Brayan es el presidente del Colectivo de Pioneros de su escuelaBrayan de Jesús Navarro Peña camina por los pasillos de su Escuela Especial 14 de Junio, esa que siente como su hogar. A sus 11 años, ya es un líder, un pionero que contagia con carisma y energía a todos a su alrededor.
Sus manos hablan más que cualquier palabra, porque ha aprendido a vivir con el silencio, pero nunca ha dejado que lo limite. Al contrario, lo ha convertido en su fuerza.
Brayan padece de sordera profunda, una condición que comparte con su madre, su padre y su hermana. Pero, aunque la comunicación verbal no fue una opción para él, nunca dejó de encontrar formas de expresarse.
Desde pequeño, su mundo estuvo lleno de gestos, sonrisas y las señales que su familia compartía en su casa. "Al principio, mi mamá pensó que yo era oyente, pero luego se dio cuenta de que no lo era", cuenta Brayan, moviendo las manos con rapidez, un ritmo que sigue con su voz la joven maestra Lianet González Batista, intérprete de Lenguas de Señas.
Continúa: “Mi familia se preocupaba mucho porque yo no aprendía el lenguaje de señas que mi mamá, quien también es sorda, quería enseñarme y eso los hacía sentir inseguros, pero poco a poco, todo cambió”.
La transformación ocurrió cuando Brayan llegó a la Escuela Especial 14 de Junio. Allí, rodeado de niños como él, comenzó a aprender la lengua de señas, y con ella, a liberar su voz interior.
"Cuando entré a la escuela, todo fue diferente. Me encantó porque vi a otros niños sordos, y de repente todo tenía sentido. Aprendí rápido, y lo más bonito fue que, aunque no podía hablar, pude empezar a cantar lo que me enseñaban porque captaba todo ", recuerda con risa alegre.
La lengua de señas, que antes parecía muy difícil, se convirtió en una ventana a un mundo lleno de posibilidades. Y no solo a un mundo de conocimiento, sino también a un mundo de amigos, de risas y de aventuras compartidas. "Desde que entré a la escuela me sentía como en casa", dice mientras se acomoda en un sofá.
"En la escuela me siento bien, ellos son como mi familia. Es un lugar donde todos nos entendemos y nos ayudamos. Y yo soy el presidente del Colectivo de Pioneros. Es un honor representar a mis amigos".
A veces, cuando Brayan habla de sus logros, su sonrisa crece aún más, como si estuviera contagiando a todos con su felicidad. Es un niño que no solo disfruta del aprendizaje, sino que también se emociona al poder ayudar a los demás.
El aula, para él, es mucho más que un espacio de enseñanza, es un lugar de conexión. "Lo más bonito de la escuela es que puedo aprender y también puedo compartir con los demás lo que sé. Me gusta ver cómo otros niños también se alegran de aprender algo nuevo", dice, mientras sus manos se mueven rápidamente, creando formas en el aire.
Cumpliendo una invitación del pequeño, Miguel Díaz-Canel, Presidente de la República, inauguró en la Escuela Especial 14 de Junio, un salón de rehabilitación auditiva.Pero si algo ha marcado profundamente su vida fue la Asamblea Nacional 64 aniversario de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), realizada en La Habana, donde Brayan tuvo la oportunidad de invitar al presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez a su escuela.
"Cuando llegué del Congreso y les dije a mis compañeros que había invitado al Presidente, todos se sorprendieron. ¡Y él vino! Fue increíble", dice, la emoción en sus ojos es palpable. La invitación al presidente fue un momento de orgullo, y también una oportunidad para que Brayan demostrara que su voz, aunque no se oye, tiene poder.
En esa ocasión, su intervención en el Congreso fue un reflejo de su carácter. Aunque al principio estaba nervioso, cuenta el pequeño, que comenzó a hablar con las manos tan rápido que hasta la especialista en lengua de señas que traducía para él tuvo que apurar el ritmo.
"Lo bueno es que nadie me dijo que hablara más lento", dice entre risas. "Me sentí tan feliz de estar ahí, de compartir con tantas personas, y de mostrar cuanto aprendemos en mi escuela y lo felices que somos".
Brayan es un niño con sueños grandes, como todos los de su edad; carismático, alegre y con incansable energía. Aunque aún no tiene definido que profesión quiere en el futuro, tiene claro que le gustan las matemáticas y que quiere seguir aprendiendo.
"Todavía no sé qué estudiaré, pero me gustan mucho las matemáticas. Y cuando sea grande quiero ser un líder, un referente para otros que vean en mí, que pueden lograr sus metas ", dice con determinación.
"Por ahora la secundaria es el próximo reto, pero con calma, todo se puede lograr. Lo que me gusta es estudiar y jugar fútbol. Y, por supuesto, estar en la escuela", añade, sonriendo con su típica frescura.
Pero más allá de las matemáticas o los sueños de futuro, lo que realmente define a Brayan es su capacidad de hacer sentir bien a los demás. Su presencia es una fuente de energía positiva para quienes lo rodean, aseguran sus compañeros de la 14 de Junio.
En la escuela, no es solo un alumno destacado, sino también un amigo fiel, un compañero generoso y un líder nato. Y no solo con sus compañeros sordos, sino también con aquellos que a veces no entienden completamente el lenguaje de señas, pero que se sienten inspirados por su entusiasmo.
Brayan, junto a su mamá y su hermana.La relación con su hermana Cintia, de 17 años, es otro pilar fundamental en la vida de Brayan. Juntos, han recorrido el mismo camino, aprendiendo el uno del otro, apoyándose mutuamente. Su hermana, que al igual que su madre hizo la primaria en la Escuela Especial 14 de Junio, sigue su pasión ahora por la peluquería, en el Politécnico Enma Rosa Chuy Arnau, en la especialidad de Belleza.
"Nos apoyamos mucho, nos entendemos perfectamente", dice mirando a su hermana con cariño.
Su progenitora, Yenicei Peña Andujar, ha sido otro ejemplo de superación para Brayan, asegura la abuela Herminia Escalona, quien emocionada ha seguido la conversación de la familia con el equipo de Venceremos.
“Yenicei fue independiente desde pequeña, al igual que sus hijos, en pleno período especial cursó la secundaria básica, en Boniato, Santiago de Cuba, porque antes cuando terminaban la primaria, tenían una escuela para ellos solos, no como ahora, que se incluyen en las diferentes enseñanzas.
“Cuando terminó la secundaria, regresó para Guantánamo, hizo el preuniversitario, en la facultad obrero campesina, por las noches; trabajó en la Asociación Nacional de Sordos de Cuba, en la provincia, y desde allí entró a la universidad y se licenció en Educación Especial. Ahora trabaja en la 14 de Junio, es maestra de niños sordos y responsable de impartir la lengua de señas cubana en esa institución educativa.
“Brayan mantiene es espíritu creativo de su madre, quien, en su etapa estudiantil, participó en dos ocasiones en los juegos deportivos nacionales, y por el año 2000 fue de gira a Estados Unidos como bailarina de un grupo guantanamero de folclor, integrada por sordos, y recorrieron estados como Miami, Kentucky y La Florida”, comenta con orgullo, mientras el pequeño lo afirma alzando su pulgar.
Brayan no necesita palabras para expresar todo lo que siente. Y nadie mejor que él, lo resume: “la verdadera fuerza no está en lo que podemos oír, sino en lo que somos capaces de transmitir con amor, carisma y una sonrisa”.