaciones”, sentencia el empresario.
Las pérdidas por ventas a las torrefactoras para el mercado interno son, quizás, más difíciles de despejar a juzgar por el polvo que levantó el incremento del precio del café Hola, por el Acuerdo 9416 del Consejo Ejecutivo del Consejo de Ministros, anunciado en octubre pasado.
En resumen, el acuerdo definió, en correspondencia con el “incremento de los precios en el mercado internacional de insumos y materias primas para la producción agroalimentaria” y el aumento del precio de acopio aprobado en agosto, subir el Hola de ocho a 11 pesos, lo que movió las opiniones de la población, pero no hizo mucha diferencia para la Asdrúbal López.
Para el Máster en Ciencias Publio Rodríguez Correa, vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas y jefe de la disciplina de costo, no hay otra solución que dejar las negociaciones en manos de la empresa que, de lo contrario, no puede hacer mucho por sus finanzas.
Mejorar la eficiencia, reducir la ficha de costo y aprovechar capacidades instaladas, que le caería como anillo al dedo a la mayoría de las empresas perdedoras del país, aquí no funciona. “La Procesadora es una empresa eficiente, que usa de manera óptima y racional los recursos para cumplir sus planes y, a pesar de ello, incurre en pérdidas por decisiones ajenas a su gestión”.
Los ingresos por comisión que pudiera aportar la exportación de otros productos -la Empresa se certificó como polo exportador a finales de 2021- tampoco son suficientes para sanear las finanzas.
Yunier Oliva Batista, director provincial de Economía y Planificación, citado en el reportaje de Delia Reyes García, en la Bohemia del 19 de septiembre de 2022, Empresa con pérdidas: ¿Murallas Infranquables?, aseguraba que entre sus propuestas al Ministerio, está “una tasa de cambio flotante de 1 por 85, con el propósito de darle rentabilidad a la empresa” para el por ciento de cerezo que va al mercado internacional. Esto, sin concreción todavía.
Lo que sí ocurre es que Finanzas y Precios subvenciona las pérdidas en las que incurre la Procesadora, pero, y esta conjunción adversativa es muy importante, solo lo hace al cierre de ese año, casi siempre en marzo del siguiente.
¿Cómo se opera, entonces, para que las pérdidas de la entidad no se expresen en deudas acumuladas por más de 12 meses a las empresas municipales, las formas productivas y los campesinos?
“Pedimos prestado al Banco y, como no podemos saldar las deudas hasta que Finanzas nos deposite el dinero, nos penalizan con intereses todavía más altos. Hasta enero se pagan mensualmente un millón 100 mil pesos al Banco, solo por intereses”, replica Osmel.
La estrategia de vender lo mismo al consumo interno y que en frontera, para amortizar pérdidas, tendrá un impacto en la exportación.
Más allá del número rojo
Puertas adentro, el éxodo de cuadros y trabajadores en busca de mejores salarios, casi siempre en entidades prestadoras de servicios, es un hecho que desangra a la empresa.
“Se han ido el director económico, un trabajador del Departamento de comercio exterior, y hasta uno de los representantes que tenemos en La Habana para trámites de exportación, porque no es fácil pasar de tener uno de los mejores salarios a ser de los peores pagados en una empresa que exporta, la única del Grupo Empresarial con un sistema integrado de gestión que abarca cuatro normas cubanas e ISO…”, expresa.
En la planta de procesamiento, donde ocurre la última parte de la magia que obra el café de gran calidad que vende la empresa, se han ido, al menos, cuatro operarios de puestos clave. “Perdimos al operario de la máquina selectora, muy especializada, que requiere un personal con conocimiento previo de informática y electrónica, y un entrenamiento que puede durar hasta cinco meses”, tercia Rafael Bello, el director.
Los números rojos, precisa por su parte José Antonio Fernández Rams, director de la Unidad Empresarial de Base de Aseguramiento, Transporte y Servicios, también aportan carencias de insumos, como envases para las producciones finales, y partes y piezas para la industria, como tornillería, correas y rodamientos.
Pero el mayor sufrimiento, asegura Osmel, será a largo plazo si no ganamos. “Ya nos está pasando la cuenta, por ejemplo, en los tres proyectos que tenemos en la cartera de inversión extranjera…, pues lo primero que hace un posible socio es ver tus estados financieros, y ellos no entienden de pérdidas de diseño”.
¿Se podrá salir del bache? Pregunto. “Ya estamos saliendo, en los últimos meses del 2022 ganamos, y en enero también…, y corrí a decírselo a los trabajadores, para que vean algo de luz después del túnel, y en abril quiero empezar a aplicar el Decreto 53 para poder repartir utilidades”, responde.
¿Ganaron? ¿Cuánto?, inquiero. “Lo suficiente. Y eso es bueno para todos. Pero no le digo la cifra: Esa ganancia hay que defenderla, para bien de los trabajadores, de la empresa que quiere seguir en la vanguardia de la calidad, aplicar como un centro de alta tecnología… de la provincia”, concluye.