1 Coronel Anisley Laffita SánchezCoronel Anisley Laffita Sánchez: “El ascenso es un renovado compromiso con la Revolución”.De casta le viene la herencia a Anisley Laffita Sánchez: militar su padre, militar ella, carrera que escogió muy joven, con apenas 14 años, cuando decidió ser “camilita” e ingresó en el sistema de escuelas bautizadas con el nombre del Héroe de Yaguajay, el Señor de la Vanguardia.

Nació el 22 de diciembre de 1982 en Santiago de Cuba, pero vive desde los siete meses en Imías, lo que la hace sentirse y proclamarse hija de este territorio que tiene el orgullo de haber recibido a José Martí y Máximo Gómez el 11 de abril de 1895 para encabezar la Guerra Necesaria.

“Me encantaba ser militar” -confiesa entrevistada por Venceremos. Su padre ostenta el grado de mayor, retirado de las Tropas Especiales, línea que pretendía seguir hasta que papá la desanimó, al definirle esa especialidad como ruda, para personas fuertes, tras lo cual se decidió por otras rutas y se graduó de infantería, una carrera de mando, y se tituló en 2004 en la Escuela Interarmas José Maceo, de Santiago de Cuba.

La Brigada de la Frontera Orden Antonio Maceo fue el principal escenario de su ascenso militar, comenzando por segunda jefa de pelotón; jefa de pelotón, jefa de compañía, segunda jefa de batallón y trasladada a Imías, fungió inicialmente como jefa de operaciones del Sector Militar, tras lo cual en Baracoa ejerció como jefa de Batallón de Ingeniería Ligera de Montaña.

De regreso a Imías, la teniente coronel Anisley Laffita Sánchez ocupa el cargo de jefa del Estado Mayor del Sector Militar y hasta hoy Jefa del Sector Militar, responsabilidad desde la que comandó las acciones de salvamento que el huracán Oscar le impuso como reto la noche del domingo 20 de octubre y hasta bien entrada la mañana del lunes 21, cuando contra todo pronóstico su teatro de operaciones cambió y lo desértico sucumbió ante el insospechado diluvio.

“Recibí una llamada del Presidente del Consejo Municipal de Defensa e ipso facto todo cambió. Tronaba, llovía fuerte, calles desbordas por el río, personas atrapadas por la trampa acuífera. Convoqué a mi tropa ‘vamos, muchachos’ -así dirigía su oficialidad- y a la cabeza de ellos iniciamos las operaciones de rescate.

“Nunca perdí el mando ni el control, como tampoco a ninguno de mis subordinados. Estaba atento a ellos, a los riesgos que no impidieron rescatar una treintena de personas: ancianos con el agua al pecho, mujeres, niños, hasta hombres.

“Momento particularmente complicado fue llegar hasta una familia ante la que se interponía una cerca en medio del temporal, de la corriente arrasadora. Destruimos el valladar e irrumpimos en la vivienda. Con una escalera subimos a dos niños e igual cantidad de mayores a un segundo piso y los pusimos a salvo.

“Nadie en Imías había visto nada igual. Ni vivido tan amarga y desesperante experiencia. El río se metió en lugares insospechados, impensables; las montañas se desmembraron con aluviones que sepultaban viviendas o considerables partes de ellas. Lo inimaginado, fueron 12 horas de lucha continua contra el vendaval; ni la lluvia, el viento o las inundaciones pudieron detenernos, salvamos muchas vidas y eso premia tanta guerra”.

Al amainar el tiempo entraron en la recuperación, sin descanso, junto al pueblo en la limpieza, desobstaculización, salvando todo lo salvable, incomunicados por tierra, pero con ímpetus bravíos, incentivados por la llegada del Presidente del Consejo de Defensa Provincial, quien había arribado desde Baracoa en la noche, tras 13 horas de andar salvando obstáculos, ríos crecidos, sin importar los intensos aguaceros, para compartir la suerte de los imienses en esas horas de angustia y desesperación.

2 Instante del ascenso anisleyEl Ministro de las FAR colocó en sus hombros de mujer bravía las charreteras con los grados de coronel.Otra sorpresa esperaba a la teniente coronel: la visita del General de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, quien en reconocimiento a su trayectoria militar y las acciones de salvamento desafiando el cataclismo provocado por el huracán Oscar colocó en sus hombros de mujer bravía las charreteras con los grados de coronel.

“Indudablemente fue un momento muy feliz, sobre todo, por producirse el ascenso en mi municipio, teniendo como escenario el Consejo de Defensa Municipal, frente a mis compañeros, muchos de los cuales son mis reservistas, mis milicianos, gente de mi pueblo.

“En ese ascenso están reconocidos mis oficiales, mis subordinados, quienes me secundan y siguieron en las horas difíciles del meteoro; en Imías hay muchos coroneles y coronelas, y estos grados constituyen un compromiso más con la Revolución y con este pueblo del que uniformados formamos parte”.

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