El Huracán Óscar es pasado, los estragos que hizo en las escuelas baracoenses no pudieron detener el reinicio del curso, ni el empuje resiliente de las brigadas de constructores del MICONS, EPCONS, y otras para lograrlo, fuerzas que el pueblo reconoce por su constancia para trocar lo malo en bueno, por ser “reparadores de sueños”.
-¿Cuándo empiezan las clases? Preguntaban por estos días los niños, llenos de entusiasmo y aún estaban húmedas las calles de la Primada por las lluvias que acompañaban a la perturbación.
María Zunilda Guilarte Del Rosario, directora de Educación en el municipio, quien estuvo al tanto de las 117 escuelas afectadas durante el paso del Meteoro, asegura que aunque no se han podido recuperar todas para la reanudación de las clases, el ciento por ciento de ellas dio inicio este lunes tal cual estaba previsto.
Como alternativa a las escuelas que aun no están terminadas casas de familias de la comunidad, de maestros, instituciones no educativas, locales de VPC, y otros, abrieron sus puertas y se alistaron como aulas sustitutas.
El mes de noviembre comenzó y un jardín rojiblanco de parvulitos, nos trae a la imaginación otra vez el inicio del curso escolar. Nadie quedó en casa, porque a la convocatoria martiana de que “un pueblo es más culto cuanto mejor educados tenga a sus hijos” todos dijeron presentes.
Ahora Juancito estará más listo, y Elenita llevará la saya corta exhibiendo las piernas de correr a clases. El busto del patio se alegrará por las flores que tanto extrañó en estos días de ausencias justificadas, y el horario de receso reirá con disimulo cuando vea pasar la algarabía.
Los maestros comprendieron una vez más que su vida no tiene sentido sin los estudiantes, razón por la que aún en contingencia ciclónica, se estuvieron preparando, leyendo las últimas publicaciones, para tener en su portafolio la asignatura bien contada, el conocimiento alerta, la suerte de Makarenko.
Todo está otra vez listo, las aulas también sienten lo suyo, están frescas y limpias y los libros reguardados de la humedad con mucho celo, abren sus hojas a la fiesta del saber.
El esfuerzo, en dosis exacta nos mira desde el alma del maestro, desde el corazón de los estudiantes y no debe alejarse mucho, por si las moscas, por si el matutino no estuviera listo para emocionar la ausencia, y mostrar a los que regresan, que la escuela no es un sitio que pueda detener un huracán, es un salvamento donde confiar el sendero más importante de sus vidas.