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Viviendas de tipología 3 se erigen para los damnificados.

En un rincón de la zona conocida como Aeropuerto, en Imías, el joven Marlon Castro refleja la dualidad del dolor y la esperanza. Su hogar, en Yacabo Abajo, fue arrasado por el desbordamiento del río Pozanco durante las intensas lluvias del 21 de octubre. A pesar de haber perdido todos sus bienes, asegura que, con esfuerzo y apoyo, él y su familia podrán reconstruir sus vidas.

 

Desde una de las carpas familiares donadas al municipio por el Programa Mundial de Alimentos y levantadas en el denominado Aeropuerto, para los derrumbes totales en viviendas, rememora la madrugada del 21 de octubre, cuando las intensas lluvias desbordaron el hasta entonces pasivo río Pozanco, y embravecieron los arroyos que bajan desde las montañas.

 

“Vivíamos pegaditos a la loma en Yacabo Abajo, nunca el río había llegado a la casa ni mucho menos hubo un deslizamiento de tierra, fue algo que nos sorprendió a todos. El agua subió hasta el nivel del caballete, salimos mi esposa y mis tres hijas para la casa de un vecino, en alto. Allí pasamos aquella amarga experiencia.

 

“Apenas amaneció fui para la casa, cuando llegué y vi lo mío allí, bajo los escombros… fue muy duro, todo estaba tapado por la tierra: televisor, armario, ropas, lavadora… nos habíamos quedado sin nada”, dice mientras pasa sus manos por el rostro, como para olvidar aquel fatídico día.

recuperacio viviendas imias 2En el área del Aeropuerto se construyen 30 casas para las familias con derrumbes totales en sus viviendas.

“Representantes del Gobierno y el Partido fueron a la comunidad, y se nos facilitó esta carpita, hasta que se pueda construir otra vivienda, de esas que empiezan a levantarse allá”, señala mirando hacia donde se construyen tres casas recién techadas.

 

Han pasado más de 15 días desde que Marlon y su familia se trasladaron al nuevo asentamiento. Él fue de los primeros en llegar y se muestra comprensivo ante la situación: “Debemos tener calma porque son muchos los damnificados”.

 

Cuenta de su colaboración con los albañiles que construyen las nuevas casas, y de las donaciones de tres colchones personales para las niñas, un set de cocina, ropas, agua y alimentos.

 

“Es muy triste perderlo todo, así de un tirón… estas condiciones son difíciles, tengo dos de mis hijas en Guantánamo, y nos quedamos con la más pequeña hasta que esto mejore un poco”, detalla.

 

Justo frente a su carpa, Dionis Reyes Guilarte y su esposa Damaris también intentan adaptarse a la nueva realidad. Hace solo unos días que se incorporaron, y aún están atónitos por la pérdida de su hogar.

 

“Nuestra casa estaba cerca de la loma de El Rincón, y como no era de placa nos fuimos a pasar el ciclón para la vivienda de mi hija, aquí en la comunidad Jesús Lores. Las fuertes lluvias derrumbaron la loma y tapó la casita, con todo adentro. Cuando yo fui, no lo podía creer, ni tenía valor para contárselo a mi esposa”, recuerda.

 

“Soy jubilado por enfermedad, del sector de Comercio, y mi señora es ama de casa, imagínese perder los bienes personales, es muy duro.

 

“Estamos agradecidos por toda la ayuda que se nos está dando, alimentos, ropa, colchones, pero extrañamos nuestra casita, que aunque era de madera estaba bien bonita, teníamos refrigerador, televisor…, pero bueno, estamos vivos, que es lo importante, y con la esperanza de volver a tener un hogar”, dice y mira con ternura a su esposa.

Desde una de las carpas familiares, Dionis y su esposa aguardan por el nuevo hogar.

Manos a la obra

 

El reloj marca las 12:05 del mediodía y el sonido de las herramientas resuena en el aire. En la explanada del Aeropuerto, un grupo de obreros se afana en construir las nuevas viviendas, esfuerzo que busca devolver la esperanza a quienes perdieron sus hogares durante el devastador huracán Oscar.

 

Entre los colectivos se encuentran brigadas provenientes de los municipios de Niceto Pérez y Caimanera, que aportan fuerza de trabajo para impulsar la edificación de viviendas para las familias que, a pocos kilómetros de allí, aún habitan en casas de campaña.

 

Antonio Sánchez Rodríguez, jefe de la Empresa de Materiales de la Construcción de Guantánamo (Epmalco) en Imías, explica que tienen un plan de 15 viviendas de tipología 3: mitad de bloque o de ladrillo, y el resto de madera.

 

“Ya se han replanteado cuatro viviendas, para las cuales hasta ahora tenemos solamente los techos. La indisponibilidad de madera y cemento, principalmente, dificulta el avance de la obra”, explica.

 

“El país está en difícil situación económica, tenemos contingencia energética, y bajos niveles de combustible, cuestiones que inciden, por ejemplo, en que el aserrío del municipio apenas ha podido trabajar.

 

“No obstante, se labora con insumos que llegan desde otros territorios, aunque no sea al ritmo con que se quisiera. Para no detener la obra, se planifica techar las primeras 15, y según vayan llegando los recursos, entablarlas, poner los bloques, o ladrillos, y el piso”.

 

Otra de las fuerzas encargadas de urbanizar el área del Aeropuerto es de la Empresa Constructora de Imías, pero irregularidades con el suministro de madera y otros materiales, han retrasado el progreso.

recuperacio viviendas imias 4Casas de campaña donadas por el Programa Mundial de Alimentos como solución provisional mientras se terminan las viviendas.

Alexi Castro Nápoles, jefe técnico productivo, detalla que ya tienen levantadas las tres primeras viviendas, con su techo, y se entablan las paredes que llevan madera, en tanto llegue el cemento para poner los bloques o ladrillos.

 

“Hemos contado con la colaboración de los propios damnificados; no solo ayudan en las labores constructivas, sino que también nos traen café, refrescos y otras meriendas. Insisten en compartir lo poco que tienen”, destaca Castro Nápoles, resaltando la solidaridad, aún en medio de la adversidad.

 

“Contamos en el territorio con 2 mil ladrillos y facturamos otros 5 mil en la provincia para seguir trabajando y lograr avanzar en la obra, que totalizará 30 viviendas contratadas en esta etapa inicial”.

 

Tanto Castro Nápoles como Sánchez Rodríguez coinciden en reconocer el esfuerzo constante de los obreros, quienes trabajan incansablemente para avanzar en la construcción a medida que los materiales van llegando, porque en Imías, aseguran, cada ladrillo colocado y cada techo levantado son pasos hacia la recuperación y la esperanza.