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Buena parte de las hortalizas consumidas en los municipios de San Antonio del Sur, Imías y Guantánamo provienen del huerto semiprotegido de Macambo, un área agrícola siempre verde, con producción intensiva y prácticamente perenne todo el año.

Ese centro de producción hortícola, perteneciente a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Agricultura Urbana San Antonio del Sur, casi fue borrado del mapa por las inundaciones y los vientos del huracán Oscar, que azotó al municipio entre el 20 y el 21 de octubre último, como también a los territorios de Baracoa, Maisí e Imías.

La furia del ciclón desapareció el techo, doblegó los tubos de sostén y destruyó los canteros, causando grave estrago al suelo por la correntía de las aguas. Las pérdidas incluyeron las siembras que tenían: lechuga, acelga, perejil, rábano, remolacha y ajo porro.

Dinámica recuperación

Para su resarcimiento fue necesario trasladar desde Guantánamo 40 toneladas de humus de lombriz y materia orgánica, instalar parte del techo (hasta donde lo permitió la disponibilidad de la malla) y rehacer los canteros, que suman 110 en media hectárea, relata Guillermo Gudes Gamboa, director de la UEB.

Iraelia y Guillermo intercambian sobre la estrategia de siembra.

“Se trabajó duro, de sol a sol, con amor y sentido de pertenencia, lo que posibilitó recuperarnos en unas semanas y extraer las primeras producciones a finales de diciembre”, rememora Iraelia Rodríguez Romero, jefa y única mujer del semiprotegido.

“Las ferias de fin de año en San Antonio del Sur y Guantánamo contaron con lechuga nuestra”, puntualiza la abnegada campesina.

Explica Guillermo que la recuperación, además de dinámica, ha sido muy productiva y ejemplifica al respecto: “Las ventas de enero nos generaron ingresos de 250 000 pesos, y las de febrero de 180 000, con el protagonismo de la lechuga y la acelga.

“Y en nosotros no cabe aquello de tener buenos ingresos sustentados en precios abusivos. Nada de eso. Están respaldados por el volumen de cosecha. Probablemente nadie venda como nosotros los mazos de lechuga o acelga, de hasta dos libras, por solo 15 pesos. En las ferias de Guantánamo otros productores venden esos renglones de 30 pesos en adelante”, comenta el director de la UEB.

El ingreso como estímulo donde menos llueve en Cuba

Tenemos una “guerra” para que no haya un cantero vacío sin sembrarse en 48 horas, afirma Orlis, cuyos ingresos en febrero fueron de 28 000 pesos.

Las altas ventas han permitido elevar sustantivamente el ingreso de los trabajadores hasta 19 000 pesos al mes como promedio, con algunos como Orlis Barrera Lores que por sus resultados de febrero obtuvo 28 000.

Reconocido como el trabajador más productivo del huerto Orlis dice sentirse contento, al igual que su familia, por la retribución monetaria a sus resultados, tras los cuales hay una elevada dosis de esfuerzo.

Y claro que la hay, pues esta comunidad de nombre aborigen y gente humilde, ubicada a nueve kilómetros al Este del poblado de San Antonio del Sur, es el sitio donde menos llueve en Cuba y uno donde mayor es la incidencia solar y la evapotranspiración, factores que exigen un mayor esfuerzo laboral.

De acuerdo con un estudio del Instituto de Recursos Hidráulicos en el territorio, publicado en el periódico Granma, el primero de agosto de 2006, en Macambo los registros de precipitaciones solo alcanzaban 366 milímetros de promedio anual.

La investigación, presentada por Eugenio Martínez, especialista del Grupo de Servicios Hidrológicos, evaluó las últimas cuatro décadas y media y reportó como registro extremo en Macambo 97.2 milímetros, en 1967. Los otros tres acumulados más bajos fueron de 120,5 (1976); 121,2 (1969) y 174,8 (2004). En varias zonas del territorio nacional esa cantidad de lluvia es superada frecuentemente con un aguacero intenso.

La intensidad solar en ese predio ha motivado que la dirección del colectivo trace su estrategia de horario laboral, priorizando las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. Con frecuencia es posible ver a los trabajadores “prendidos” en sus canteros desde las 6 de la mañana.

Esa exigencia climática también requirió trazar una estrategia para el riego, garantizado mediante un pozo excavado por los trabajadores, entre quienes distingue Orlis como uno de los fundadores del huerto, mérito que comparte con José Antonio Moreira Díaz.

Ambos coinciden en que el factor principal en los buenos resultados productivos del semiprotegido está en la entrega de sus siete trabajadores, si bien existen otros muy importantes, como el conocimiento de Guillermo Gudes sobre agricultura urbana, la producción de semillas en el propio centro, y la práctica del escarde.

Esa actividad, de la que tanto nos hablaron y en la que tanta fe depositan trabajadores y directivos, consiste en arrancar los cardos y otras hierbas nocivas en los sembradíos.

1 Semiprotegido de Macambo foto 1Sanas y deliciosas lechugas.

Además de quitar la hierba que media entre los canteros, nosotros, con un implemento metálico, removemos la tierra para que el suelo y las plantas se oxigenen mejor y rindan más, explican Orlis y José Antonio, quienes aseguran que esa maña les permite reducir el tiempo de cosecha de los cultivos; en el caso de la lechuga, en unos 10 días.

Eficiencia con precios módicos

Los estragos de Oscar cuando estaba en pleno desarrollo la campaña de siembras de frío, si bien fueron dramáticos, no impidieron el resurgimiento precoz y pujante del huerto. De tal manera que de un plan mensual de 10.8 toneladas promedia entre 14 y 15, con rendimientos que superan los 1.26 kilogramos por metro cuadrado, según Iraelia.

Otras cifras también corroboran el desempeño del colectivo: En febrero rebasó su plan de producción en un 27 por ciento y por cada peso de ingreso apenas gastó 25 centavos. Reiteramos que esos resultados los obtuvieron vendiendo sus cosechas a precio módico a sus dos destinatarios básicos: el consumo social, en lugar prioritario; y la población.

“Tres veces a la semana aquí viene un coche a cargar con destino a la casa de abuelos, el hospital, la escuela especial… y el círculo infantil del municipio. Hace unos días contratamos con Educación en Guantánamo abastecer con nuestras producciones al círculo infantil Nené Travieza, en el suroeste de esa ciudad”, cuenta con satisfacción el director de la UEB.

Guillermo asegura que constituyen retos de la Unidad Empresarial de Base (la integran otras tres unidades: una finca de cultivos varios, la de semillas ubicada en Valle de Caujerí, y el semiprotegido próximo a la cabecera municipal, en el camino hacia la playa Sabanalamar) emular con la eficiencia del semiprotegido de Macambo y rescatar el último de esos centros, destruido por Oscar.

Otro desafío está en garantizar una buena campaña de siembras de primavera, en la que deben priorizar hortalizas resistentes a las altas temperaturas, como remolacha, perejil, col china…habichuela. Aún con las exigencias climáticas de esa etapa, el colectivo no renuncia a producir hortalizas de hojas, interés que pudiese fortalecerse si logra tapar con malla la parte del huerto que aún no la tiene, tras ser destruida por Oscar.

Mirarse en el espejo del huerto de Macambo, en la abnegación y resultado de sus trabajadores es el reto que planta este colectivo para sus similares en la provincia, los organopónicos y otros componentes de la Agricultura Urbana.