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1mujer mAsegura Pérez Negret que no existe un trabajo solo para hombres o mujeres, sino que las personas deben tener la capacidad y talento para ejercer la labor. Presentes en cada obra de la Revolución, las mujeres cubanas son una fuerza imprescindible para el desarrollo próspero de la nación.

Con un nivel elevado de instrucción y de calificación profesional, su aporte en sectores como Educación, Salud, Comercio, las labores agrícolas y otras áreas demuestran día a día la certeza de nuestro eterno Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando expresó que su presencia ha sido garantía de una revolución dentro de la Revolución.

Dentro del Ministerio del Interior (Minint), ellas tienen un papel protagónico en función de aportar soluciones para garantizar la tranquilidad ciudadana y el orden interior.

A propósito de este 8 de marzo, Día internacional de la Mujer, Venceremos dedica un espacio para honrar a este selecto grupo de guantanameras, quienes demuestran la valía de las mujeres en el proyecto social cubano.

Materializando un sueño

Hilda Pérez Negret se mueve con agilidad mientras estaciona a un lado de la carretera su moto 812, aunque a la vista es menuda de peso. Los choferes disminuyen la velocidad a medida que se acercan y observan con cautela a la joven oficial de tránsito, que con tablilla en mano, se dispone a trabajar en la vía.

Con el uniforme ceñido al cuerpo, botines altos, uñas a la usanza de la moda y maquillaje impecable, asegura que es un falso mito que ellas sean más severas que los hombres al imponer alguna sanción a los infractores, pues tienen igualdad de deberes y condiciones, y todos deben hacer cumplir con lo establecido en las leyes.

Tiene solo 27 años, y es una de las seis mujeres que en Guantánamo trabajan en velar por la seguridad y el orden vial en la Unidad provincial de Tránsito.

“Yo amo mi trabajo, de hecho, es un sueño materializado. Anteriormente laboraba en el Departamento de Estadísticas, en el Comité del Partido en el municipio de El Salvador, pero siempre tuve esa aspiración para ingresar al Ministerio del Interior.

“Supe de una convocatoria en oferta, fui a la Unidad de Selecciones del Minint, hice los trámites para optar por el curso de Agente del orden público, y a los seis meses me informaron que había aprobado el proceso y debía iniciar.

“La preparación debía durar seis meses, pero se extendió a un año porque fue a comienzos de la pandemia de la COVID-19. Al terminar, me incorporé a trabajar en el Puesto de mando, en la Jefatura provincial de la Policía Nacional Revolucionaria, hasta que supe de otro curso, el de Tránsito, y estuve entre las primeras en presentarme porque era en esa Unidad donde siempre soñé trabajar”, rememora.

Hasta la provincia de Santiago de Cuba llegó Pérez Negret, donde consolidó su destreza al manejar, y adquirió los conocimientos y habilidades necesarias para desempeñarse como oficial de la motorizada.

“Ya tengo un año de trabajo en Tránsito, y para mí es un gran orgullo, además por la responsabilidad que tengo. Ser mujer no constituyó ningún obstáculo para ingresar a esa fuerza, en la que predominan los hombres. Trabajamos en igualdad de condiciones, realmente considero que no existe un oficio solo para hombres o mujeres, sino que las personas, sean del sexo que sean, deben tener la capacidad y talento para ejercer la labor”.

Asegura que en la vía ha tenido que lidiar con más de un chofer “indignado”, al ser multado por cometer alguna infracción, pero no es lo cotidiano, porque de manera general se comportan amablemente.

“Cuando detienes a un conductor, ya sea por cometer una violación o para realizar un chequeo de rutina, la mayoría optan por elogiarte, ya sea el uniforme, las uñas, el pelo, el maquillaje; algunos para halagar que seas una mujer policía y, por ende, considerar una artimaña para que seamos más flexibles y, por supuesto, en ocasiones también hay otros “más cariñosos” a quienes he tenido que recordarles que están en presencia de una autoridad policial, y deben respetarla “, dice la joven.

Deja claro que para velar por el cumplimiento de su trabajo no se debe maltratar a nadie, pero sí exigir el respeto para que se cumplan las leyes, con cortesía, profesionalidad; siempre sobre la base de la importancia en el conocimiento de las normas de tránsito, como elemento central en la prevención de accidentes.

“Trabajar en la patrulla motoriza es sacrificado, son muchas horas de pie, y a eso le sumas que vivo en San José de Lajas, en El Salvador, por lo que debo levantarme mucho antes de las 5:00 de la mañana para llegar temprano hasta la Unidad de Tránsito, para comenzar a trabajar”, reconoce.

Hilda agradece el apoyo de sus padres, quienes han “cubierto siempre la retaguardia” y asumen el cuidado de su pequeña de seis años, a la que siempre lleva a la escuela, cuando labora en el turno de las tardes.

Entre sus aspiraciones inmediatas enumera iniciar la carrera de Derecho, mantener su operatividad en el enfrentamiento a conductas inadecuadas en la vía, y continuar aprendiendo, siempre, desde la Unidad de Tránsito.

Honor

2 mujer m“El apoyo de mi mamá es importante para desempeñar mis funciones dentro del Ministerio”.Rodeada de papeles está la capitana Mayrobis Ferrer Sayú cuando recibe al equipo de Venceremos en su oficina, en la Unidad territorial de Investigación Criminal en Guantánamo.

Aunque declara que es tímida para las entrevistas, impresiona la extensa hoja de servicios que tiene como primer instructor penal, autoridad que atiende los hechos más complejos, y tiene a su cargo un pequeño grupo de instructores a quienes asesora con relación al trabajo específico que desempeñan.

Le pregunto, entonces, de su valor frente a un asesino, un violador, y no perder “los estribos”, a lo que responde resuelta: “Hacer bien mi trabajo, somos profesionales que nos caracterizamos por llevar un proceso justo.

”Nuestra labor es compleja, pero por mucho rechazo que tengan socialmente estos delitos y los delincuentes, garantizamos sus derechos, su defensa y su integridad física. Se tratan de manera respetuosa, pero somos quienes debemos buscar las pruebas para entregarlas a Fiscalía y que puedan ser juzgados en correspondencia con el delito cometido”, explica.

Habla con orgullo de su equipo, ese que enfrenta la situación operativa de cada momento, “un personal joven y preparado, que está capacitándose constantemente, a la par de las nuevas exigencias y modificaciones de las leyes”, detalla.

Graduada con Título de Oro en la Universidad de Guantánamo, en la especialidad de Derecho, llegó al Minint luego de cumplir con el Servicio Social, y decidió incorporarse a sus filas.

“Inicié como instructora criminal, luego instructora penal, y ahora ocupo esta responsabilidad, junto a las obligaciones propias de madre de dos niños, y de hija”, aclara Ferrer Sayú, residente en la barriada de San Justo.

“El trabajo limita el espacio de compartir con la familia, pero siempre busco tiempo para atenderlos. Sin el apoyo y comprensión de mi mamá, y de mis hijos, sería imposible desempeñar mis funciones dentro del Ministerio”, confiesa con satisfacción.

Cumplir con las misiones que les corresponde requiere de una alta cuota de sacrificio -reconoce-, porque no puede existir impunidad ante un malhechor. “Nuestro pueblo necesita tener asegurada la tranquilidad y por eso se trabaja a cualquier hora”.

Como resultado de su investigación, ha aclarado varios hechos, entre ellos, robos en bodegas, robos con violencia y cadenas delictivas de hechos ampliados, los cuales han permitido restituir bienes a la población.

“Cada caso es diferente, y de cada uno se aprende. Es reconfortante ver cómo determinadas familias afectadas reciben de nuevo sus propiedades robadas. Es sin duda, muy gratificante percibir la satisfacción del pueblo en la entrega pública de bienes sustraídos”.

La capitana no ha mencionado su entrega y dedicación a cada caso, su puntualidad, aún en los momentos más críticos de la COVID-19, su liderazgo y preparación... Esos detalles lo han dicho sus superiores, sus compañeros, ella solo resume que “ser mujer en el Ministerio es un alto honor”.

Somos una fortaleza

3 mujer m“Las mujeres ocupan un rol destacado en todos los frentes de trabajo”, reconoce la capitana Yoharis Rivera.La capitana Yoharis Rivera Pérez, jefa del Grupo de dirección, en la Jefatura de Prisiones en Guantánamo, asegura que trabajar en el Ministerio del Interior representa una gran responsabilidad para ella y su familia.

“Gracias a la voluntad política que existe en Cuba, en torno al rol de las mujeres, ocupamos un lugar destacado en todos los frentes de trabajo, y ahí están las oficiales, siendo ejemplo en cada tarea que desempeñamos, y superándonos”, reconoce la también Licenciada en Derecho.

Hace 13 años integra sus filas, ha trabajado como educadora guía, oficial de coordinación y apoyo, oficial de información y análisis, entre otras responsabilidades. Todos los cargos, destaca, requieren de disciplina y preparación, imprescindibles para lograr resultados.

“Ya conocía del trabajo en el Ministerio porque integraba la Brigada de trabajadores sociales y visitábamos las prisiones. Empecé con un contrato como educadora guía, en el Establecimiento penitenciario Baldosa, donde están recluidos los hombres sancionados por delitos menores y, en mínima severidad, y luego pasé el proceso como militar, asumiendo otros frentes, fundamentalmente en la especialidad de dirección”, rememora.

“Las mujeres en el Minint cumplimos las mismas tareas que los hombres, somos un fortaleza en los empeños de avanzar en nuestro sistema socialista. Nos distingue la disciplina, la honradez, la lealtad a la Patria y, sobre todo, la sencillez”, dice mientras muestra sus uñas arregladas y un delicado maquillaje.

“Integramos instituciones que forman parte indisoluble del pueblo, pues somos ese mismo pueblo uniformado que tenemos la misión cotidiana de salvaguardar la integridad de la Patria, por eso la jefa del Grupo de dirección, en la Jefatura de Prisiones en Guantánamo, se siente una cederista más, que participa en las actividades de sus hijos, en el barrio, siempre que lo permite el trabajo”.