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11El Pan de Azúcar, ícono de San Antonio del Sur, donde un día flameó la bandera de Territorio Libre de Analfabetismo, esta vez, al influjo de las torrenciales aguas del huracán Oscar, se “derritió” y produjo un deslave de tal magnitud que sepultó en su falda la vivienda de Orinector Sánchez del Campo Gaínza.

Sucedió en los albores del lunes 21 de octubre y solo por ceder a las insistencias de su hijo, la tragedia no fue mayor. A la 1 de la madrugada abandonaron la confortable y sólida casa de placa y paredes de concreto su nuera, dos nietas de 7 y 13 años y él, para juntos, en familia, superar el temporal provocado por ls perturbación ciclónica.

Cuenta que 10 minutos después regresó a su casa para recoger algunas ropas de las nietas y el panorama lo dejó estupefacto: la vivienda había sido sepultada. Solo la providencia los salvó de no ser enterrados vivos como ocurrió con sus animales de corral: cerdos, carneros, chivos, gallinas y guanajos. A todos se los tragó la tierra.

Orinector, quien es jubilado de Comercio, habla imperturbable, sin aflicción; lo más importante para él es que salvaron la vida, aunque ante sí, en lo que fuera su “segura” residencia, estén enterrados dos refrigeradores, igual número de televisores, ventiladores, mobiliario, dos cisternas… en fin, una vida de trabajo,

“Lo importantes –insiste- es que estamos vivos, atendidos y dispuestos a seguir luchando. Nos han visitado funcionarios del gobierno, quienes reconocen la inhabitabilidad de la vivienda.

“Hemos recibido alimentos, agua; no han faltado los donativos de mipymes de Caimanera, Santiago de Cuba y San Luis para los alrededor de cien vecinos que componemos esta barriada del Pan de Azúcar y algo fundamental, restablecieron la electricidad.

“La recuperación de la vivienda pinta peliaguda y no por falta de voluntad estatal, sino por la complejidad del asunto” –acota sin desespero y con inocultable cubanía descalifica con la broma lo más serio de las situaciones: “Con las 20 toneladas de tierra y piedras que me regaló la montaña, se puede hacer una carretera. Y que nadie piense que esta descarga se resuelve con picos y palas, hay que meter mecanización”.

El alud solo dejó libre la placa del inmueble, los cerramientos y algún metro de pared con porciones de persianas. Al igual que el exterior, el interior está lleno de la montaña.

No lo dijo, pero aunque persista como muchos hacen, en permanecer egado al Pan de Azucar, la excelente casa está en lugar inadecuado. Los nuevos estudios de riesgos y vulnerabilidades deberán tener en cuenta estos puntos flacos de la estrategia. El cambio climático supera las antiguas previsiones y consideraciones y los nuevos proyectos deberán contemplar relocalizaciones por inundaciones, penetraciones marinas, pero también por deslaves que hoy sepultaron casas, pero mañana pudieran enterrar familias.

La asignatura está pendiente en la mesa de especialistas y decisores.

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