Un encuentro de los niños con la tropa de Elpidio Valdés.
Están como en conspiración mambisa, al amparo de los árboles que rodean la estrecha explanada. Me detengo, por unos instantes vuelvo a ser niña: María Silvia, Fico el tirador, y un reducido destacamento insurgente prestan atención a las instrucciones del “pillo, manigüero, insurrecto”, a quien el General Resople sueña con hacer “natilla de papilla de puré de tarco”.
Escapados de la pequeña pantalla, personajes de Elpidio Valdés han elegido este flanco del parque homónimo, a un costado de la ciudad de Guantánamo, donde al parecer ultiman los detalles de la próxima sorpresa que le preparan a Resople y sus Rayadillos. Debe ser algo confidencial; ellos, sin embargo, lo comparten con cuanta niña y niño guantanamero visita el lugar.
Allí estaban Jasiel, Anita, Mónica, Ernesto; otros y otras, en compañía de personas adultas, mezclados con aquellas figuras del arte, de la historia y de la manigua cubanas que les son familiares. Tan divertidos los pequeños, que hasta se burlaban de los 34 grados centígrados que calentaba la tarde guantanamera del domingo 27 de agosto.
Reanudo la marcha. En las áreas de más adelante, menores y adultos compran golosinas; variedades no, pero las había. Tampoco el parque estaba abarrotado de personal; “porque es de tarde”, comentó una mujer detrás de uno de los mostradores, “por las mañanas vienen muchos más”, dijo.
El Ranchón, al fondo, expende comidas. Una parte del parque Elpidio Valdés funciona; los aparatos no, “por cuestión de seguridad decidimos pararlos en estos días de lluvia, mientras el terreno esté húmedo”, explicó Evel Santana Rodríguez, director de la instalación, “estos funcionan con energía eléctrica soterrada, es mejor precaver”.
Una hora más tarde contemplo el parquecito infantil La Edad de Oro (San Lino y el 15 norte), en silencio y cerrado. Sigo camino y llego a la Plaza 24 de Febrero, en cuyo parque infantil, por diez pesos, los niños acceden al trampolín, al trencito, las motos; a los aparatos. Pueden corretear sin costo por el túnel y el canal. Y no todos logran acceder a las ofertas astronómicas (leáse gastronómicas) tan alejadas de los bolsillos de sus padres.
Según Lendy Castillo González, jefa del Departamento de Áreas Verdes, Mobiliario Urbano, Flores y Zoológicos en la Dirección provincial de Servicios Comunales, en Guantánamo funcionan 92 de los 103 parques infantiles distribuidos en los diez municipios del territorio.
La funcionaria anunció planes de mantenimiento, los cuales incluyen pintura, reparación de cercas perimetrales, y reanimación integral de la jardinería -según la necesidad-, para algunos parques como el ubicado en la calle Cuartel y el 1 norte, La Edad de Oro, y el propio “parque 24”.
El proyecto es bienvenido, pero debe tener en cuenta temporadas como la veraniega que ya expira, y para recibirla hay todo un año de preparación Seamos previsores, pensemos en los niños que en toda época necesitan distracción y para quienes son tan importante las escuelas como las áreas de juego. Todo el año deberían estar sus parques disponibles.
Haría falta también que los decisores piensen de igual modo “reparar los precios de las ofertas gastronómicas en esos sitios, concebidos para la alegría y el esparcimiento de los que nacen para ser felices.