En 2025, vamos a duplicar la cantidad de proyectos, afirma Díaz Rodríguez.
El 3 de febrero de 1994, el General de Ejército Raúl Castro inauguró en Limonar de Monte Ruz, municipio de El Salvador, el Centro para el Desarrollo de la Montaña (CDM), institución del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente encargada del impulso de tecnologías sostenibles para las zonas serranas.
Esa instalación dio continuación a la idea expresada, en una visita a Sabaneta, por el General de Ejército, de que en esa zona se iba a someter a prueba todo lo que se deseaba desarrollar en el Plan Turquino.
El CDM es hoy la única entidad científica certificada como centro de investigación en la provincia y son muchos los aportes que ha realizado con sus estudios al desarrollo de las montañas, sobre todo, del macizo montañoso Nipe-Sagua-Baracoa.
La institución llegó a su aniversario 31 con logros y retos, entre estos últimos, el de superar dificultades como el éxodo de personal y la falta de fluido eléctrico en sus instalaciones. Sobre estos temas, Venceremos pudo intercambiar con Amauri Díaz Rodríguez, director del CDM.
¿Cómo cerraron el 2024 y qué proyecciones se proponen para 2025?
El centro culminó el 2024 con buenos resultados, sobre todo, en los proyectos, de los cuales hay que mencionar el Curmix -que está cerca de tener marca-, y es un producto elaborado a partir de la cúrcuma y otros elementos, que funciona como suplemento dietético con efecto antioxidante.
Los otros proyectos de ese año fueron de continuación, pero en 2025 vamos a duplicar la cantidad. Aspiramos a lograr el número de estudios más alto de los últimos años, la gran mayoría son parte de programas nacionales y sectoriales, y tienen una visión más amplia.
¿La falta de energía eléctrica en el centro no será un lastre?
Entre las adversidades que tenemos, la falta de electricidad es la que más nos ha golpeado. Una descarga eléctrica provocó hace siete meses un corte, que provocó la quema de los transformadores, y por la situación económica del país no se le ha podido reponer.
Solucionar ese problema se encuentra pendiente y no sabemos si en el momento en el que se resuelva, los equipos estarán funcionales. La institución está formada principalmente por laboratorios de microbiología, física, de química, de biotecnología y de ecología, departamentos que tienen un nivel muy fuerte en equipamiento y desde entonces no se pueden utilizar.
¿Cómo “se maneja” la formación de nuevos científicos que releven a los que ya están peinando canas?
Ese es otro reto, se están jubilando muchos trabajadores y estamos desarrollando vías para enamorar a personal joven, que se sumen antes de que la mayoría de nosotros nos retiremos y, de esa forma, poder transmitirles nuestro conocimiento y experiencias de 31 años de investigaciones a las nuevas generaciones.
Hemos participado en ferias de trabajo, nos hemos acercado a las universidades para atraer a los estudiantes y no solo en Guantánamo, sino en otros territorios también.
La tarea es difícil, muchos jóvenes que hemos contactado no desean incorporarse al trabajo o dejan de asistir, sin explicación previa, pero lo que no se debe es dejar de insistir, porque sin los jóvenes no se podrá mantener la institución.
Ante este panorama, solo queda adaptarnos. En 2024, aún sin corriente nos adaptamos, buscamos alternativas y fue uno de nuestros mejores años.