Fernández Castellanos reconoce el valor del trabajo en equipo como herramienta necesaria para lograr encauzar cualquier tarea.
Yairi Fernández Castellanos es la nueva secretaria de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), en Guantánamo. Licenciada en Derecho, especialista en Derecho civil y de familia, ha cumplido varias responsabilidades que la han conducido hasta este nuevo puesto, desde el que también, asegura, deberá superarse personal y profesionalmente.
Profesora en la Universidad de Guantánamo, abogada de Bufetes Colectivos, para atender asuntos civiles y de familia, supervisora provincial para los procesos del Consejo Electoral, activista en su núcleo del Partido, secretaria de una sección sindical… esa es Yairi para muchos, pero, cuando preguntas por ella, en la comunidad de Villa Toa, donde reside, todos responden ¿cuál Yairi? ¿La de la Federación?
Sin embargo, su vínculo con las tareas de la organización femenina no responde al hecho de haber sido nombrada, hace apenas un mes, secretaria provincial de la FMC, sino al protagonismo que muestra en la comunidad, desde el 2012, como líder de la federación y defensora de los derechos y deberes de las mujeres.
“A mi esposo le entregaron una vivienda en Villa Toa, y al mudarnos me integré sin problemas a las organizaciones del barrio. Yo vivía en el 1 Oeste entre 3 y 4 Sur, un área con un reconocido trabajo cederista, y en mi cuadra éramos muy activos, principalmente en el CDR Infantil.
“Esa experiencia la quise llevar a mi nuevo barrio, pero, Ana Luisa Martínez, la madre de Villa Toa, como le decimos cariñosamente, me pidió que ocupase acciones del barrio vanguardia juvenil, así asumo la delegación número 8, del bloque 4”.
La nueva responsabilidad, en uno de los repartos guantanameros de mayor activis mo organizacional, la llevó a integrarse a proyectos comunitarios, talleres de valores, manualidades y, sobre todo, a incorporar a las más jóvenes a las actividades.
“La comunidad tiene una característica que la distingue, aunque es un barrio de militares, quienes la mayoría del tiempo están en sus respectivas unidades, existe un especial protagonismo de todos en las acciones del barrio, allí confl uye la familia cederista, las federadas, los estudiantes… “Todos participan en cada iniciativa que se organiza.
Recuerdo que, en una ocasión preparamos el recibimiento en la delega ción de Teresa Amarelle Boué, la secretaria general de la FMC, con exposiciones de manualidades, artesanía, platos de la co cina cubana…, la verdad nos habíamos esmerado con todo lo que hacían nuestras mujeres creadoras…, y cuando apenas faltaban unos minutos para que llegara la visita empezó un aguacero, de esos de nunca acabar.
“Muy rápido alguien brindó su casa, y allá volvimos a acondicionar el nuevo local, con la ayuda de los niños, los jóvenes, to dos, como esa gran familia que somos en Villa Toa; de hecho, así es la vida siempre aquí, nos ayudamos mutuamente, la primera que llega del trabajo está pendiente de los hijos de quienes aún no hemos llegado a casa, o los recogen en el Círculo y el Seminternado.
Yairi habla apasionada de la unidad que hay en la comunidad de Villa Toa, donde ahora, “otras jóvenes lideran la Federación”, dice con el orgullo pues participó de la for mación y acompañamiento de ese relevo.
De su experiencia como delegada al Décimo congreso de la FMC, rememora los debates sobre la equidad de género en la familia y la sociedad, la juventud como garantía de la continuidad de la FMC, y las cuestiones del orden interno de la organización para hacerla mucho más dinámica.
“Siempre he estado ligada a la Federación, aun cuando asumía otras responsabi lidades en la Universidad de Guantánamo, en el Consejo Electoral, además, como colaboradora en la Casa de Orientación a la mujer y las familias, donde quiera que esté una guantanamera, está nuestra organización”, asegura.
Sobre su superación, resalta su paso por la Universidad del Partido Ñico López en el Diplomado de Dirección, un escenario que le brindó habilidades, métodos y estilos para el trabajo como cuadro político, en el que tuvo el gran reto de dirigir un centro de evacuación cuando el huracán Rafael azotó la parte occidental del país, en noviembre del año pasado. “Debíamos atender 17 familias, entre ellas, personas en condiciones de vulnerabilidad del municipio Playa, principalmente ancianos que vivían solos y deambulantes.
Fue algo muy impactante, tenía experiencia en ese tipo de trabajo al colaborar en evacuaciones en Guantánamo, pero no es lo mismo auxiliar, que tener bajo tu responsabilidad el funcionamiento de todo un centro”, reconoce. “Sin duda, una experiencia de superación que te enseña el valor del trabajo en equipo para la toma de decisiones, en aprender a escuchar a las personas, principalmente nosotras que trabajamos con un voluntariado, pues la mayoría de nuestras dirigentes de bases son voluntarias, y es algo que siempre reconocemos, y más hoy, en este momento tan complejo que vivimos”.
Al escucharla, se descubre a la líder natural, esa que asume cada “tarea” como nueva. Dirigir la organización femenina en Guantánamo será otro reto, así como lograr el mejor resultado en la emulación nacional, sin dejar de cumplir esas otras tareas que tiene la mujer cubana: madre, esposa, amiga…, todas y cada una de ellas importantes para seguir siendo esa fuerza motriz que impulsa a la Revolución.