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Del uniforme1Nayare Mozo Cobas, Lis Annaida Prevost Ybet y Arisniuvis Zabala Lara acaban de concluir su Servicio Militar Voluntario Femenino y la semana que viene comenzarán sus estudios universitarios en Periodismo. Conversamos con dos de ellas sobre cómo la disciplina y las experiencias vividas en las Fuerzas Armadas Revolucionarias las transformaron y las prepararon para los desafíos de la comunicación y de la vida luego de más de un año en vinculadas a esta.

Acaban de culminar una etapa intensa. Si miran atrás, a las jóvenes que eran antes de entrar al Servicio Militar, ¿qué cambios notan en ustedes mismas?

“El cambio es total. Entramos siendo un poco desorganizadas, inmaduras, y salimos sintiéndonos diferentes, más reforzadas y, sobre todo, con un alto sentido de la responsabilidad. El servicio te obliga a madurar, a ser organizada. Es un crecimiento que se siente por dentro".

Hablan de madurez y responsabilidad. ¿Recuerdan alguna experiencia concreta que las haya transformado, que les hiciera decir "aquí crecí"?

Nayare: “Sin duda, la cobertura del huracán Oscar en San Antonio del Sur. Fue una experiencia inolvidable. Recuerdo que fui casi sin permiso, me atreví y me dejaron ir. Había mucho temor en el ambiente, pero a la vez había mucho valor, todo el mundo quería seguir adelante y ayudar. Esa vivencia, junto a la participación en las actividades de la juventud o la preparación de las nuevas féminas que ingresaban, nos demostró de lo que éramos capaces".

Ustedes estudiarán Periodismo. A primera vista, el mundo militar y el de la comunicación parecen muy distintos. ¿De qué manera creen que esta preparación les aportará herramientas para su futura profesión?

Arisniuvis: "Aporta muchísimo. Para empezar, el atrevimiento. Un periodista a veces enfrenta circunstancias peligrosas y de alto riesgo para cumplir con su deber. Sin una preparación como esta, sería más complicado. El servicio militar nos facilita esa parte, nos da temple. También mejora la comunicación; en mi caso, que no era una persona muy abierta, me ha ayudado a relacionarme mejor con los demás.

"Y algo fundamental: la disciplina. Un periodista debe ser disciplinado. Si citas a una fuente a una hora, tienes que estar a esa hora. En el servicio nos enseñan que cuando se dice una hora, es a esa hora, ni un minuto antes ni un segundo después. Aprendimos a establecer un orden de prioridades, a hacer una lista de tareas y cumplirlas. Eso es clave para la agenda editorial de cualquier medio".

Una parte fundamental tanto de la vida militar como del periodismo son las relaciones humanas. ¿Qué aprendieron sobre lidiar con la gente?

Nayare "Aprendimos a convivir con personas de diferentes características y a lidiar con cada una de ellas. Te enseña a ser más humano. Un periodista tiene que tratar con todo tipo de gente, entender sus características individuales y, como se dice, meterse en los zapatos de cada cual para poder escribir su historia. Nos dimos cuenta de que los miembros de las Fuerzas Armadas somos seres sociales, parte de la sociedad, con las mismas necesidades y problemas que cualquiera", coinciden las dos.

Muchos jóvenes, e incluso sus padres, sienten temor o recelo ante el Servicio Militar. Ustedes acaban de vivirlo. ¿Qué les dirían a ellos?

Annaida: "Que no hay que tenerle miedo. Muchos piensan que la gente de las Fuerzas Armadas son personas que no sienten, que no padecen, y no es así. Simplemente, el uniforme y el deber te obligan a ser responsable y a mantener una postura seria en el momento que corresponde. Es verdad que hay situaciones que dan miedo, momentos en que la Patria te necesita en lugares complicados, pero el servicio te obliga a estar ahí y te enseña a que no puedes ponerle miedo a nada".

Y ahora, ¿cuáles son los planes? ¿Cómo se ven en el futuro inmediato?

"Lo primero es matricular en la Universidad y empezar el curso con todo. Estamos ansiosas por comenzar las prácticas como futuras periodistas y aplicar todo lo que hemos aprendido. Esta experiencia nos ha dado una base muy sólida para lo que venga", coinciden las tres

Decididas y entusiastas, estás muchachas llenas de sueños y esperanzas se sienten más que preparadas para continuar con esta nueva etapa de su vida que está por comenzar. Para ellas la recién concluida experiencia las cambió por completo, brindándole las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos venideros.