DSC 0156La Doctora ha compartido su vida profesional entre la docencia y la investigación científica.La Pedagogía no es una ciencia que venga con un manual de instrucciones, que revele todas sus técnicas, métodos y secretos para el éxito. Es algo que se aprende con el día a día en el aula y ella, Yurelkys Fernández Maura, lo sabe muy bien.

Lo de ser docente viene ya de familia, “un bichito que pica y no te suelta”, así lo afirma. Su madre, maestra de Química; su hermano, de Informática, y a ella el destino no quiso dejarla alejada de las aulas, ahora es profesora de Bioquímica y Química Orgánica en la Universidad de Guantánamo, con 21 años de trabajo; al parecer la vocación del magisterio es herencia entre ellos.

Graduada de Licenciatura en Bioquímica de la Universidad de La Habana (UH), con un doctorado en Ciencias Agrícolas e Ingeniería Biológica en la Facultad de Bioingeniería de la Universidad Católica de Lovaina (UC Louvain) en Bélgica, es un producto del Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas José Maceo Grajales, de Guantánamo.

Viajes sin fronteras que quedan para toda la vida

Rememora que “desde mi entrada al instituto por concurso de Química, tuve mis primeros contactos con la Bioquímica”, y asegura que “gracias a mi entrenadora en la asignatura y al profesor Leonardo Palacios, quien impartía Biología, conocí de la carrera.

“Me gradué en la UH, y en octubre de 2002 comencé en el Departamento de Química para impartir clases a estudiantes de Ingeniería Agrónoma e Ingeniería Forestal en la Facultad Agroforestal de la UG, entonces llamada Centro Universitario de Guantánamo”.

La solicitud del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera para un proyecto de cooperación e investigación con universidades belgas le abrió el camino hacia su doctorado, sueño que la llevaría lejos.

Comenzó una beca de tres meses de investigación científica en la UC Louvain y en el 2009, al terminarla con muy buenos resultados, le propusieron que hiciera el doctorado con ellos. En regreso a Bélgica para un entrenamiento en Biología Molecular, en el 2012 matricula y finaliza tres años después con un doctorado con dos menciones (Ingeniería Biológica y Ciencias Agrícolas), títulos totalmente belgas que exigieron la homologación para validarlo también en Cuba.

La Doctora Fernández Maura quien se mantiene vinculada a la facultad belga domina, aparte del español, el inglés y el francés, y lee y traduce portugués.

De bacterias, ADN y un premio con sabor a chocolate

Sus estudios apuntan a todo lo relacionado con la secuenciación de ADN, vinculado al cacao principalmente, aunque también trabaja con el café, y el análisis y caracterización de bacterias y levaduras metagenómicamente y le han valido junto al doctor Igor Bidot galardones como el Premio Nacional de la Academia de Ciencias, que reconoce los aportes al conocimiento de la investigación Diversidad Genética, Morfológica y Fitopatológica del Cacao, desarrollada en colaboración con universidades de Bélgica para lograr un chocolate de mejor calidad.

Giros y retos que enseñan

“Mi experiencia laboral ha sido todo un viaje, porque la carrera de Bioquímica y llegar a la Casa de Altos Estudios guantanamera ha sido muy importante: tuve que prepararme metodológicamente para impartir una docencia con calidad y una asignatura enfocada para estudiantes de Ciencias Agropecuarias. En ese tiempo, la universidad ofrecía los cursos para jóvenes recién graduados que empezaban su vida como docente y estos me ayudaron muchísimo.

“Otro gran reto fue mi doctorado. Estar en un país distinto, con tres idiomas, otro clima y otra cultura fue algo difícil, pero siempre lo asumí con la seguridad de que podía.

Fibras más profundas

“Mi casa es mi reino, me gusta estar mucho ahí, disfruto de mi familia, es algo que me apasiona, conversar con mi mamá, preparar la comida”, cuenta sobre sus otras pasiones.

“La familia es lo primordial, uno llega a ser lo que es gracias a ella”, responde sobre la importancia que le confiere, “tengo una madre que me educó con mucha decencia, con muchos principios éticos y que nos inculcó a mi hermano y a mí, lo que es el amor por el estudio y la lectura”.

Sobre la familia se sostienen los resultados a pesar de las pruebas que ha impuesto la vida para alcanzarlos, esta es otra protagonista tras sus triunfos;

“Cuando comencé el doctorado mi hijo tenía tres años, luego he estado viajando de forma regular, por lo que mi madre y mi hermano han sido un apoyo invaluable en el cuidado de Cristian”, así se llama quien ahora cuenta 17 años.

“Dentro de diez años espero verme no muy vieja, con mi familia y siendo fiel a Cristo. Me gusta mi trabajo, me gusta lo que hago, lo que he logrado, pero ese es mi todo y me gustaría que dentro de unos años siga siendo así”, es el futuro que desea para ella.

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