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Más de trescientos profesores de la provincia de Guantánamo partieron hacia La Habana como parte del contingente especial que cada año acude a esta hermana provincia para robustecer la fuerza laboral docente, actualmente muy deprimida en la capital de todos los cubanos.

 

Conforman el contingente representantes de varias generaciones, incluyendo recién graduados y más de doce noveles licenciados en pedagogía (de 21 que se tienen previsto enviar), quienes se suman por vez primera a la noble misión de ayudar al inicio del curso escolar y apoyar el proceso docente educativo en instituciones capitalinas.

 

En estos profesionales sobresale la ética y el espíritu de autopreparación para ir al aula y desarrollar las clases con la calidad requerida en cualesquiera de las asignaturas a impartir.

 

Venceremos comparte algunas de las vivencias de esos hombres y mujeres de bien que devienen evangelios vivos de la enseñanza.

David Daniel

Vamos a garantizar una enseñanza de calidad

 

David Daniel Román González tiene siete años de experiencia en el sector educacional guantanamero y de ellos uno vinculado al contingente de docentes que presta servicio en La Habana.

 

Estar en ese equipo de vanguardia ha constituido para él una de las más importantes tareas designadas en su vida profesional, porque según admite, así se evidencia que en las manos de los jóvenes se pueden depositar grandes tareas.

 

“Nosotros vamos a cumplir un servicio vital para la sociedad: apoyar el proceso docente-educativo en la capital completando o tratando de completar la cobertura docente, y materializar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se nos exige el mismo rigor que si estuviésemos en Guantánamo. La Dirección de Educación de La Habana nos controla la calidad, la promoción…

 

“Yo trabajo en el preuniversitario Rosalía, en el municipio Cerro donde estamos a la vanguardia por los satisfactorios resultados de forma integral. En mi centro más del 50 por ciento de la cobertura docente es con personas de la región oriental y los muchachos han sabido aceptarnos de la mejor manera posible, como si fuéramos una familia en el sentido de que nosotros podemos contar con ellos y ellos pueden contar con nosotros.

 

“Imparto Español-Literatura y este año me toca trabajar con doce grado. ¿Sabes todo lo que implica? Más preparación y desvelos, el doble de exigencia, todo para lograr el mayor número de ingresos a la Educación Superior, pero bueno aquí estamos para eso, yo me gradué con ese fin, el de educar y me voy a mantener haciéndolo mientras pueda, aquí apoyando a La Habana o en cualquier otro territorio donde se me necesite”, concluye Román González.

alexander virado

 

Nos adaptamos a las particularidades de cada territorio

 

Ver al profe Alexander Brooks, quien por mucho tiempo impartió la asignatura de Física, en la Vocacional, con excelentes resultados a nivel local y nacional, llena de alegría y confianza a todos los alumnos que, como nosotros damos fe de la grandeza de este maestro, ejemplo de compromiso con la enseñanza.

 

“Ahora estoy trabajando en La Habana, en el Vedado, específicamente en el preuniversitario Saúl Delgado y me va muy bien. Me gusta trabajar las particularidades de la enseñanza allá porque realmente son niños que fueron afectados por el impase que hubo tras la pandemia de la COVID-19 y entonces hay que hacer un trabajo fino con ellos, a punta de lápiz, pero todo sale si le pones corazón.

 

“Vuelvo a la Habana y para mí significa volver a casa. De verdad que sí. Yo amo Guantánamo, pero en la capital se conoce gente nueva cada día y ni hablar de la cantidad de oportunidades que hay para ser mejores profesionales. Para mí obviamente Guantánamo es una escuela. La mejor, si no fuera por eso no estaríamos yendo a ayudar a los demás.

 

“Otra cosa que me motiva más a apoyar este contingente es el agradecimiento de los padres, todos tienen la mejor opinión de los profesores de Guantánamo. ¡La mejor! Partiendo de que los profesores son dedicados y hacen todo porque los niños aprendan.

 

“Somos muchos allá, donde incluso hemos atendido a niños con discapacidades y para mí, al menos ese ha sido el mayor de los retos porque lleva más dedicación, paciencia, investigación e incluso las pruebas que se hacen para ellos son más sencillas, pero igual de importantes: marcar, enlazar, colorear y vale la pena verlos cómo pueden avanzar.

 

“Este fue mi primer año y la experiencia fue tan emotiva, que no temo volver a asumir el reto de elevar el nivel educativo y demostrar que los guantanameros podemos hacer maravillas si nos lo proponemos y qué mayor regalo que el de formar a esos niños de la capital, pinos nuevos de la Revolución Cubana”.

Esperanza Verdecia Rojas

La Esperanza del Cerro

 

La profe Esperanza Verdecia Rojas es de las maestras veteranas fundadoras del contingente de educadores que anualmente acuden a la capital desde el Guaso para suplir el déficit de docentes que hay en el occidente del país. No es una tarea fácil, dejar la comodidad del hogar, la familia y partir… pero vale la pena cuando ve ante sí misma el rostro iluminado de un niño alegre por lo aprendido o curioso por saber más.

 

“Soy maestra de escuela especial Luis Ramírez López, en La Habana, en el Cerro, donde la presencia de cooperantes de las provincias orientales se ha mantenido desde el 2002 para lograr la educación con la calidad requerida.

 

“Es una noble idea, y desde que empezó prácticamente el programa óigame, sentí que debía ser parte de él y qué bueno que me aceptaron. Yo creo que hoy somos el sostén de la educación en varios municipios habaneros. Sin nosotros hubiera sido imposible el desarrollo de la educación en la capital y mucho más en los momentos actuales por el déficit de docentes por diferentes causas.

 

“El Ministerio fue muy inteligente al implementar esta iniciativa, y de hecho la organiza muy bien, con la transportación, la atención de ida y de regreso, tanto en las provincias como la capital. Además se preocupan de que nosotros nos comuniquemos siempre con nuestras familias, y en diciembre, durante la semana de homenaje a la Revolución, nos garantizan el viaje para regresar a casa.

 

“Me alegra sobremanera ver ahora más jóvenes, muchos más, que abrazan la idea de ir a La Habana a educar, ahora mismo hay hasta recién graduados que vienen en la guagua, es algo esperanzador para las generaciones como la mía que van peinando canas.

 

“Estoy clara de algo, vamos a tener que seguir trayendo gente para la capital porque muchos estudiantes cogen la carrera e incluso en cuarto año la están dejando, eso pese al trabajo de captación que nosotros hacemos allá; pero el contexto es muy difícil y educar es ante todo un trabajo de vocación y amor; por eso yo creo que por muchos años tendrá que durar este proyecto, mientras haya gente dispuesta a mantenerlo”.

Pedro Duvergel virado

 

También vamos a formar maestros

 

Entre los miembros del contingente de guantanameros que este año van para La Habana, sobresale por su carisma y liderazgo Pedro Duvergel Pons, metodólogo municipal de Educación y Máster en Ciencias de la Educación, especializado en Química, quien desde el municipio Diez de Octubre contribuye también a preparar y formar maestros para el futuro de ese territorio.

 

“Nosotros en toda la etapa garantizamos un sistema de actividades metodológicas utilizando todas las herramientas que el país ha puesto en nuestras manos, la base material de estudio y las nuevas tecnologías para que el proceso de enseñanza aprendizaje tenga la máxima calidad.

 

“Es cierto que carecemos de recursos, pero con lo que tenemos en Química, por ejemplo, debemos formar bien a nuestro educandos. La clave está en aprovechar los laboratorios de las escuelas y reorganizar el personal que tenemos aumentando la cantidad de horas según las especialidades para lograr el resultado deseado en los alumnos.

 

“Es una batalla dura porque realmente no todas las familias ven ya como prioridad la educación de sus hijos, ni apoyan al maestro, pero nosotros insistimos y hemos logrado mucho con trabajo intensivo.

 

“Este curso estamos llamados a elevar la calidad del aprendizaje en los estudiantes para las pruebas de ingreso; el incremento de la formación de estudiantes que aspiren hacia carreras pedagógicas con una adecuada formación vocacional y el reforzamiento de los círculos de interés partiendo de los eventos de monitores… Este año hemos logrado incorporar para el contingente en la capital a varios jubilados, pero urge renovar esa fuerza laboral y que sean más los jóvenes los que asuman la tarea de educar”.

Pedro Sander

También vamos para superarnos

 

Pedro Sander Gamboa Ferrer, el profe de lenguas extranjeras (inglés y francés) ve en esta oportunidad de estar en La Habana, el momento perfecto para superarse profesionalmente y así lo ha hecho en cuatro años, aproximadamente, que lleva en el contingente solidario con los habaneros.

 

“Un amigo me comentó acerca de este proceso y que hacían falta profesores de lengua inglesa. Soy de Imías, pero no temo los cambios y me fui entonces a trabajar allá, a La Habana, y de verdad que ha sido algo novedoso, pero también muy lindo porque gracias a esto tuve nuevas experiencias, nuevas amistades y se abrieron otras metas y objetivos para mi vida como profesional.

 

“Inicié mi estancia en la escuela de idiomas de Santa Catalina; allí tienen algo muy peculiar, y es que cuando llega alguien nuevo le hacen una pequeña fiestecita, por eso cuando arribé al sitio de inmediato me sentí bien. Después me pidieron que si podía estar en un preuniversitario, yo nunca había trabajado en uno y me aterraba, pero esta fue igual una experiencia maravillosa.

 

“Trabajar con chicos que quieren aprender idiomas tanto para su intelecto como para otras metas fue regocijante y admito que en cada clase pude a la vez aprender de mis alumnos del municipio de Diez de Octubre.

 

“Te digo que este periodo es lo mejor que me ha pasado y más porque mi familia me ha apoyado mucho en todo; aunque también cuando llegué a la capital hice nuevas familias, porque los amigos ya no son solo amigos sino que se convierten en familia y en cuatro años…

 

“La Habana fue la oportunidad además de profundizar mi dominio de los idiomas, participando en cursos como el Royal Teacher que imparten los británicos para la enseñanza de lengua inglesa; así como en otros de otras temáticas que me permiten perfeccionar mi formación para impartir la asignatura que tengo a cargo”, concluye Gamboa Ferrer.

Luis Antonio virado

 

El compromiso de la educación

 

Luis Antonio Albear Modoy entiende que este viaje hacia la capital es la viva demostración del compromiso de la Educación con un futuro mejor para Cuba y para el mundo, incluso desde su profesión, aparentemente simple…

 

“Soy profesor de Educación Laboral en Secundaria Básica y no es la primera vez que voy a La Habana. Parto porque es un deber que tenemos todos los que amamos la educación cubana. Soy jubilado y apenas oí de la solicitud de reincorporación como profesor respondí enseguida que sí.

 

“Los habaneros creen que les hemos ayudado, pero yo siento que ir allá nos ha favorecido a todos un poquito, al menos a mí. Uno se percata en estos tiempos del papel que juega en la sociedad, de que cada granito de arena cuenta para este país que se está construyendo.

 

“Además es muy grande el impacto que uno provoca en los niños cuando ven que hay profesores de todo el país que van a darle clases. En la percepción de los alumnos de esta labor solidaria resulta una manera única de hacer trabajo político e ideológico porque uno le explica con hechos cómo pese a la situación que presenta Cuba venimos a La Habana, generando mil gastos, y sin embargo, el único beneficio que pide el gobierno es el de tener alumnos más preparados.

 

“Creo que el principal reto como docentes ahora es incentivar en los habaneros el amor que nosotros tenemos por la profesión de maestros. Hay un gran faltante de docentes en La Habana, yo mismo imparto tres grados y aunque muchos vengamos a ayudar, lo mejor sería que la capital sea independiente en esa materia.

 

“Hay que fortalecer mucho la captación pedagógica, porque es una necesidad y están las condiciones, hay escuelas pedagógicas, hay recurso humano, y estamos nosotros que por amor a la profesión atravesamos cientos de kilómetros, alejados de la familia, ¿quién mejor que nosotros para mostrarles a ellos la grandeza de la pedagogía?”.