A nueve meses del paso del huracán Óscar, el municipio guantanamero de San Antonio del Sur muestra un rostro distinto.

portada san antonio intendenteLa reconstrucción avanza con ritmo desigual, rápido en techos, vialidad y cultivos; más lento en viviendas derrumbadas y obras hidráulicas, pero sostenido por una estrategia que combina fondos estatales, donativos y la fuerza de sus habitantes. Así lo detalla Oscar Quintero Cuevas, intendente municipal, quien asumió el cargo hace apenas tres meses y coordina un plan que abarca vivienda, infraestructuras, servicios sociales, agricultura y logística.

Una carrera de resistencia

Tras Óscar, todo ha sido una carrera de resistencia más que de velocidad. Las cicatrices que dejó el fenómeno meteorológico en este municipio guantanamero son profundas: más de 500 afectaciones en viviendas, daños estructurales en centros de salud y escuelas, interrupciones viales y agrícolas.

La dimensión del desastre habla por sí sola: 513 viviendas afectadas, de las cuales 87 fueron derrumbes totales y 141 parciales. Las cifras, aunque duras, se van transformando.

Según Quintero, “ya se recuperaron los 41 techos perdidos totalmente y se avanza los 161 parciales”. No obstante, el problema de fondo sigue siendo el de los derrumbes. Las 87 familias que lo perdieron todo siguen en facilidades temporales o casas de familiares, esperando los recursos materiales necesarios para levantar un nuevo hogar.

Las autoridades locales han diseñado dos áreas de desarrollo urbanístico para construir viviendas: una en Buena Vista Arriba, al borde de la carretera central, y otra en la salida hacia Macambo. Ambas ya están aprobadas, con toda la documentación en regla.

“El proyecto era hacer casas de prefabricado, pero como no hay, se está valorando hacerlas combinadas, con ladrillo y madera, que también luzcan bellas y sean resistentes”, comenta el intendente, en referencia a las normativas urbanísticas de la zona.

Mientras las viviendas esperan recursos, otras instalaciones públicas han avanzado. De las 37 entidades estatales dañadas, solo queda pendiente la escuela primaria en la comunidad de Mariana. Esta se está construyendo con una combinación de mampostería y madera, con cubierta ligera de zinc, y estará lista para el inicio del curso escolar en septiembre, con capacidad para más de 70 niños.

En materia vial, los efectos del huracán también fueron severos: 58 kilómetros de caminos rurales quedaron afectados, sobre todo en las zonas montañosas. Hoy varios tramos hacia el Valle de Caujerí fueron rehabilitados.

“Independientemente del huracán, esos caminos ya estaban mal. Era un reclamo histórico de la población. Gracias a la recuperación, los productos del campo pueden llegar a los mercados y ferias con mayor facilidad -señala Quintero- aún restan por intervenir vías en El Jobito, Viento Frío… cuyo arreglo está contratado con la Unidad Constructora Militar, por tratarse de vías de interés estratégico”.

Otro rostro de la reanimación

Es en el sector agrícola donde San Antonio ha mostrado su verdadero músculo. Aunque se perdieron 673 hectáreas de cultivos, incluyendo 248 de tomate, los campesinos lograron resembrar a tiempo y entregar mil toneladas del fruto a la industria procesadora local.

“No cumplimos el plan, que era de mil 600 toneladas, pero sí evitamos que se paralizara la fábrica. Esa es una victoria para nosotros”, valora el intendente. Los campos de yuca, boniato, plátano y calabaza también fueron reactivados, y hoy, cada sábado salen 14 camiones de viandas hacia Guantánamo, abasteciendo ferias y placitas en la capital provincial.

Sin embargo, detrás de esa hazaña agrícola, hay una preocupación que el intendente no oculta: el sistema de riego del Valle de San Antonio colapsó tras el huracán.

Más de 11 mil personas se ven afectadas, directa o indirectamente, por esta situación. “Si logramos restaurar ese sistema, vamos a duplicar la producción, abastecer San Antonio, Guantánamo y hasta otros municipios. Tenemos tierra fértil, campesinos dispuestos y demanda: solo falta el agua”, insiste Quintero, quien ha expuesto el tema ante cada autoridad provincial que visita el territorio.

Ayudas que van y vienen

Otro elemento clave en la recuperación ha sido la coordinación en la distribución de donativos. San Antonio ha recibido ayuda de organismos como UNICEF y de delegaciones internacionales, que han enviado colchones, tanques, ropa y artículos de primera necesidad.

“Tenemos un sistema organizado, con listados, entregas verificadas y transparencia. Incluso algunos donantes han venido después a comprobar, casa por casa, que su ayuda llegó”, comenta con orgullo.

Más allá de los datos, las palabras del intendente dejan entrever el compromiso con una comunidad que ha enfrentado no solo el embate de un ciclón, sino también la lentitud con la que a veces llegan los recursos.

“Yo antes atendía solo la economía y la inversión. Ahora, como intendente, siento el peso completo de la recuperación. Pero también veo cómo la gente se levanta, cómo hay confianza”, expresa Quintero.

En los próximos meses, los ojos estarán puestos en las viviendas pendientes, la terminación de los caminos rurales y la reactivación del sistema hidráulico. Cada avance es vital, pero también cada retraso duele.

La historia reciente de San Antonio del Sur es prueba de que el país más resiliente es el que no abandona a sus comunidades rurales, aun cuando la ayuda tarde. Y mientras tanto, como resume el intendente, “seguimos trabajando, porque aquí no se para. San Antonio no se rinde”, concluye.

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