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Vuelvo septiembre

Regreso este lunes cuatro a todos los barrios. Soy, definitivamente, el mes escolar por antonomasia. Soberano tradicional de comienzos, significo, aunque noveno mes del año, siempre el inaugural del acontecimiento familiar del primer día de colegio. Vuelvo septiembre.

 

Motivo adicional para celebrarme: llego cargado a la provincia de Guantánamo, como en otras partes del país. Repleto aquí de una matrícula de 87 mil 389 educandos, superior en dos mil 575 al período anterior, y lo hago en 806 centros de todas las enseñanzas. Se justifica, pues, celebrar con creces este lunes cuatro una fiesta iniciática de la comunidad donde está enclavada la escuela.

 

Vale hacer particular mención de que estoy de vuelta en decenas de escuelas primarias en los más recónditos parajes montañosos, sobre las tres cuartas partes de la geografía guantanamera. Y que prácticamente cada familia del territorio reconoce el rol movilizador que recupero en la atención del hogar para mis días iniciales.

 

Festejo sobre todo para quienes, lo mismo las familias de los escolares como los educadores, confiaron en mi retorno al momento y la función primicial, tras las adecuaciones de calendario y contenido de los más recientes cursos, forzadas por el distanciamiento pandémico para salvar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

 

Entre los optimistas y agradecidos, ejemplos de abnegación, los 11 mil 819 docentes que se me incorporan. Ellos representan el 98,3 por ciento de completamiento de la cobertura, el resto de la cual se garantiza con contratos puntuales. Ese personal, junto a las familias, tiene derecho a derrochar alborozo por mi llegada en ciudades, poblados y lugares aislados donde hay una escuela. Vuelvo septiembre a cada comunidad.

 

Presente quedará especialmente mi retorno en los 380 pequeños de la primera infancia asistentes a las 15 casitas infantiles que abren en varios municipios, y que deberán incrementarse a 32 durante el curso, con la contribución de otros organismos con el de Educación.

 

Vuelvo septiembre con 404 internos más que el curso anterior, sobre todo en la vocacional de ciencias exactas, otros preuniversitarios, secundaria básica, enseñanza especial, técnico profesional y pedagógica.

 

Problemáticas diversas, retos y desafíos, que, al igual que las muchas novedades, sería prolijo enumerar, comporta también mi vuelta septembrina. Los conocen -y también cómo enfrentarlos-, las familias, las comunidades, los trabajadores educacionales. Mi llegada se produce en medio de muy complejas circunstancias económicas para el país y, por supuesto, la provincia, los municipios, las localidades. Vuelvo septiembre como una prueba de la fortaleza educacional cubana, guantanamera.

 

Mi regreso es ya un logro de continuidad para la escuela y su personal que, con sobradas motivaciones y exigencias de amor, no dejará de hacer para continuar la celebración durante todo el curso. Implica también que la casa y el barrio fortalezcan alianzas a favor de esa obra amorosa.

 

Porque vuelvo septiembre ahora, este lunes cuatro, sea de fiesta en todos los barrios.