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javier capdevilaEl científico guantanamero Javier Pérez Capdevila es reconocido por sus aportes en matemática borrosa. Fotos: Tomadas de Internet

 “Si la realidad es imprecisa no la puedo tratar con modelos precisos”, fue su primera afirmación, como si de antemano hubiese calculado que el porqué de la matemática borrosa sería la pregunta inicial en la entrevista.

“A veces los científicos aplican modelos exactos para evaluar procesos de la realidad, pero esta es más rica que la teoría y se quedan fuera variables o elementos que influyen en ella. De manera que los resultados no se corresponden con lo que realmente pasa. A veces se adecua la realidad a los esquemas, cuando debe ser al contrario”.

Quizás habita en esta afirmación la razón que lo condujo por el camino de los conjuntos borrosos. Quizás fue solo la vida, afirma, “que lo ha obligado a investigar en esferas tan diversas como medio ambiente, migraciones, salud, gestión del conocimiento, control de procesos industriales o la propia matemática aplicada”.

Lo cierto es que Javier Pérez Capdevila es uno de esos pocos capaces de crear reglas, sintetizar saberes empíricamente aprehendidos y teorizarlos, modelar esquemas para el control de procesos, evaluar fenómenos complejos y estrechar márgenes de incertidumbre en el conocimiento. Profesor Titular, Doctor en Ciencias dedicado a resolver problemas, hacer aportes y no repetirse, como suele suceder en la producción teórica de los últimos tiempos.

Allegro: presentación obligada

Enciclopedias y bases de datos en Internet coinciden en la siguiente caracterización: “Insigne científico cubano. Profesor catedrático especializado en Matemática Aplicada”.

Mucho camino ha recorrido para tener una presentación así. Primero, en 1985, mereció todos los reconocimientos que se otorgaron en su graduación como Licenciado en Educación, en el entonces Instituto Superior Pedagógico Raúl Gómez García.

Luego ha tenido una vida laboral de más de 30 años como profesor universitario, directivo, especialista para el control de la actividad de Ciencia y Tecnología del CITMA, matemático en la Unidad de análisis y tendencias en Salud, Consultor Asociado a la Empresa Nacional de Gestión del Conocimiento y la Tecnología (GECYT) y participante en más de diez eventos científicos internacionales.

Una trayectoria sin dudas loable, mas prefiero llamarle sencillamente Profesor.

Anteponer títulos hace demasiado largo el enunciado, y no hace falta repetirlos cuando ya los avalan lauros como el Premio de la Academia de Ciencias de Cuba, Premio Especial del Ministro de Educación, Profesor Honorario de la Fundación Comfenalco de Colombia, o sencillamente el primer guantanamero en recibir la Orden “Carlos J. Finlay”, máximo reconocimiento del Consejo de Estado por méritos extraordinarios y aportes al desarrollo de las ciencias naturales y sociales en el país.

Revistas de primer nivel publican sus artículos. En varios escenarios del mundo Pérez Capdevila ha dado conferencias. Universidades y organizaciones de diferentes países movilizan hoy gestiones de gobierno más eficaces mediante la aplicación de sus resultados de investigación.

Hasta donde él conoce, en Guantánamo solo lo hacen el CITMA y la Facultad de Cultura Física de la Universidad, esta última en lo relativo a mapas de competencias laborales y la medición de la eficiencia en el trabajo.

En una provincia ineficiente en su producción agrícola e industrial, caracterizada por los bajos ingresos monetarios de su población, marcada por las migraciones hacia las ciudades y trastocada por fenómenos naturales que provocan pérdidas económicas; portadora de valores naturales, patrimonio cultural y recursos sin explotar; se desconocen los aportes de uno de sus más destacados científicos; que no ostenta La Fama, y no ha querido nunca vivir en otra ciudad.

Minueto: algunos aportes teórico-prácticos.

En julio de 2011, la Revista colombiana Ciencias Estratégicas, de Medellín, publicó el artículo “Una herramienta para construir mapas de competencias”, escrito por Javier Pérez Capdevila.

No sería esta la única publicación científica que reconociera el aporte de dicha investigación al llamado Management empresarial, pues se trata de una propuesta para medir actitudes y aptitudes que deben tener los profesionales, y su capacidad para realizar adecuadamente una tarea.

“En el tema de las competencias laborales existen muchas definiciones –explica el profesor- pero en realidad no son lo suficientemente completas, pues privilegian o deterioran elementos importantes para evaluar a un profesional”.

De ahí que, apoyado en herramientas metodológicas procedentes de la matemática borrosa, “elaboré un concepto preciso y cuantificable de competencias laborales y un mapa para medirlas, introduje una clasificación de las personas sobre la base del mismo y un método que, por primera vez, tiene en cuenta la de percepción humana para medir capacidades y tomar decisiones en la organización, determinar la relación entre competencias laborales y salarios y relacionar dichas competencias con variables como la productividad y calidad en el trabajo”, detalla.

“No hay que ser experto en la materia para entender que esta teoría puede contribuir a una mejor selección de los profesionales en las Empresas –añade el profesor- así como ofrecerles garantías de superación que aseguren el aumento constante de las ingresos”. Una suerte de libro de cabecera o manual al uso de directivos y personal técnico de cualquier entidad guantanamera, diría yo, en la búsqueda de la añorada eficacia que, en el contexto de actualización del modelo socioeconómico cubano, se traduce en ganancias para sus trabajadores y el Estado.

Pero no son los especialistas del patio, sino los foráneos, quienes perciben hasta hoy la importancia de este estudio, como sucede también con sus aportes teóricos en materia de coeficientes de adecuación.

“¿Por qué optamos sembrar una semilla y no otra? ¿Qué tenemos en cuenta para elegir entre dos especies muy similares? ¿Hasta qué punto me satisface un parámetro para seleccionar un producto? pregunta el profesor, con la didáctica de maestro que explica al alumno por primera vez un contenido.

Sí, parece y es complicado. Se trata de un aporte a la Teoría de la Adecuación, esfera de la matemática que se aplica también a la toma de decisiones en la que, reconoce, “introduje la definición de los sobrepesos en la adecuación, que permite otorgar valores numéricos diferentes a factores que influyen en la toma de decisiones, cada uno en correspondencia con el grado de incidencia en el proceso”.

A su texto “Una teoría de la adecuación”, se deben los conceptos de sobrepesos en la adecuación, coeficiente de desempate para coeficientes de adecuación iguales y coeficiente de desempate ajustado, que hoy se aplican en España y Colombia en esferas como la Industria alimentaria, específicamente en lo relativo a la inocuidad de los alimentos; la economía, para la selección de rubros exportables a partir del cálculo de posibles ganancias en mercados competitivos, así como proyectos de protección medioambiental y repoblación.

Por otra parte, en el campo de Matemática aplicada para evaluar económicamente los efectos y el control de las especies exótica invasoras, Javier Pérez elaboró los conceptos de beneficio individual, beneficio colectivo, análisis coste-beneficio a priori y a posteriori (antes y después), así como un método para llevar a cabo esos análisis.

De igual modo, en el área de las ciencias económicas, construyó un método borroso para el análisis DAFO –también denominadas FODA o SWOT- que modifica las matrices tradicionales de este método de evaluación de influencias, a partir de la evaluación de influencias indirectas y de diferenciación entre los diversos niveles que se miden.

“Este modelo –precisa- supera las limitaciones de los métodos anteriores, logrando diagnósticos empresariales más precisos para la planeación estratégica. Es el más completo implementado hasta el momento.”

javier capdevila intercambioEn abril de 2014, durante la semana de investigación en Ciencias Sociales de la Universidad Libre de Colombia, sede de Cartagena, donde dirigió talleres de capacitación a los asistentes. Fotos: Tomadas de Internet

Rondeau final, a propósito de las ciencias

Salgo de la casa del profesor Javier Pérez Capdevila con la mente llena de ideas, más de las que pueden ser escritas en unas cuantas líneas. Imposible captar en su totalidad la riqueza de esta conversación.

Me pregunto por qué no se aplican resultados científicos probados, elaborados por un científico cubano, guantanamero, cuyos aportes de investigación pueden optimizar el funcionamiento de las industrias, la producción agrícola y la gestión empresarial en el territorio.

Cuestiono la gestión gubernamental en la aplicación de las ciencias para el desarrollo de la provincia, y las respuestas que encuentrodejan dudas. ¿Será desconocimiento, falta de capacidad o “ingenuidad” a conveniencia?

Hago cálculos aproximados, para nada borrosos, que insinúan cuánto puede ahorrar la provincia si aprovecha su potencial científico-investigativo en función del perfeccionamiento empresarial.

Debe ser que el profesor Capdevila tiene razón en dos cuestiones. Primera: “el número de profesionales titulados, másteres y doctores en ciencias no se comporta directamente proporcional a la solución práctica de problemas en los diferentes sectores de la sociedad”. Segunda: “se percibe cierto divorcio entre la toma de decisiones y los resultados de las ciencias”.

No hay en Cuba una Ley de Ciencia y Tecnología. Toca al CITMA asesorar, orientar, gestionar las investigaciones, toca a la Universidad seguir implementando una política certera de formación y superación profesional, cuyas investigaciones tributen al funcionamiento de la sociedad.

La aplicación de los resultados científicos, por otra parte, demanda de recursos gestionados por el Consejo de la Administración a los diferentes niveles, e implica la participación social, la de los ciudadanos, en las transformaciones hechas, en definitiva, para su propio desarrollo comunitario.

El profesor Capdevila trabaja ahora en nuevas formulaciones. Tal vez pronto habrá respuestas a cómo repoblar las montañas guantanameras, en lugar de evaluar una y otra vez los archiconocidos motivos por los cuales migran sus habitantes.

Pero especular no es científico –ni periodístico- y por tanto se prescinde de hacer previsiones o perspectivas. El futuro es matemática difusa, la matemática que impone, poco a poco y cada día, la realidad…