El pasado 30 de abril, los ascensores del Hospital General Docente Dr. Agostinho Neto comenzaron a presentar fallas intermitentes que comprometían su funcionamiento estable. La situación se agravó durante la primera semana de mayo, al paralizarse estos por completo.
Gustavo Pérez Rencol, subdirector administrativo del centro hospitalario, explicó que los problemas técnicos se concentraron en el mal estado de los conectores eléctricos y las tarjetas de control, componentes fundamentales para su funcionamiento, la antigüedad de la tecnología y la falta de disponibilidad de repuestos en el mercado nacional, que complicaron inicialmente las labores de reparación.
La restauración de al menos dos ascensores ya es posible gracias a la gestión de las autoridades provinciales, que aseguraron la llegada de piezas de repuesto desde La Habana y la coordinaron de la intervención de una brigada técnica especializada proveniente de Santiago de Cuba. Con esta acción, se restablece el transporte vertical en la principal institución asistencial de la provincia.
El lunes 19 de mayo llegaron a Guantánamo tanto las piezas como la brigada especializada proveniente de Santiago de Cuba, compuesta por dos técnicos con experiencia en este tipo de equipos. Los trabajos de reparación se extendieron durante tres días consecutivos, período en el cual se realizó el cambio completo de los componentes averiados y se ejecutaron las pruebas de funcionamiento correspondientes.
La intervención técnica incluyó, además, un proceso de capacitación dirigido al personal de mantenimiento del hospital, enfocado en el manejo de situaciones frecuentes como las interrupciones del suministro eléctrico y los procedimientos para el reinicio manual de los equipos. Esta formación resulta fundamental, considerando la inestabilidad del servicio eléctrico y su impacto directo en el funcionamiento de los ascensores.

DSC 2167 foto 1Impacto en los servicios hospitalarios
“La paralización de los ascensores afectó significativamente varios departamentos del hospital, particularmente el servicio de alimentación, quienes tuvieron que trasladar manualmente los alimentos y utensilios a través de las escaleras tanto para el suministro a las plantas superiores como para el retorno de la vajilla utilizada. Esta situación generó una carga adicional de trabajo para el personal y prolongó los tiempos de distribución de las comidas”, según Pérez Rencol.
Refirió el directivo que: “el transporte de pacientes constituyó otro desafío importante, porque durante el período de avería se implementó un protocolo alternativo que requirió el uso intensivo de camillas para el traslado entre los diferentes pisos del edificio. Esta medida permitió mantener la continuidad de los servicios de ingreso y egreso, así como el funcionamiento de los departamentos ubicados en plantas superiores.
“Los casos más complejos incluyeron el traslado de pacientes fallecidos desde el quinto piso hasta la planta baja, operación que requirió la colaboración de personal especializado y representó una situación particularmente difícil para el equipo médico y los familiares.”
Para minimizar las molestias a los usuarios, la dirección del hospital implementó medidas organizativas internas, como el traslado del equipo de ultrasonido desde el primer piso al segundo nivel, reduciendo así la necesidad de que los pacientes se desplazaran por las escaleras para acceder a este servicio diagnóstico. Adicionalmente, se reorganizaron los espacios de observación en el segundo piso para facilitar el flujo de pacientes hacia los servicios de emergencia.

Medidas preventivas y perspectivas futuras

Con el objetivo de preservar la vida útil de los dos ascensores actualmente en funcionamiento, la administración hospitalaria estableció un protocolo de uso restringido que prioriza el transporte de pacientes, medicamentos y servicios de alimentación. Esta medida busca reducir el desgaste de los equipos mientras se materializan los planes de adquisición de nuevos ascensores.
Según las informaciones proporcionadas por la dirección del hospital, existe el compromiso a nivel nacional de adquirir dos ascensores nuevos para el Agostinho Neto durante el presente año. Esta inversión forma parte de un programa más amplio de modernización de la infraestructura hospitalaria que ha incluido previamente la instalación de una planta de oxígeno medicinal en 2022, equipamiento que mejoró significativamente la autonomía del centro en el suministro de este gas vital para los tratamientos médicos.

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