En estos días que analizábamos las cifras de los accidentes en Cuba y cómo estos habían disminuido en el 2024, han sucedido varios accidentes masivos que impresionan por la cantidad de personas fallecidas, los lesionados y los impactos a los vehículos.
Sabemos que la accidentalidad vial es un fenómeno complejísimo que afecta a número alto de personas en todo el mundo cada año y que genera daños materiales, lesiones o, en los casos más graves, la irremediable pérdida de vidas humanas. Pero las reiteradas noticias sobre accidentes en Cuba en los últimos días duelen y tienen que estremecernos a los que tenemos alguna responsabilidad en este asunto. Algunos titulares pretenden generar una matriz de que culpamos a los choferes y no analizamos las causas en su complejidad. Y no es así.
Considerablemente variables pueden ser la frecuencia y gravedad de los accidentes, según una serie de factores como son el comportamiento de los conductores, el estado de la infraestructura vial, las condiciones meteorológicas y la efectividad de las leyes del tránsito y su aplicación. En 2024, respecto al año anterior, una de las cinco principales causas de accidentes, no prestar atención al control del vehículo, mantiene la primera posición, aunque disminuyeron los accidentes por esta razón y sus consecuencias en fallecidos y lesionados. Pinar del Río es, de las 15 provincias cubanas, la que mayor crecimiento en la cifra de fallecidos acumula por esta causa.
El irrespeto al derecho de vía, la segunda, registró un aumento del número de fallecidos y lesionados, a pesar de que disminuyera la cantidad de accidentes, dato que sugiere un crecimiento en la gravedad de los sucesos. Las provincias de Granma, Guantánamo, Camagüey, Ciego de Ávila, Mayabeque y Pinar del Río son las que más incidencias reportan. Suele decirse con frecuencia que en Cuba no existe la cortesía vial pero cuando las consecuencias son fatales, la educación de los conductores no puede ser opcional, especialmente cuando se trata de los profesionales.
Conducir a velocidades superiores a las permitidas, especialmente en viales con condiciones adversas, también tributa al riesgo de accidentes, siendo esa la tercera causa de la lista. En 2024, los números asociados a ella, demuestran que cada accidente ocurrido aportó al menos un lesionado, y cada siete accidentes hubo un fallecido. Las cifras son más alarmantes en Holguín, Matanzas y Camagüey.
Principales causas de accidentalidad también son, en cuarto y quinto lugares, la conducción bajo el efecto de sustancias tóxicas; y los desperfectos técnicos de los vehículos.
Normativas de pruebas de alcoholemia, han devenido en numerosas suspensiones y cancelaciones de licencias de conducción, no sin que esto impida a tiempo los incidentes y sus consecuencias. Con la realización de muchas inspecciones técnicas, detección de deficiencias y violaciones registrales, se intenta disminuir el peso de los desperfectos de los vehículos en los accidentes en la vía; aunque sabemos que ello requiere piezas de repuesto y recursos materiales que no han estado al alcance de la mayoría de los vehículos que dispone el país.
Pero, ¿y el estado de los viales? Es difícil saber con precisión el impacto de los viales en mal estado en la cantidad y gravedad de los accidentes; incluso los accidentes de más fatales consecuencias sufridos en los últimos días han sido en algunos de los viales en mejor estado. Pero obviamente el deficiente estado de muchos de nuestros viales cobra factura directamente en accidentes y en el deterioro de los vehículos.
En los últimos años el programa de conservación de viales no ha avanzado como necesitamos por causas materiales, principalmente el déficit de combustible que sufre el país; aunque también son factores determinantes la falta de fuerza especializada en labores viales, la carencia de equipos y la obsolescencia de los existentes, entre otras. Igualmente, preocupa el estado de vías periféricas, más allá de las vías de interés nacional, autopistas y carreteras centrales, que sin dudas en ellas recae el mayor peso. En general el deterioro se acumula.
Uno de los principales desafíos en el ámbito de la seguridad vial es identificar y entender las causas subyacentes de los accidentes, de parte de los que están detrás del volante y, sobre todo, de parte de las autoridades. El análisis estadístico de patrones y tendencias, permite evaluar la efectividad de las intervenciones y desarrollar estrategias basadas en evidencia para prevenir futuros incidentes.
Pero, solo la conciencia y acción en la vía así como la percepción de riesgos y consecuencias será lo que ponga rostro a esos indicadores y propiciará disminuir los caóticos siniestros.
Necesitamos una mayor participación de la ciencia generada en las universidades y los centros de investigación para enfrentar el desafío de seguir disminuyendo los accidentes en Cuba y sus consecuencias. También necesitamos una mayor educación vial, en lo que tienen que contribuir los medios de comunicación masivos, y todos los que pueden influir desde la comunicación en aras de una cultura ciudadana más robusta en relación con la seguridad vial. Y claro, un refuerzo en el control de lo establecido en materia de seguridad vial en todo el sector estatal, resulta impostergable.
En mi caso aprendí a conducir desde muy joven con la ayuda de mi padre, como en tantas otras cosas. Hoy muchos de mis desplazamientos los hago conduciendo yo mismo.
No son pocos los desafíos y las responsabilidades de los choferes en Cuba para poder ejercer su labor cada día. En nuestra página en la sección “Rostros del Transporte" hemos contado con admiración las historias de algunos y lo seguiremos haciendo.
Para acercarme a entender la complejidad de ciertos asuntos y poder contribuir mejor a la formulación de políticas públicas en nuestro sector, estuve conduciendo un taxi por algún tiempo. De esas experiencias conservo amigos que se dedican todo el tiempo y de manera profesional al arte de conducir. Hay mucha gente valiosísima entre los choferes cubanos y su contribución es parte del misterio de cómo desde el sector del transporte resistimos y confiamos en desarrollarnos.
Ahora, todos tenemos una responsabilidad común en disminuir los accidentes, y los últimos días hemos hablado mucho sobre el tema, sobre las buenas prácticas en la conducción e incluso he recibido no pocos consejos de amigos sobre qué hacer diferente. Todo ello ayuda a conformar nuestra agenda en este sentido.
Cada familia cubana que ya no es igual después de la pérdida de uno de sus miembros, eso es razón suficiente para cambiar todo lo que tenga que ser cambiado y disminuir los accidentes en Cuba. Esa es la voluntad que nos anima a todos.
Tomado del perfil de Facebook del Ministro de Transporte