Después de varias pruebas, incluida la del aislamiento eléctrico, no ha podido determinarse el origen de la avería, asegura Ferrer Soublet, en primer plano.
A “la Checa”, como le dicen cariñosamente los eléctricos a la subestación Guantánamo 1, construida en aquel país de la Europa central, y que da servicio a 36 mil 165 clientes de la ciudad de Guantánamo, desde hace días no se le entra fácil, en muchos sentidos.
Horas antes, una retroexcavadora tuvo que nivelar el terreno para permitir el paso hasta su ubicación, en las inmediaciones de la Universidad de Ciencias Médicas y todavía, ha sido imposible “llegarle” al problema que, recientemente, provocó sendos disparos de sus sistemas de protección.
El primero, precisan especialistas, sacó a La Checa del sistema a las 3 y 50 de la tarde del 28 de noviembre, hasta las 9 y 58 pm, cuando se reincorporó. El segundo, un día después, ocurrió justo a la 1:03 pm, y todavía no se soluciona.
El problema
“Ante el primer disparo, precisa el ingeniero Ernesto García Infante, director técnico en funciones de la Empresa Eléctrica en ese momento, “se declara una situación excepcional y se activan los protocolos, que incluye el envío de brigadas de protección y subestación para revisar el problema”.
Se determinó, en primer lugar, que la avería era en el transformador trifásico, donde había gases que activaron la señal de alarma y la desconexión de la subestación de 25 mil kVa y, por supuesto, de los seis circuitos que alimenta.
“Luego, se trabajó para eliminar los gases; y mientras, para minimizar la afectación del servicio a la población, la brigada de línea no creyó en la lluvia e inició el reacomodo de los circuitos en subestaciones de emergencia, y en la Guantánamo 2, conocida como La Rusa, nombrada también así por la procedencia de su tecnología”, explica.
Esa misma noche, la Unión Eléctrica aprueba la reincorporación de La Checa, y los técnicos cruzan los dedos; pero les dura poco: “En menos de 24 horas, vuelve a salir del sistema”, tercia Alexis Alba Londres, especialista principal en subestaciones del Centro de Operaciones Eléctricas en Guantánamo.
Mantener el aceite en óptimas condiciones es, ahora mismo, la misión del veterano Osmel Guibert.
Comienza todo de nuevo. Se declara la situación excepcional, que además de los trabajos operacionales, implica la movilización inmediata de los especialistas y técnicos en áreas claves, los sistemas de apoyo desde dentro y la Unión Eléctrica, la logística para garantizar los procesos, y el flujo de la información oficial, sobre todo para el canal de Telegram de la empresa y las operadoras del 18888.
Las llamadas de la población, en esos casos, superan todas las capacidades. No son solo los cortes de electricidad no programados. En las miles de casas que se alimentaban de La Checa, y ahora reciben la energía eléctrica de otras subestaciones, el servicio llega, se va, vuelve a llegar, vuelve a irse…
Entre la luz y la oscuridad, la gente corre a quitar los equipos. Se escuchan -esta reportera lo vivió- imprecaciones, alguien que grita cuando se va, cuando viene; y más de uno que, a viva voz y a nadie en particular, advierte que las casas no son árboles de navidad, aunque sea la temporada; y que dejen tranquilo el “catao” que se van a “romper los equipos”.
Las primeras horas son las peores; y los primeros días, sobre todo en los horarios de máxima demanda de la noche, cuando la iluminación coincide con la llegada de las familias a casa, los tiempos de cocción de los alimentos, el baño, la vida… Esas horas en las que no valen las explicaciones.
Pero las explicaciones existen. Alba Londres responde a la inquietud colectiva, me traduce la jerga técnica para entender por qué parece que alguien “juega” con los interruptores eléctricos de los circuitos afectados, que incluyen el norte de la ciudad, desde Paseo hasta los límites con municipio El Salvador, centro oeste, centro, y carretera de Niceto Pérez hasta la terminal, Los Coquitos de Jaibo….
“El despacho de carga tiene diseñado los esquemas para reordenar las cargas en las subestaciones de emergencia ante estos casos, pero ese diseño se realizó en momentos en los que el consumo era inferior, y por tanto es necesario realizar modificaciones sobre la marcha”, detalla.
“Por eso, con los días, se han ido balanceando mejor los circuitos y los cortes frecuentes disminuyen considerablemente. Claro, todavía ocurren en algunos momentos, sobre todo, en los horarios de mayor coincidencia del consumo”.
¿Es dañino para los equipos tales vaivenes? ¿Cuál es la recomendación cuando ocurren, por cualquier motivo?, indago.
“La petición siempre será el ahorro, y evitar encender todos los equipos en el mismo momento -aunque sea difícil en estos tiempos de apagones. Si hay inestabilidad, por otra parte, la recomendación es desconectarlos de la electricidad hasta que se estabilice el servicio”, advierte el especialista.
"La Unión Eléctrica le ha dado una gran prioridad a la situación de Guantánamo y se han dispuesto todos los recursos necesarios para solucionar la avería en el menor tiempo", asegura Alba Londres.
Hablar el mismo idioma…
Es, a los pies de La Checa, donde están las preguntas más urgentes, y las respuestas más ansiadas. Y allí insisten, en unas y otras, técnicos, ingenieros, especialistas desde la avería -que ocurre casi en el mismo tiempo que la del año anterior, que mantuvo a la subestación fuera de servicio de octubre a diciembre.
“En los primeros días, con asistencia de especialistas de Santiago de Cuba y Holguín, se realizaron pruebas con el equipamiento disponible: resistencia de contacto, resistencia óhmica, prueba de aislamiento, rigidez dieléctrica. Solo la última dio alteraciones en el aceite, pero es una consecuencia y lo que buscamos son las causas”, resume Nestor Diógenes Ferrer Soublet, jefe de brigada de subestaciones, con casi cuarenta años de experiencia en la rama.
“Se buscó en Holguín, abunda, un equipo que hubiera podido detectar el problema exacto, “pero estaba defectuoso y no fue posible hacer determinaciones. Así que, lo que sea, lo determinaremos cuando se desarme todo”.
Esa, de hecho, es la orientación definitiva en esta fase. “Vamos a comenzar el desarme esta semana. Lo que encontremos, nos dirá el próximo paso. Si es soluble, se arreglará; y si no, entonces deberá traerse uno nuevo, como pasó el año pasado. Igual, nos puede sorprender el año nuevo”, aclara Alba Londres.
Se dice sencillo, pero es un proceso complejo y largo, en ambos casos. El desarme, requiere el apoyo de todos los brazos posibles, grúas y un trabajo minucioso que, cuando se quite la campana que cubre el núcleo del transformador, implica hasta precisiones meteorológicas, pues debe hacerse en un día de clima soleado, perfecto de principio a fin.
Requerirá de varias jornadas, en las que de nuevo será necesaria la asistencia de especialistas de otras provincias, y el trabajo continuo que no cree en madrugadas ni malos tiempos.
Si finalmente se decide sustituir el transformador, serán necesarias grúas de alto porte para alzar sus 43 toneladas de peso, y comenzará el proceso para instalar el nuevo. “Es poner y quitar tornillos, piezas…, pero también acondicionar el aceite, y realizar toda una batería de pruebas antes de que La Checa pueda reincorporarse al sistema de la distribución eléctrica en la provincia”, tercia a su vez Guirman Brown Deliz, ingeniero en redes y sistemas eléctricos y especialista B.
Mientras tanto, porque entre los eléctricos no hay brazos cruzados cuando hay problemas sin resolver, “nos ocupamos de darle tratamiento al aceite, en una máquina que lo limpia de impurezas, le quita la humedad, le da temperatura entre los 70 y 75 grados Celsius, lo necesario para mantener su calidad”, me dice un jubilado de la Empresa de Construcción de la Industria Eléctrica, recontratado a raíz de la avería.
Luego, sigue en lo suyo. Revisa la temperatura, y por un quicio, mira los hilos del compuesto que se purifica desde temprano y que luego, cuando esté en óptimas condiciones, deberá verterse en una bala hasta que el transformador esté listo.
“Esto da para largo, pero no hay miedo. Nosotros empezamos, y no terminamos hasta que el último cliente tenga el mejor servicio”, asegura. Pregunto por su nombre. “Osmel Guibert Fisto -responde- Guibert, con G de guapo”, la misma que no está, pero bien que debería, en el apellido de todos los trabajadores eléctricos.