Historia Presa Los AsientosPresa Los AsientosEs madrugada. Óscar aniega con 500 mm la Sierra del Purial. Carga un sistema hidrográfico superficial y subterráneo que como vasos sanguíneos se esparcen por la geografía y llevan en torrente la "sangre" a la arteria principal: el  Sabanalamar, un río manso que despierta furiosamente enérgico, arrollador, destructivo.

Sus aguas corren frenéticas hacia la mar con un mensaje de muerte y desolación. El pandemonio está en marcha y a medio camino ha sorprendido, por la hora, a miles de durmientes en el poblado de San Antonio del Sur.

Nada frena el diluvio de turbulentas aguas cargadas de lodo. Solo la marea alta del Caribe, con su densidad salina pone un valladar infranqueable al torrente, que retrocede en busca de salida. La mar lo rechaza y el río se repliega en busca de los caminos del agua y, sin encontrar su natural destino, aumenta el nivel a más e metro y medio, sumerge inmuebles, ahoga lo vivo y destruye lo inerte.

La población amanece aterrada, aislada, incomunicada, sin otro bien que la vida milagrosamente conservada y con mucha, mucha ayuda de rescatistas, los propios lugareños y jóvenes combatientes de las FAR y el MININT.

Inicia la recuperación de tanto caos, del diluvio de Oscar sin el Arca de Noé. Las personas están desoladas, psíquicamente traumatizada. El panorama es de espanto cuando cobardemente entran en escena los odiadores, mercenarios internos induciendo pánico: explotó la presa (Los Asientos).... Son TERRORISTAS.

Provocan la desbandada. Personas corren sin rumbo cierto en cualquier dirección que los aleje del catastrófico peligro propagado y las consecuencias no se hacen esperar: infartos, roturas de cadera, daños en la persona humana afligida por tanto desastre.

Corren al Sur, pero un grupo de valientes lo hace rumbo contrario: al Norte. Son combatientes del Minint y las FAR que acompañan a Inés María Chapman Waugh, Máster en Ciencias, Ingeniera hidráulica, Viceprimera Ministra del Gobierno que comparte las vicisitudes de los sanantonienses por encargo del Consejo Nacional de Defensa y que ahora avanza hacia la presa, a la cortina, a desmentir in situ la felonía.

Sabe como nadie de la fortaleza de la voluntad hidráulica cubana, que la presa vierte normalmente por el río, que la vigilancia nunca ha faltado… que es imposible un accidente y lo confirma, bajo pertinaz lluvia en una “directa”, lo más rápido desmiente la falsedad de la noticia y posibilita que se calme a la deseperada población.

Desciende hasta el llano y en el poblado explica a los sanantonienses, les devuelve la confianza y condena semejante crueldad, la perversidad contra una población al decir de Presidente cubano “golpeada, afectada espiritual, material y psicológicamente” por un terrible evento hidrometeorológico. Mentira que aseguró será evaluada y enjuiciada por la gravedad y perversidad de sus autores.

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