Camacho junto a Fidel foto Grnama1Julio Camacho Aguilera (con gafas y uniformado), camina junto a Fidel como parte de la delegación al XV Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

El joven estudiante Fidel Castro Ruz conoció a mediados de los años cuarenta, al también alumno de la carrera de derecho de la Universidad de La Habana Carlos Olivares Sánchez. Ambos compartían el mismo ideal político en las luchas estudiantiles del alto centro de estudios y posteriormente como militantes del Partido Ortodoxo.

Olivares recuerda: “Cuando yo estudiaba en la Universidad de la Habana defendía dos ideales políticos: el pensamiento de José Martí y la política ciudadana que había seguido Eduardo Chibás, líder del Partido Ortodoxo. Pronto en las luchas estudiantiles y en las filas ortodoxas, comencé a admirar a Fidel Castro, joven, oriental como yo, que se destacó por su inteligencia y valentía, frente al gobierno de Grau, y después contra el dictador Batista, el general criminal y corrupto hasta la medula, protegido por Washington.

“Coincidimos con Fidel en los debates estudiantiles en las aulas y en las manifestaciones públicas, donde ya se apreciaba su ejemplo personal y su talento político y liderazgo. Fidel encarnó el pensamiento martiano y como nadie en América interiorizó el socialismo, sin dogmas”.

Olivares, integró en 1958 la dirección del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Guantánamo y fue designado por Fidel, en 1962, embajador de Cuba en la Unión Soviética, responsabilidad que desempeñó en los días luminosos y tristes de la Crisis de octubre.

Otro estudiante universitario guantanamero que se relacionó con Fidel en la capital, es Antonio Guevara Fournier, militante del Directorio Revolucionario y subordinado de José Antonio Hechavarría. Antonio, con su hermano Jesús “Nando”, fundaron el directorio en Guantánamo.

Unos años antes, en 1947, Fidel había participado en Cayo Confites, junto a un numeroso contingente integrado por dominicanos y cubanos, en los preparativos de la expedición que pretendía desembarcar en República Dominicana para liberar al hermano país de la dictadura de Trujillo.

En este cayo del norte de Camagüey, un grupo de orientales intercambiaron palabras con Fidel, entre ellos, Manolo Pérez Sanz, quien, refiriéndose a Fidel señaló: “En Cayo Confites, Fidel, aquel joven de porte atlético, mirada penetrante y pensamiento profundo conversó con Agustín Núñez y Víctor Mainardis (dominicanos establecidos en Guantánamo) y con un grupo de jóvenes de Santiago y del Alto Oriente. Nos cautivó por su pensamiento claro, valentía, era una personalidad ardiente”.

En 1957, Julio Camacho Aguilera, jefe de acción y sabotaje del M-R-26-7 en Guantánamo, cuadro prestigioso del Alto Oriente comenzó a relacionarse directamente con Fidel. Ese año, con la aprobación del Comandante en Jefe del Ejército Rebelde, Frank País lo designo al frente del M-R-26-7 en Las Villas y cabeza del levantamiento armado de Cienfuegos.

En el verano de 1958, Camacho y su esposa Georgina Leyva, “Gina”, se entrevistaron con Fidel en la Sierra Maestra, ocasión donde además de ofrecerle una detallada explicación de la situación política militar de La Habana, lo impusieron del fuerte movimiento revolucionario que existía en Guantánamo. Sobre “Gina” escribiría Fidel: “Gina es una mujer valiente y consagrada”.

Como resultado de este encuentro el jefe guerrillero designó a Camacho Aguilera, jefe de las conspiraciones militares en el ejército de la dictadura y posteriormente jefe del frente guerrillero de Camagüey. En 1959 lo nombró Ministro de Transporte, y años después integraría el Buró Político y por decisión de Fidel ocuparía las responsabilidades de Embajador de Cuba en la Unión Soviética.

Tres años antes, en 1957 en los momentos en que Fidel organizaba en México la expedición del Granma, mandó a buscar al Dr. Regino Boti León, destacado economista, elaborando ambos el Programa Económico del M-R-26-7.

Fidel conoció posterior a 1959 que un grupo de jóvenes de la tierra del Guaso, bajo el mando de Miguel Bertrán, pretendieron, el 26 de julio de 1953, en apoyo a los moncadistas que encabezaba, alzarse en la Sierra de Canasta con el propósito de apoyar a los integrantes de la generación del centenario que atacaron la segunda fortaleza militar del régimen batistiano.

Fuentes:

Entrevistas a Carlos Olivares Sánchez y Manolo Pérez Sanz. Historia de una gesta libertadora de Georgina Leyva Pagán.

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