La promoción de la lectura es objetivo esencial de las bibliotecas escolares en alianza con escritores, asociaciones y centros culturales.
La Revolución ha demostrado ser, desde sus inicios, una incansable promotora del libre acceso del pueblo a la cultura, incluso en las zonas de más difícil acceso. Desde la Campaña de Alfabetización hasta la reciente estrategia de informatización de la sociedad, dan muestra del interés nacional por alcanzar la equidad, al menos desde la adquisición de conocimientos.
Entre los programas especiales que benefician a la comunidad, empezando por las edades más tempranas, el de las bibliotecas escolares como parte del sistema de formación de los pioneros y estudiantes del país, deviene uno de los más importantes, pues tributa a ese principio martiano y fidelista de hacer de los cubanos uno de los pueblos más cultos y libres que existen.
El surgimiento de esta iniciativa se remonta a los años 60 del pasado siglo, cuando el Ministerio de Educación creó el Departamento Nacional de bibliotecas escolares con el objetivo de instaurar una red y capacitar al personal que debía atender en estos centros de información.
Se comenzó por la Educación Primaria, aun cuando no existía ni el personal para ello, por entonces eran 15 entidades “pilotos”; y de ahí hasta la actualidad la red experimentó una evolución cualitativa y cuantitativamente superior, en correspondencia con la prioridad que el gobierno le ha concedido a través de proyectos de modernización, la inclusión de estas en la batalla de ideas, la universalización de la enseñanza, la especialización en dicha área y otras acciones para mejorar la calidad los servicios bibliotecarios.
Guantánamo referente a destacar
En 1961 existían en Cuba, 62 bibliotecas escolares, 33 años después la cifra rebasa los 4 mil 300 unidades; de ellas unas 500 ubicadas en zonas rurales. A estas bibliotecas hay que sumar los 370 centros operativos del servicio circulante rural consistente en la visita personalizada del bibliotecario a pequeñas escuelas con una ínfima infraestructura.
Guantánamo es de las provincias que más aprovecha la existencia de estas instituciones, en la ciudad y el campo (sobre todo este último, pues más del 75 por ciento del territorio es montañoso), así lo informa la Máster en Ciencias Lillibet Pérez Sánchez, metodóloga de biblioteca escolar en la provincia, quien significa la importancia de la red de bibliotecas para la orientación de los más 87 mil educandos de los 806 centros educativos del territorio.
“En la esfera educacional resulta vital el uso de la información científica y técnica para la docencia, así como solucionar los problemas que surjan en el aula, la escuela o la comunidad. En tal sentido, los objetivos de nuestras bibliotecas tienen como punto de partida las propias metas de la educación y se adaptan a las características de cada nivel.
“Por eso las actividades y servicios que se ofrecen a los usuarios están encaminados a contribuir al enriquecimiento cultural y espiritual de los alumnos, y a desarrollar en ellos habilidades, hábitos y capacidades para el estudio, la lectura y el trabajo independiente con las fuentes de información.
“La promoción de la lectura es otro de los objetivos esenciales nuestros. Así de conjunto con agentes y agencias, como los escritores y artistas, las asociaciones, centros y consejos de Cultura, tratamos de realizar la orientación de la lectura, capacitar al alumno en la selección de materiales que satisfagan sus necesidades informativas y recreativas, motivarlos a leer sobre diferentes temas y el empleo del tiempo libre de manera fructífera”, precisa Pérez Sánchez.
Lilibet Pérez Sánchez, metodóloga de biblioteca escolar en la provincia
Según la especialista, cada educación tiene su método para hacer funcionar la alianza profesor-bibliotecario. En la primaria y especial, por ejemplo está previsto, en el horario docente, la asistencia de los niños a la biblioteca.
“En el resto de las enseñanzas, se pueden incluir o no frecuencias fijas pero sí es obligatorio que cada profesor previa coordinación con los bibliotecarios, incentive el uso de recursos bibliográficos con tareas individuales conducidas.
“Actualmente se mantiene la asistencia espontánea desde casi todas las enseñanzas, mediante actividades motivadoras como la narración oral, las mesas redondas, las charlas de libros y de arte, los concursos, la preparación de seminarios de asignaturas, trabajos de investigación bibliográfica, el incentivo del uso de los diccionarios, atlas, catálogos…
“La provincia mantiene excelentes resultados en certámenes como Sabe más quien lee más, Leer a Martí, Mejor Maestro promotor de la Lectura…con ganadores a nivel nacional, precisamente gracias al aprovechamiento de las bibliotecas como fuentes de sabiduría”, afirma Lillibet.
Por solo citar ejemplos…
La situación actual del país ha determinado una reducción significativa de la producción bibliográfica y su capacidad para adquirir este recurso en otros países, apenas hay hojas para imprimir (hasta la prensa escasea en los centros educativos). Ello ha motivado a los bibliotecarios de las escuelas a buscar alternativas para incrementar, actualizar y preservar las colecciones literarias.
Así es que a través del fortalecimiento de los nexos entre la familia, la escuela y la comunidad se estimulan constantes donaciones de libros por parte de alumnos, padres, maestros, organismos e instituciones a las bibliotecas y el canje y/o los préstamos interbibliotecarios (o escuelas) que permiten mantener funcionales estas instituciones pese a las carencias diarias.
“También incentivamos el uso de los recursos bibliográficos digitales y hasta creamos proyectos de recuperación de los libros más antiguos; el país no tiene como adquirir nuevos y por eso con ayuda de los padres realizamos artesanalmente la encuadernación de más de 190 textos”, apunta Marta Rosa López González, bibliotecaria de la primaria Rubén Martínez Villena.
López González es de las más veteranas en la profesión, y pese a ser licenciada en otras áreas como el Español-Literatura, prefirió seguir laborando en la biblioteca, pues considera que allí es más útil al sembrar en las conciencias de los pequeños valores éticos, estéticos, morales y cívicos que están dentro de libros de cuentos, poesía, novelas e incluso textos científicos.
“Gracias a las bibliotecas podemos confiar en que es posible crear una sociedad más democrática a partir del acceso equitativo al conocimiento y a la información. Por su naturaleza ofrecen mucho más que libros, son sitios de reunión para obtener saberes, pero también explorar y debatir ideas.
“Ejemplo de ello son los conversatorios que se desarrollan cada vez que escritores como José Raúl Fraguela y Eldys Baratute vienen aquí. Sus obras gustan mucho, porque hablan de la realidad y de problemas cercanos a la familia; los pequeños siempre se quieren llevar esos libros y con ellos las enseñanzas. Así confirmo la valía de mi profesión”, asevera Marta Rosa.
La joven Evelyn Robert Correoso también considera que ser bibliotecarios escolares es el mayor honor y la tarea más compleja de estos tiempos.
“Ciertamente las nuevas generaciones no quieren leer, y si lo hacen apenas buscan los clásicos o siquiera a nuestro José Martí, pero uno debe conocer su responsabilidad y cumplirla lo mejor posible. Yo trabajé en la secundaria Rafael Orejón, y aun conociendo lo difíciles que resultan los adolescentes siempre busqué la vía de mostrarles la magia de la lectura.
En tiempos de la COVID-19 los más de 600 especialistas de bibliotecas escolares continuaron activos facilitando materiales bibliográficos.
“¿A qué niño, adolescente o joven no le fascina la magia, la ficción, lo sorprendente y raro? Todo eso y más, está en los manuscritos que atesoramos en nuestros estantes. Ahora la cuestión es conocerlos, para promoverlos bien y con picardía, porque un buen bibliotecario debe ser ante todo un intelectual de avanzada en cualquier escuela”, dice Robert Correoso.
En tiempos de la COVID-19 las bibliotecas escolares no cejaron en su empeño de trasmitir el amor por la lectura y garantizar la adquisición de mayores conocimientos, sus servicios se trasladaron de casa en casa, a través de las redes sociales, por nuevas plataformas virtuales, en la radio…Ello evidenció que pese a las dificultades, y las ventajas del Internet, este es un gremio cada vez más útil y necesario como fuente inagotable de cultura.
Objetivos de la Biblioteca Escolar
- Contribuir a la formación de la concepción científica del mundo en los alumnos, y de la moral comunista, mediante su incorporación a la lectura sistemática de la literatura socio-política, científica y recreativa, y con la vinculación del material de lectura a los programas escolares y a las edades e intereses de los alumnos.
- Formar y desarrollar hábitos correctos de lectura, como parte de los objetivos de la educación.
- Propiciar el desarrollo del vocabulario y el uso correcto de las estructuras del idioma.
- Coadyuvar a la formación de intereses cognoscitivos y al desarrollo de capacidades.
- Favorecer el desarrollo del gusto estético.
- Contribuir a la recreación y desarrollo cultural de los niños y jóvenes.
- Inculcar en los alumnos hábitos de trabajo independiente con los libros.
- Estimular el espíritu investigativo.
- Proporcionar los conocimientos necesarios para hacer uso adecuado de los libros y las bibliotecas.
- Educar a los alumnos en el cuidado y amor a los libros.
- Auxiliar a los maestros y profesores en sus funciones docentes y en su superación.
FUENTE: Las bibliotecas escolares, objetivo, funcionamiento y proyección. Congreso Nacional de Educación y Cultura, de Carmen Fernández Abril. La Habana, 1971.