Las investigaciones en el ojo del huracán avanzan con el empleo de drones.Una intrépida operación protagonizó el 27 de julio de 1943 el coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos Joseph Duckworth, quien en esa fecha voló hasta el centro de un ciclón tropical en medio de una temporada ciclónica en el área geográfica del Atlántico norte, incluido el Golfo de México y el mar Caribe.
Coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos Joseph Duckworth, pionero en adentrase en el huracán.Su incursión respondió a una apuesta con sus compañeros, en que sí se atrevería a “meterse en la tormenta”, dice el profesor Luis E. Ramos Guadalupe, Coordinador de la Comisión de Historia, de la Sociedad Meteorológica de Cuba, en un comentario compartido con la Agencia Cubana de Noticias.
Duckworth y el navegante Ralph O'Hair despegaron del aeródromo de Bryan Field y enrumbaron mar afuera de Galveston, Texas, adonde se aproximaba el primer huracán de 1943, cuenta el experto cubano en meteorología y amplió su material con los siguientes elementos:
El operador de la torre de control de Houston les comunicó alarmado que iban directo a un huracán, cuyos vientos se estimaban en 140 km/h, sin imaginar que justamente ese era el objetivo.
Cuando el pequeño monomotor de Duckworth regresó a la base, el meteorólogo William Jones-Burdick le pidió por favor que lo llevara también al centro del huracán, para hacer una observación visual.
Así lo hizo y el resultado de aquella indisciplina devino la primera misión cazahuracanes en la historia de la meteorología tropical, a cargo del hombre que falleció el 26 de julio de 1964 y lo sepultaron 21 años después de su osada acción.
La zona del Atlántico norte, incluido el Golfo de México y el mar Caribe, es propicia para la formación de ciclones tropicales, que se clasifican en depresión tropical cuando son inferiores a los 63 kilómetros por hora; tormenta tropical, de 63 a 118 km/h, y huracanes si igualan o superan los 119 km/h.
Su actual temporada, del primero de junio al 30 de noviembre, es considerada muy activa por los pronósticos estacionales nacionales, según los cuales, la cantidad de organismos tropicales con nombre, denominación que reciben una vez alcanzada la fase de tormenta tropical, debe superar con creces el promedio histórico de 14, para la serie de años 1991-2020.