20250212 092427El proyecto deviene herramienta poderosa para seguir adelante a pesar de las adversidades. De las alianzas siempre se pueden sacar buenas experiencias y resultados, sobre todo, cuando se trabaja con amor, unidad y por el bien común; así pasa en Baracoa con el Proyecto Educación, protagonismo infantil, inclusión educativa y de género para la reducción de los multirriesgos de desastres y resiliencia ante el cambio climático, desde las escuelas a las comunidades.

Impulsado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el proyecto cuenta con el apoyo de Educación, cuyas instituciones desde 2019 unen sus manos en Baracoa para llegar con acciones, implementos e intercambios a 21 escuelas, donde opera el cambio en favor de la resiliencia y prevención de peligros ante la ocurrencia de diferentes desastres.

“Inicialmente el proyecto solo tenía presencia en seis escuelas, pero fue creciendo en alcance hasta la actual cifra. En cada centro trabajamos en diferentes aristas, siempre con los niños, niñas, maestros, familia y comunidad como protagonistas”, afirma la MSc. Enoida Castillo Hernández, asesora de la actividad científica y la superación en la Dirección municipal de Educación en Baracoa, quien atiende el proyecto en ese territorio costero y montañoso.

Durante una exposición de acciones del proyecto, encontramos a Castillo Hernández de visita en la Escuela primaria Héctor Pavón García, de Barigüita, que forma parte de una estructura zonal conformada por las tres escuelas de Barigua, Barigüita y Yumurí.

“Son escuelas que están en el litoral y pueden ser afectadas directamente por los efectos del cambio climático, tanto por la fuerza del viento e intensas lluvias durante tormenta, como por un posible tsunami. Por lo anterior, trabajamos desde el principio en varias tareas e insertamos a los estudiantes en círculos de interés, donde aprenden de los saberes y la dinámica del proyecto, y luego inciden en las comunidades con las familias y vecinos.

“Desarrollamos recientemente un gran evento de círculos de interés, donde los niños expusieron sus experiencias, cómo se han preparado en cada una de las temáticas.  Fue motivador e involucró a las familias y comunidades.

“Tratamos de que los niños se vuelvan resilientes mediante el aprendizaje de conceptos básicos y buenas prácticas para enfrentar las consecuencias del cambio climático, ya sea, por ejemplo, en esta misma escuela de Barigüita, por la crecida del río cercano o los estragos que pueda hacer el mar y la caída de árboles y postes eléctricos”, explica la asesora, graduada de Ingeniería Forestal y con más de 35 años dedicados a la labor educacional, los primeros 25 de ellos en la Enseñanza Técnica y Profesional.  

¿Qué otras actividades desarrollan como parte del proyecto?

Independientemente de los círculos de interés que tenemos, desarrollamos charlas, conferencias en las comunidades, preparamos a los maestros, a las bibliotecarias y al personal de apoyo. Nos unimos con la Defensa Civil en Baracoa, con los Bomberos y con la Cruz Roja, para que sus especialistas se inserten con conferencias dirigidas no solo a las escuelas, sino a la comunidad en general.

También tenemos la incidencia del Parque Nacional Alejandro de Humboldt y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, que han estado directamente asesorándonos y ayudándonos en la preparación de los temas e impartiendo algunos de conjunto con nosotros, con fuerza en todo lo que implica la Tarea Vida (Plan del Estado para el enfrentamiento al cambio climático). 

¿Considera que este proyecto ha puesto a los infantes y sus familias en mejores condiciones para enfrentar el cambio climático? 

El proyecto ha tenido un gran impacto en la medida en que hemos incidido con las comunidades y con las familias. En octubre de 2024 sufrimos los embates del huracán Oscar y noté que respecto al huracán Matthew en 2016, las familias ahora tomaron las medidas oportunas para que los daños materiales fueran menos y preservar la vida.

Vitales son las reuniones de educación familiar, donde se intercambia sobre diferentes temas y se realizan charlas con los padres para que puedan tomar las medidas necesarias ante los efectos del cambio climático. 

Hemos recibido algunos materiales didácticos y oportunos, entre ellos, el Juego Mi Comunidad, que es como un rompecabezas, el cual los niños arman para ilustrar los riesgos de su comunidad y de la escuela.  También han podido dibujar, a través de concursos, el mapa de riesgo de su plantel escolar, donde señalan las vulnerabilidades ocasionadas por los cambios y afectaciones del cambio climático en su centro de estudio.

¿De qué forma el proyecto impacta personalmente en usted?

El proyecto en primera instancia me ha exigido una superación integral para poder insertarme en la preparación de directivos, docentes y bibliotecarios.

En lo personal me ha permitido ser más resiliente, que hoy es lo que queremos.  Muestra de ello lo tengo con los sucesos del huracán Oscar, al afectar parte del techo de mi vivienda en La Reforma -barrio de la ciudad de Baracoa-, pero estaba protegida, porque la vida es lo más importante. Me correspondió la evacuación en una escuela cerca de mi casa y ya había preparado las condiciones para tener le menor cantidad de daños materiales. Ya logré la recuperación total del techo.

Hoy sigo aquí, más fuerte, con mayor deseo de trabajar, con más impulso para mostrarle a las personas que sí podemos seguir haciendo buenas acciones y preparando mejor a la población, para que cada día los impactos sean menores y sean también más resilientes, sean capaces de soportar, sobrevivir y seguir apostando por una Cuba mejor.

Pasos a seguir

Falta mucho por hacer. Entre las actividades que tenemos previstas en lo inmediato, se encuentra continuar con otras temáticas de preparación a los directivos y docentes, para que lleven por la vía curricular saberes para ser resilientes desde las Ciencias Naturales y la Educación Cívica.

En lo personal, buena parte de mis sueños desde el proyecto es seguir ayudando a que nuestros niños, niñas y comunidades sean más resilientes.  Espero que el proyecto siga creciendo y que las nuevas generaciones se sigan preparando mejor para enfrentar las amenazas del cambio climático.

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